Toda Escritura está inspirada por Dios y es provechosa para enseñar la verdad, para rebatir el error, para reformar las costumbres, para educar en la rectitud. Con ella, el creyente estará perfectamente equipado para toda clase de obras buenas.
Pero se trata de que pongáis en practica ese mensaje y no simplemente que lo oigáis, engañándoos a vosotros mismos.
Jesús le contestó: - Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
Todo aquel que escucha mis palabras y obra en consecuencia, puede compararse a un hombre sensato que construyó su casa sobre un cimiento de roca viva.
Jesús le contestó: - Las Escrituras dicen: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra pronunciada por Dios.
El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como se hace con el sarmiento improductivo. Estos sarmientos arrancados se secan, y luego son amontonados y arrojados al fuego para que ardan.
El mensaje de Cristo llene con toda su riqueza vuestros corazones, y sed de veras maestros y consejeros los unos de los otros. Con un corazón profundamente agradecido, cantad a Dios salmos, himnos y canciones inspiradas.
Simón Pedro le respondió: - Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras son palabras que dan vida eterna.
Pero el oficial le respondió: - Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa. Pero una sola palabra tuya bastará para que mi asistente se cure.
Os advierto que, en el día del juicio, cada cual habrá de responder de toda palabra vacía que haya pronunciado. Ten en cuenta que por tus propias palabras serás juzgado y declarado inocente o culpable.
Id, pues, y haced discípulos entre los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir lo que yo os he encomendado. Y sabed esto: que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Cuando todas las cosas comenzaron, ya existía aquel que es la Palabra. Y aquel que es la Palabra vivía junto a Dios y era Dios.
Yo os aseguro que el que acepta mi palabra y cree en el que ha enviado, tiene vida eterna; no será condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
Es el espíritu el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida.
Dirigiéndose a los judíos que habían creído en él, dijo Jesús: - Si os mantenéis firmes a mi mensaje, seréis verdaderamente mis discípulos; así conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
El Padre poda todos mis sarmientos improductivos y limpia los sarmientos que dan fruto para que produzcan todavía más.
apenas terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo. así pudieron luego proclamar el mensaje de Dios con plena libertad.
El mensaje de Dios se extendía y el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén. Incluso fueron muchos los sacerdotes que abrazaron la fe.
Entre tanto, el mensaje de Dios se divulgaba y penetraba en todas las esferas sociales.
No me avergüenzo de anunciar este mensaje, que es fuerza salvadora de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.
Lo que dice la Escritura es esto: La palabra está muy cerca de ti. Está en tus labios y en tu propio corazón. Y se trata del mensaje de fe que nosotros anunciamos.
Y es sabido que todo lo que dice la Escritura se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que, uniendo nuestra constancia al consuelo que proporcionan las Escrituras, vivamos llenos de esperanza.
El mensaje de la muerte de Cristo en la cruz es, ciertamente, un absurdo para los que van por sendas de perdición; más para nosotros, los que estamos en camino de salvación, es poder de Dios.
mi predicación, mi mensaje, no se apoyaban en una elocuencia inteligente y persuasiva; era el Espíritu con su poder quien os convencía, de modo que vuestra fe no es fruto de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.
y por el que estáis en camino de salvación, si es que lo conserváis tal como yo os lo anuncié. De lo contrario, se habrá echado a perder vuestra fe.
Porque no vamos, como tantos otros, convirtiendo la palabra de Dios en un negocio. Al contrario, en la presencia de Dios y unidos a Cristo, hablamos con sinceridad lo que Dios nos inspira.
renunciamos a actuar de forma oculta y avergonzada, a proceder con astucia o a falsear el mensaje de Dios. Nuestra propia propaganda, frente al juicio que puedan hacer de nosotros todos los demás en la presencia de Dios, consiste en decir la verdad.
Y vosotros también, los que habéis oído el mensaje de la verdad y habéis acogido con fe el anuncio feliz de vuestra salvación, al ser injertados en Cristo, habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido.
Como casco, usad el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios.
Mantened con firmeza el mensaje que da vida, para orgullo mío el día en que Cristo se manifieste, pues entonces se verá que no he corrido en vano ni me he fatigado inútilmente.
Os anima a ello la esperanza de un premio celestial, cuya existencia conocéis desde que llegó a vosotros el mensaje de la verdad, la buena nueva de la salvación.
Por lo demás, tenemos sobrados motivos para dar gracias a Dios constantemente. Porque al acoger nuestro mensaje, no fue un mensaje humano el que acogisteis, sino la palabra misma de Dios, que sigue actuando en vosotros los creyentes.
Conságrate, en espera de mi llegada, a la lectura pública de las Escrituras, a la exhortación y a la enseñanza.
Esfuérzate por merecer la aprobación de Dios, como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, como un fiel pregonero del mensaje de la verdad.
y sabes que desde la cuna te han sido familiares las Escrituras santas como fuente de sabiduría y de salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
Debe estar firme y fielmente anclado en la verdadera doctrina, de modo que sea capaz de aconsejar en lo que respecta a la autenticidad de la enseñanza y, al mismo tiempo, rebatir a los contradictores.
Y el Hijo, que es reflejo resplandeciente de la gloria de Dios e imagen perfecta de su ser, sostiene el universo valiéndose de su palabra poderosa, y, después de habernos purificado del pecado, comparte en las alturas, junto al trono de Dios, su poder soberano.
los que después de haber gustado la dulzura del mensaje divino y los signos prodigiosos del mundo futuro,
Por la fe sabemos que el universo ha sido modelado por la palabra de Dios , para que no busquemos en las cosas que se ven el origen de este mundo visible.
No echéis en olvido a aquellos dirigentes vuestros que os anunciaron el mensaje de Dios. Tomad buena nota de cómo culminaron su vida y seguid el ejemplo de su fe.
El, por su libre voluntad, nos engendró mediante el mensaje de la verdad para que seamos como primeros frutos entre todas sus criaturas.
Por tanto, renunciando a todo vicio, al mal que nos cerca por doquier, acoged dócilmente el mensaje que, plantado en vosotros, es capaz de salvaros.
Así es la lengua: un miembro pequeño, pero de insospechable potencia. ¿No veis también como una chispa insignificante es capaz de incendiar un bosque inmenso? Pues bien, la lengua es fuego y encierra en sí una fuerza cósmica para el mal. Instalada en medio de nuestros miembros, puede contaminar a la persona entera, y, atizada por los poderes del infierno, es capaz de arrasar el curso entero de la existencia.
Por cuanto habéis nacido de nuevo, no de un padre mortal, sino de uno inmortal, mediante la palabra de Dios viva y permanente. Porque está escrito: todo mortal es como hierba; toda su hermosura como flor de hierba. Se agosta la hierba y cae la flor. Pero la palabra de Dios perdura para siempre. Y esta es la palabra que os ha sido anunciada como mensaje de salvación.
Como niños recién nacidos, nutríos de la leche pura del Espíritu para que con ella crezcáis en lo que respecta a la salvación,
El que habla, que comunique palabra de Dios. El que presta un servicio, hágalo consciente de que es Dios quien le da las fuerzas. Así, en todo lo que hagáis, Dios resultará glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder para siempre. Amén.
Tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la que haréis bien en atender como a lámpara que alumbra en la oscuridad hasta que despunte el día y el astro matinal amanezca en vuestros corazones. Sobre este punto, tened muy presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia, ya que ninguna profecía ha tenido su origen en la sola voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, hubo hombres que hablaron de parte de Dios.
Pero, al pretender que todo sigue igual, olvidan que antaño existieron unos cielos y una tierra, a la que Dios, con su palabra, hizo surgir del agua y consolidó en medio del agua. Aquel mundo pereció anegado por las aguas. En cuanto a los cielos y la tierra actuales, la misma palabra divina los tiene reservados para el fuego, conservándolos hasta el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
Os anuncio la Palabra de la vida que existe desde siempre. Nosotros la hemos oído y la hemos visto con nuestros propios ojos; la hemos contemplado y la hemos tocado con nuestras manos. Porque la vida que estaba junto al Padre se ha hecho visible, y la hemos visto y oído y somos testigos de ella. Ahora os la anunciamos para que juntos participemos en la unión con el Padre y con su hijo Jesucristo.
Os escribo, hijos míos, porque conocéis al Padre. Y a vosotros, los mayores, porque permanecéis en el conocimiento del que existe desde siempre . Y a vosotros, los jóvenes, porque sois valientes, habéis acogido el mensaje de Dios y habéis vencido al maligno.
Estamos seguros de que, si algo pedimos a Dios tal y como él quiere, nos atiende. Y si estamos seguros de que Dios siempre nos atiende, lo estamos también de que obtenemos lo que le pedimos.
Y Juan es testigo de que todo lo que vio tiene el aval de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.
- Mira, conozco tu conducta, y te he abierto una puerta que nadie podrá cerrar, porque, aunque eres débil, has sabido mantenerte fiel tanto a mi mensaje como a mi persona.
¡Alegraos, por tanto, cielos, y quienes en ellos tenéis vuestra morada! Temblad, en cambio, vosotros, tierra y mar, porque el diablo ha bajado hasta vosotros ebrio de furor, sabiendo que es corto el tiempo con que cuenta.
Pero hay otros que oyen el mensaje y le prestan atención.Estos son como la semilla que cayó en tierra fértil y que dio fruto al cien,al sesenta o al treinta por uno.
Los discípulos salieron en todas direcciones a anunciar el mensaje. Y el Señor mismo les ayudaba, y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas.
Judas, no el Iscariote, sino el otro, le preguntó: - Señor, ¿cuál es la razón de manifestarte sólo a nosotros y no a los que son del mundo?
Fuente de vida y de eficacia es la palabra de Dios; más cortante que espada de dos filos, y penetrante hasta el punto de dividir lo que el hombre tiene de más íntimo, de llegar hasta lo más profundo del ser humano, de poner al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones.
En todo caso, la fe se despierta por la proclamación del mensaje, y el mensaje proclamado es Cristo.
Por cuanto habéis nacido de nuevo, no de un padre mortal, sino de uno inmortal, mediante la palabra de Dios viva y permanente.
Cuando todas las cosas comenzaron, ya existía aquel que es la Palabra. Y aquel que es la Palabra vivía junto a Dios y era Dios. Junto a Dios vivía cuando todas las cosas comenzaron. Todo fue hecho por medio de él y nada se hizo sin contar con él. Cuanto fue hecho
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
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