¡Alegraos, por tanto, cielos, y quienes en ellos tenéis vuestra morada! Temblad, en cambio, vosotros, tierra y mar, porque el diablo ha bajado hasta vosotros ebrio de furor, sabiendo que es corto el tiempo con que cuenta.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio más valioso que el de Caín, con lo que Abel fue proclamado justo al dar Dios testimonio en favor de sus ofrendas. Y por su fe, aunque muerto, sigue hablando todavía.
No me avergüenzo de anunciar este mensaje, que es fuerza salvadora de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es.
Porque ante todos los hombres debes ser tu testigo de todo lo que has oído y presenciado.
Que nadie pueda hacerte de menos por ser joven. Al contrario, que tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe y tu limpio proceder te conviertan en modelo para los creyentes.
Id, pues, y haced discípulos entre los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Por eso, si creemos en el Hijo de Dios, es que hemos aceptado el testimonio de Dios. Pero quien no se fía de Dios ni presta crédito al testimonio que él ha dado en favor de su Hijo, está acusando a Dios de mentiroso.
Cuando venga el Abogado, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio en favor de mí.
Glorificad en vuestro corazón a Cristo, el Señor, estando dispuestos en todo momento a dar razón de vuestra esperanza a cualquiera que os pida explicaciones. Pero, eso sí, hacedlo con dulzura y respeto,
Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que os capacitará para que deis testimonio de mí en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta el último rincón de la tierra.
Pues así debe alumbrar vuestra luz delante de los demás, para que todos vean el bien que hacéis y alaben por ello a vuestro Padre celestial.
Así que no te avergüences de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero. Al contrario, sostenido por la fuerza de Dios, sufre conmigo por el evangelio.
Todo aquel que se declare a favor mío delante de los hombres,yo también me declararé a favor suyo delante de mi Padre celestial.
No obstante, Pablo y Bernabé permanecieron allí por algún tiempo hablando resueltamente del Señor, quien confirmaba su mensaje de bendición con las señales milagrosas y los prodigios que realizaba por medio de ellos.
Ni os convirtáis en instrumentos del mal al servicio del pecado. Presentaos, más bien, ante Dios como lo que sois: muertos que habéis vuelto a la vida, y haced de vuestros cuerpos instrumentos del bien al servicio de Dios.
Por tanto, hermanos míos muy queridos, manteneos firmes y constantes; destacad en todo momento por vuestra labor cristiana, seguros de que el Señor no dejará sin recompensa vuestros afanes.
A los que estáis al frente de las comunidades cristianas, yo, como corresponsable, testigo de la pasión de Cristo y partícipe ya de la gloria que ha de revelarse un día en plenitud, os exhorto
También por mí, para que Dios ponga en mis labios la palabra oportuna y pueda dar a conocer libre y valientemente el secreto plan de Dios encerrado en ese mensaje de salvación,
Pues bien, el testimonio que doy yo de mí mismo se añade el que da por mí el Padre que me envió.
Como no los encontraron, llevaron a rastras a Jasón y a algunos otros hermanos ante los magistrados, diciendo a gritos: - ¡Estos individuos que han revolucionado el mundo entero, también se han presentado aquí! ¡Jasón los ha hospedado en su casa!
Por lo demás, tenemos sobrados motivos para dar gracias a Dios constantemente. Porque al acoger nuestro mensaje, no fue un mensaje humano el que acogisteis, sino la palabra misma de Dios, que sigue actuando en vosotros los creyentes.
Estudiáis apasionadamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, precisamente las Escrituras dan testimonio de mí.
no de todos, sino de nosotros los que fuimos escogidos de antemano por Dios como testigos y tuvimos ocasión de comer y beber con Jesús después que resucitó triunfante de la muerte.
'Soy el Alfa y la Omega' dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que está para llegar, el dueño de todo.
Y ya ves el resultado: todas estas penalidades que soporto. Pero no me avergüenzo. Se en quien he puesto mi confianza, y estoy seguro que él me ayudará a cumplir mi cometido hasta que llegue el día del juicio.
Pues de anunciar el mensaje de salvación no puedo enorgullecerme. Eso es una necesidad que se me impone, ¡y pobre de mí si no lo anunciase!
Pues bien, a éste, que es Jesús, Dios le ha resucitado, y todos nosotros somos testigos de ello.
Pero lo que constituía para mí un timbre de gloria, lo juzgué deleznable por amor a Cristo. Más aún, sigo pensando que nada vale la pena en comparación con ese bien supremo que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él renuncié a todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Anda, levántate y ponte en pie; me he aparecido a ti para hacerte mi servidor y para que des testimonio de haberme visto y de lo que aún tengo que mostrarte.
Pero si es por ser cristiano, que no se avergüence, sino que alabe a Dios por llevar ese nombre.
Si, pues, tus labios proclaman que Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios le hizo surgir triunfante de la muerte, serás salvado. Porque se precisa la fe interior del corazón para que Dios restablezca en su amistad, y la pública proclamación de esa fe para obtener la salvación.
- Cree en Jesús, el Señor, y tú y tu familia alcanzaréis la salvación - le respondieron.
El que da fe de todo esto proclama: - Sí, estoy a punto de llegar. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
A mí, que soy el más insignificante de todos los creyentes, se me ha concedido este privilegio: anunciar a las naciones la incalculable riqueza de Cristo
Por causa mía os llevarán ante gobernadores y reyes para que deis vuestro testimonio delante de ellos y de los paganos.
Pedro y los otros apóstoles respondieron: - Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
Simón Pedro le respondió: - Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras son palabras que dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Y no es que pretenda controlar vuestra fe en plan dictador - en la fe, por lo demás, os mantenéis firmes -; lo que quiero es contribuir a vuestra alegría.
Los discípulos que tuvieron que dispersarse iban de pueblo en pueblo anunciando el mensaje.
Jesús le contestó: - Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
En todo caso, la fe se despierta por la proclamación del mensaje, y el mensaje proclamado es Cristo.
Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos de toda seducción de pecado y participemos resueltamente en la carrera que se nos brida.
Y no solamente en Macedonia y Acaya; también en otras muchas partes habéis divulgado la palabra del Señor, y vuestra fe en Dios ha corrido de boca, hasta el punto de hacer innecesaria cualquier palabra nuestra.
- Vuelve a tu casa y cuenta a todos lo que Dios ha hecho contigo. El hombre se marchó y fue contando por todo el pueblo lo que Jesús había hecho con él.
Ese mismo Espíritu se une a nuestro propio espíritu para asegurarnos que somos hijos de Dios.
Pero vosotros sois 'raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión', destinado a cantar las grandezas del Dios que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado a su Hijo para salvar al mundo.
Así nos lo ha indicado el Señor: Te he puesto como luz de las naciones y como portador de salvación para el mundo entero.
Sólo os pido que vuestra conducta sea digna del evangelio de Cristo. Y tanto si voy a visitaros como si me encuentro lejos y tengo que escuchar lo que se cuenta de vosotros, lo que me importa es que viváis unidos, luchando todos a una por la fe del Evangelio.
Somos, pues, embajadores de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara sirviéndose de nosotros. En nombre de Cristo, os pedimos que hagáis la paz con Dios.
Muchos de los habitantes de aquel pueblo creyeron en Jesús movidos por el testimonio de la samaritana, que aseguraba: - Me ha adivinado todo lo que he hecho.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él.
Y bien que se os nota que sois carta de Cristo redactada por mí; una carta no escrita con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en frías tablas de piedra, sino en las páginas palpitantes del corazón.
Y nosotros somos testigos de ello junto con el Espíritu Santo, que Dios ha concedido a quienes le obedecen.
Yo mismo, hermanos, cuando llegué a vuestra ciudad, no os anuncié la verdad de Dios con alardes de sabiduría o elocuencia. Decidí que entre vosotros debía ignorarlo todo, a excepción de Cristo crucificado.
Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; con todo, vosotros rechazáis nuestro testimonio.
Si de algo me siento orgulloso, es de que la conciencia me asegura que mi comportamiento con todo el mundo, y particularmente con vosotros, ha estado presidido por la sencillez y la franqueza que Dios da; es decir, ha sido fruto del favor divino y no del humano saber.
Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje, también se avergonzará de él el Hijo del hombre cuando venga rodeado de su gloria, de la del Padre y de los santos ángeles.
Cierta noche dijo el Señor a Pablo en una visión: - No tengas ningún temor. Sigue anunciando la buena nueva sin que nada te haga callar. Yo estoy contigo, y nadie podrá causarte daño; además hay muchos en esta ciudad que están destinados a formar parte de mi pueblo.
De él dio testimonio Juan cuando clamaba: - Este es aquel de quien yo dije: 'el que viene detrás de mi es superior a mí, porque ya existía antes de que yo naciera.'
Por el contrario, si hablamos, es porque Dios nos a juzgado dignos de confiarnos su mensaje de salvación. Y, desde luego, no tratamos de complacer a los hombres, sino sólo a Dios, que explora lo más profundo de nuestro ser.
Seréis así irreprochables y sencillos, seréis hijos de Dios intachables en medio de gentes tortuosas y perversas, y brillaréis como lumbreras en medio del mundo.
Así que en todo momento ofrezcamos a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza; esto es, el sacrificio que le presenta el fruto de unos labios que bendicen su nombre sin cesar.
En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora, injertados en Cristo, sois luz. Portaos como quienes pertenecen al reino de la luz,
como quien tiene limpia la conciencia, para que la evidencia misma de la calumnia confunda a quienes denigran vuestra buena conducta cristiana.
Yo, prisionero por amor al Señor, os exhorto a que llevéis una vida en consonancia con el llamamiento que habéis recibido.
Os digo además que todo aquel que se declare a favor mío delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios.
Por lo que a mi vida respecta, en nada la aprecio. Sólo aspiro a terminar mi carrera y a culminar la tarea que me encomendó Jesús, el Señor: proclamar la buena nueva de que Dios nos ha dispensado su favor.
Nadie vive ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos. Si morimos, para el Señor morimos. En vida o en muerte, del Señor somos.
Esta buena noticia del reino se anunciará por todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan. Entonces llegará el fin.
proclama el mensaje e insiste en todo momento, tanto si gusta como si no gusta. Argumenta, reprende, exhorta, echando mano de toda tu paciencia y tu competencia en enseñar.
Seguro estoy de que nada, ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni cualquiera otra suerte de fuerzas sobrehumanas, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes sobrenaturales, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni criatura alguna existente, será capaz de arrebatarnos este amor que Dios nos ha mostrado por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: