Que bueno es saber que a pesar de los golpes que nos puede dar la vida, tenemos y contamos con el poder de Dios en nuestras vidas. Los hijos de Dios nunca estamos solos ante ninguna circunstancia, Dios está presente siempre, el Señor va delante de ti peleando tus batallas y llenándote de su poder para que obtengas la victoria en esa situación que estás atravesando. En (2 Corintios 12:9-10) Dios te dice que te bastes en su gracia porque su poder se perfecciona en tu debilidad, es hermoso saber que en medio de eso que vives, tus problemas, tu debilidad, Dios está allí perfeccionando su poder en tu vida. Dios nos reviste de su poder (Lucas 24:49) Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto. Contamos con un Dios todo poderoso, para Dios no hay nada imposible él puede hacer lo que sea, confía en él y Dios obrará en tu vida.
al llegar el día de Pentecostés continuaban todos reunidos en el mismo sitio. De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió la casa en que estaban congregados;
vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. El Espíritu Santo los inundó a todos, y en seguida se pusieron a hablar en distintos idiomas con plena soltura, según les concedía el Espíritu.
apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.
Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que os capacitará para que deis testimonio de mí en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.
Israelitas - continuó Pedro - escuchad esto: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios avaló ante vosotros, realizando ante vuestros propios ojos, como bien sabéis, milagros, prodigios y señales. Dios mismo os le entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano, y vosotros, valiéndoos de no creyentes, le clavasteis en una cruz y le matasteis Pero Dios le ha resucitado, librándole de las garras de la muerte. Y es que no era posible que la muerte dominase a aquél
Apenas comencé a hablarles, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como lo hizo sobre nosotros al principio.
a quien se refiere David cuando dice: Yo sé que el Señor me acompaña siempre y que está a mi derecha para impedir que caiga. Por eso se alegra mi corazón, canta gozosa mi lengua y hasta mi cuerpo vive cargado de esperanza. Porque no me abandonarás al poder del abismo ni permitirás que tu elegido se corrompa. Me has enseñado el camino que conduce a la vida y tu presencia me llenará de alegría.
Pedro les contestó: - Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo.
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: - ¿Qué debemos hacer, hermanos? Pedro les contestó: - Convertíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo, a fin de obtener el perdón de vuestros pecados. Entonces recibiréis, como don de Dios, el Espíritu Santo. Porque la promesa os corresponde a vosotros y a vuestros hijos, e incluso a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor, nuestro Dios.
El poder de Dios le ha elevado a la máxima dignidad, y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.
De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió la casa en que estaban congregados;
Con ocasión de una comida que tuvo con ellos, les ordenó: - No os marchéis de Jerusalén; esperad a que el Padre cumpla la promesa de que os hablé; porque Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos lo que nos conviene pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inexpresables.
El Espíritu Santo los inundó a todos, y en seguida se pusieron a hablar en distintos idiomas con plena soltura, según les concedía el Espíritu.
Una esperanza que no decepciona, porque al darnos el Espíritu Santo, Dios nos ha inundado de su amor el corazón.
vieron luego una especie de lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.
Mirad, yo voy a enviaros el don prometido por mi Padre. Quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis el poder que viene de Dios.
Si me amáis de verdad, obedeceréis mis mandamientos, y yo rogaré al Padre para que os envíe otro Abogado que os ayude y esté siempre con vosotros:
porque Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Los que aceptaron con agrado la invitación, se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas.
Y nosotros somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo, que Dios ha concedido a quienes le obedecen.
Pero vosotros no vivís entregados a tales apetencias, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios vive en nosotros. El que carece del Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo. Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo sufra los mortíferos efectos del pecado, el espíritu vive a causa de la fuerza salvadora de Dios . Y si el Espíritu de Dios, que resucitó a Jesús, vive en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús infundirá nueva vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.
En cambio, el Espíritu produce amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, lealtad, humildad y dominio de sí mismo. Ninguna ley existe en contra de todas estas cosas.
En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablaran inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias.
a los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí.
Haré prodigios en el cielo, y milagros en la tierra. Sangre, fuego y vapor humeante. antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Pero todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación.
Todo el mundo estaba impresionado a la vista de los numerosos prodigios y señales realizados por los apóstoles.
Por tanto, convertíos y volveos a Dios para que vuestros pecados os sean borrados. así hará venir el Señor una era de tranquilidad, y enviará de nuevo al Mesías que previamente os había destinado, es decir, a Jesús.
Y los profetas, por su parte, testifican unánimemente que todo el que crea en él alcanzará, por su medio, el perdón de los pecados. Todavía estaba Pedro exponiendo estas razones, cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían el mensaje. Los creyentes judíos que había llegado con Pedro estaban sorprendidos de que también sobre los no judíos se derramase el don del Espíritu Santo.
Apenas comencé a hablarles, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, como lo hizo sobre nosotros al principio. Recordé entonces que el Señor había dicho: 'Juan bautizaba con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.'
Durante la estancia de Apolo en Corinto, Pablo estuvo recorriendo las regiones interiores del Asia Menor. Cuando finalmente llegó a Efeso, encontró allí a un grupo de creyentes, a quienes preguntó: - ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe? - Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo - les respondieron. - Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido? - preguntó Pablo. - El de Juan - contestaron. Pablo les explicó: - Juan bautizaba como señal de conversión, e invitaba a la gente a creer en el que había de venir después de él, es decir, en Jesús. Al oír esto, se bautizaron en el nombre de Jesús, el Señor, y, cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar.
Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos lo que nos conviene pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inexpresables. Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuáles son las aspiraciones de ese Espíritu que intercede por los creyentes en plena armonía con la divina voluntad.
y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, el cual nos pone en condiciones de reconocer los dones que Dios nos ha otorgado.
Y prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones; y el Espíritu clama: ' ¡Padre! '
Y vosotros también, los que habéis oído el mensaje de la verdad y habéis acogido con fe el anuncio feliz de vuestra salvación, al ser injertados en Cristo, habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido. El Espíritu, que, mientras llega la plena liberación del pueblo de Dios, es garantía de nuestra herencia e himno de alabanza a su gloria.
Unos y otros gracias a él y unidos en un solo Espíritu, tenemos abierto el camino que conduce al Padre.
y le pido que derrame sobre vosotros los tesoros de su bondad; que su Espíritu os llene de fuerza y energía hasta lo más íntimo de vuestro ser;
No causéis tristeza al Espíritu Santo de dios, que es en vosotros como un sello que os distinguirá en el día de la liberación final.
Sé que, gracias a vuestras oraciones y a la ayuda del Espíritu de Jesucristo, todo contribuirá a mi salvación.
haciéndoles conocer la gloria y la riqueza que este plan encierra para todas las naciones. Me refiero a Cristo, que vive en vosotros y es la esperanza de la gloria.
Por eso, el que desprecia esta enseñanza, no desprecia simplemente a un hombre, sino a Dios, que es quien os da su santo Espíritu.
y de la que Dios mismo ha dado testimonio valiéndose de milagros, prodigios y toda suerte de maravillas, además de los dones del Espíritu Santo, que ha repartido según su voluntad.
El mismo Espíritu lo atestigua cuando, después de haber dicho: La alianza que concertaré con ellos cuando llegue aquel tiempo, será así - dice el Señor -: inculcaré mis leyes en su corazón y en su misma mente las escribiré, añade: No me acordaré más de sus pecados, ni tampoco de sus iniquidades.
Si guardamos sus mandamientos, permanecemos en Dios y Dios en nosotros, como nos lo hace saber el Espíritu que nos dio.
Los creyentes judíos que había llegado con Pedro estaban sorprendidos de que también sobre los no judíos se derramase el don del Espíritu Santo.
Ese mismo Espíritu se une a nuestro propio espíritu para asegurarnos que somos hijos de Dios.
Dios es, por lo demás, quien nos mantiene firmemente unidos a Cristo, tanto a mí como a vosotros; Dios nos consagró, nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros el Espíritu como prenda de salvación.
Ese es el destino que Dios nos ha asignado, y en prenda de ese futuro nos ha dado el Espíritu.
La bendición de Abraham alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones, y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu que Dios prometió.
Y por él, también vosotros os vais integrando en el edificio que se construye, hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.
A Dios, que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,
Si alguna fuerza tiene una advertencia hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en vosotros un corazón afectuoso y compasivo,
Que la paz de Cristo reine en vuestras vida; a ella os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo. Sed agradecidos.
Estamos seguros de que vivimos en Dios y Dios vive en nosotros, porque nos ha hecho partícipes de su Espíritu.
Y, dicho esto, le vieron elevarse, hasta que una nube le ocultó de su vista. Estaban aún contemplando sin pestañear cómo se alejaba en el cielo, cuando dos personajes vestidos de blanco se presentaron ante ellos y les dijeron: - Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Estad seguros de que el mismo Jesús que acaba de subir de vuestro lado al cielo, igual que le habéis visto marcharse, volverá.
Todos éstos, junto con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de éste, oraban constantemente en íntima armonía.
alababan a Dios, y toda la gente los miraba con simpatía. Por su parte, el Señor aumentaba cada día el grupo de los que estaban en camino de salvación.
Pedro entonces le dijo: - No tengo dinero, pero te daré lo que poseo: en nombre de Jesús de Nazaret, comienza a andar. Y, tomándole de la mano derecha, le hizo incorporarse. al instante se fortalecieron sus piernas y sus tobillos, se puso en pie de un salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el templo por su propio pie, saltando y alabando a Dios.
Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre que estáis viendo y que vosotros conocéis. La fe en Jesús le ha curado totalmente, como podéis comprobar.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén supieron que Samaria había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan. Llegaron éstos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo, pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor. así que Pedro y Juan iban imponiéndoles las manos, y ellos iban recibiendo el Espíritu Santo.
Todavía estaba Pedro exponiendo estas razones, cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían el mensaje.
Les oían, en efecto, hablar en idiomas desconocidos y alabar la grandeza de Dios. Pedro dijo entonces:
a quienes preguntó: - ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe? - Ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo - les respondieron.
Este es mi siervo, a quien yo he elegido; yo le amo y él es toda mi alegría. Le daré mi espíritu para que anuncie mi justicia a todo el mundo.
Id, pues, y haced discípulos entre los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir lo que yo os he encomendado. Y sabed esto: que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Y estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán lenguas nuevas; tomarán serpientes en sus manos; aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán.
Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?
El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, puesto en pie, proclamó en alta voz: - El que tenga sed, que venga a mí; el que crea en mí , que beba. La Escritura lo dice: De sus entrañas brotarán ríos de agua viva. Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él. El Espíritu, en efecto, no se había hecho presente todavía, porque Jesús aún no había sido glorificado.
Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.
Y eran constantes a la hora de escuchar la enseñanza de los apóstoles, de compartirlo todo, de celebrar la cena del Señor y de participar en la oración.
Llegaron éstos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo, pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor. así que Pedro y Juan iban imponiéndoles las manos, y ellos iban recibiendo el Espíritu Santo.
Ananías partió inmediatamente y tan pronto como entró en la casa, tocó con sus manos los ojos de Saulo y le dijo: - Hermano Saulo, Jesús el Señor, el mismo que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
De cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y le llenó de poder; de cómo Jesús pasó por todas partes haciendo el bien y curando a todos los que padecían oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
No en vano Bernabé era hombre cabal, de fe acendrada y lleno del Espíritu Santo. Y fueron muchos los que allí se unieron al Señor.
animando de paso a los creyentes y exhortándoles a permanecer firmes en la fe: 'Para entrar en el reino de Dios - les advertían - nos es necesario pasar por muchos sufrimientos. '
Y Dios, que conoce el corazón humano, ha mostrado que le son adeptos al concederles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros.
Al llegar a la frontera de Misia, tuvieron intención de entrar en Bitinia , pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
Eso sí, el Espíritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos.
Y vosotros no habéis recibido un espíritu que os convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Habéis recibido un Espíritu que nos transforma en hijos y que nos permite exclamar: '¡Padre!'
Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuáles son las aspiraciones de ese Espíritu que intercede por los creyentes en plena armonía con la divina voluntad.
eso es lo que Dios nos ha revelado por medio del Espíritu. Pues el Espíritu todo lo sondea, incluso lo más profundo del mismo ser de Dios. ¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del hombre, si no es el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: sólo el Espíritu divino las conoce; y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, el cual nos pone en condiciones de reconocer los dones que Dios nos ha otorgado.
Os digo todo esto porque quien habla un lenguaje misterioso se dirige a Dios, pero no a los hombres; impulsado por el Espíritu, habla de cosas misteriosas que nadie entiende.
Es en Cristo hecho hombre en quien habita la plenitud de la divinidad, y en él, que es cabeza de todo principado y de toda potestad, habéis alcanzado vuestra plenitud.
En efecto, los que después de haber recibido un día la luz de Dios, haber saboreado el don celestial y haber participado del Espíritu Santo;
Es cierto que a Dios jamás le vio nadie; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección. Estamos seguros de que vivimos en Dios y Dios vive en nosotros, porque nos ha hecho partícipes de su Espíritu.
De manera que Juan tuvo que declarar públicamente: - Yo os bautizo con agua, pero detrás de mí viene uno más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de desatar las correas de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis, pero detrás de mí viene uno que es más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
estos no están borrachos como vosotros suponéis; ¿no veis que son todavía las nueve de la mañana? Lo que sucede es que se está cumpliendo lo anunciado por el profeta Joel: En los últimos días, dice Dios, concederé mi Espíritu a todo mortal: vuestros hijos y vuestras hijas hablaran inspirados por mí; vuestros jóvenes tendrán revelaciones y vuestros ancianos soñarán cosas extraordinarias. a los que me sirven, tanto hombres como mujeres, otorgaré en aquellos días mi Espíritu, y hablarán inspirados por mí. Haré prodigios en el cielo, y milagros en la tierra. Sangre, fuego y vapor humeante. antes que llegue el día del Señor, grande y glorioso, el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre. Pero todo el que invoque al Señor, obtendrá la salvación.
Los apóstoles, por su parte, daban testimonio de la resurrección de Jesús el Señor con toda firmeza, y se les miraba con gran simpatía.
Pero él, lleno del Espíritu Santo y con la mirada fija en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie al lado de Dios, en el lugar de honor.
al ver Simón que cuando los apóstoles imponían las manos se impartía el Espíritu, les ofreció dinero,
Entonces el Espíritu dijo a Pedro, que seguía intrigado en la visión: - Ahí abajo hay tres hombres que te buscan.
Por el amor de Dios os lo pido, hermanos: presentaos a vosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese ha de ser vuestro auténtico culto. No os amoldéis a los criterios de este mundo. Dejaos transformar; renovad vuestro interior de tal manera, que sepáis apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es agradable, lo perfecto.
¿No sabéis, en fin, que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos. Dios ha pagado por vuestro rescate; glorificadle, pues, con vuestro cuerpo.
nos marcó con su sello e hizo habitar en nosotros el Espíritu como prenda de salvación.
Os exhorto, pues, a que viváis de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no os dejaréis arrastrar por desordenadas apetencias humanas. Porque las desordenadas apetencias humanas están en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de tales apetencias. El antagonismo es tan irreductible, que os impide hacer lo que querríais.
Por la fe vivimos convencidos de que existen los bienes que esperamos y estamos ciertos de las realidades que no vemos.
Hacia la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando alabanzas a Dios, mientras los otros presos escuchaban. Repentinamente, un violento temblor de tierra sacudió los cimientos de la prisión. Se abrieron de golpe todas las puertas y se soltaron las cadenas de los presos.
Ahora, pues, ninguna condena pesa ya sobre aquellos que están injertados en Cristo Jesús. Mediante esta unión con Cristo, la ley del Espíritu vivificador me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
El cristiano es un hombre nuevo; lo viejo ha pasado, y una nueva realidad está presente.
El le contestó: - Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia. Este es el primer mandamiento y el más importante.
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar a los pobres la buena noticia de la salvación; me ha enviado a anunciar la libertad a los presos y a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos
Y Juan prosiguió: - He visto que el Espíritu bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre él. Ni yo mismo sabía quién era, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y permanece sobre él, ése es quien ha de bautizar con Espíritu Santo.'
Dios, fuente de esperanza, llene de alegría y paz vuestra fe. Y la acción poderosa del Espíritu Santo os colme de esperanza.
En efecto, los que después de haber recibido un día la luz de Dios, haber saboreado el don celestial y haber participado del Espíritu Santo; los que después de haber gustado la dulzura del mensaje divino y los signos prodigiosos del mundo futuro, si después de todo esto todavía apostatan, es ya imposible que se pongan de nuevo en camino de conversión. Lo que hacen es crucificar otra vez en sí mismos al Hijo de Dios y exponerle a público escarnio.
Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo necesario para una vida de auténtica fe al llevarnos al conocimiento de quienes nos llamó por su propia gloria y fuerza poderosa. Fueron esta gloria y esta fuerza las que nos alcanzaron los preciosos y sublimes dones prometidos. De este modo participáis de la misma condición divina, habiendo huido de la corrupción que las pasiones han introducido en el mundo.
En cuanto a vosotros, Cristo os ha dado el Espíritu de Dios, y lo sabéis todo. Si os escribo, no es porque desconozcáis la verdad; de hecho la conocéis y sabéis que mentira y verdad se excluyen mutuamente.
y, cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo sobre ellos, y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar.
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