En efecto, partiendo de la creación del universo, la razón humana puede llegar a descubrir, a través de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad. De ahí que no tengan disculpa,
Todo el mundo quería tocar a Jesús, porque de él salía una fuerza que los curaba a todos.
A Dios, que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,
Y el Hijo, que es reflejo resplandeciente de la gloria de Dios e imagen perfecta de su ser, sostiene el universo valiéndose de su palabra poderosa, y, después de habernos purificado del pecado, comparte en las alturas, junto al trono de Dios, su poder soberano.
Gracias, porque tu ira ha hecho añicos el furor de las naciones y porque ha sonado al fin la hora del juicio, la hora de premiar a tus siervos los profetas, a los santos y a cuantos, humildes y poderosos, veneran tu nombre ; la hora de exterminar a los contaminadores de la tierra.
Porque no es un espíritu de cobardía el que Dios nos otorga, sino de fortaleza, amor y dominio de nosotros mismos.
y qué formidable la potencia que despliega en favor de nosotros los creyentes, esgrimiendo la eficacia de su fuerza poderosa.
Es el poder que Dios desplegó en Cristo al resucitarle y sentarle a su lado en el cielo, en el lugar de honor,
por encima de todo principado, potestad, autoridad y dominio, y por encima de cualquier otro título que se precie de tal, no sólo en este mundo presente, sino también en el futuro.
No me avergüenzo de anunciar este mensaje, que es fuerza salvadora de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.
Jesús los miró y les dijo: - Para los hombres es imposible,pero para Dios todo es posible.
Quiero conocer a Cristo, experimentar el poder de su resurrección, compartir sus padecimientos y morir su misma muerte.
Por el bautismo habéis sido sepultados con Cristo; con él habéis resucitado también al creer en el poder de Dios, que le resucitó triunfante de la muerte.
Es en Cristo hecho hombre en quien habita la plenitud de la divinidad,
y en él, que es cabeza de todo principado y de toda potestad, habéis alcanzado vuestra plenitud.
El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz es, ciertamente, un absurdo para los que van por sendas de perdición; más para nosotros, los que estamos en camino de salvación, es poder de Dios.
Dios, fuente de esperanza, llene de alegría y paz vuestra fe. Y la acción poderosa del Espíritu Santo os colme de esperanza.
Todo lo ha creado Dios sustentándolo en él: todo lo que exista en el cielo y en la tierra, lo visible y lo invisible, sean tronos, dominaciones, principados o potestades, todo lo ha creado Dios por Cristo y para Cristo.
Cristo existía antes que hubiera cosa alguna, y todo tiene en él su consistencia.
Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que os capacitará para que deis testimonio de mí en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.
Que no en vano lo que en Dios parece absurdo, aventaja, con mucho, al saber de los hombres, y lo que en Dios parece débil, es más fuerte que la fuerza de los hombres.
En cuanto a vosotros, hijos míos, pertenecéis a Dios y habéis vencido a esos pretendidos profetas, pues el que está con vosotros es más fuerte que el que está con el mundo.
¿Qué añadir a todo esto? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién podrá estar contra nosotros?
La fuente de todo bien está en Dios, que os ha llamado a compartir con Cristo su gloria eterna. Y Dios mismo, después de estos padecimientos que son al fin tan breves, os restablecerá, os confirmará, os fortalecerá y os colocará sobre una base inconmovible.
Esta es la razón por la que rogamos sin cesar por vosotros para que seáis dignos del llamamiento con que os ha distinguido nuestro Dios; para que él lleve a término, con eficacia y plenitud, tanto vuestros buenos propósitos como la obra de vuestra fe.
De este modo, nuestro Señor Jesús será glorificado entre vosotros, y vosotros en él, conforme a la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.
Ha derribado a principados y potestades y los ha convertido en público espectáculo, llevándolos cautivos en su cortejo triunfal.
Puede, por tanto, salvar de forma definitiva a quienes por medio de él se acercan a Dios; no en vano vive siempre intercediendo por ellos.