Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




2 Corintios 7:7 - Biblia Martin Nieto

Y no sólo con su llegada, sino con el ánimo que vosotros le habíais infundido; me habló de vuestro deseo de verme, de vuestras lágrimas, de vuestro interés por mí; así que me alegré mucho.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

y no solo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aún más.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Su presencia fue una alegría, igual que la noticia que nos trajo del ánimo que él recibió de ustedes. Cuando nos dijo cuánto anhelan verme y cuánto sienten lo que sucedió y lo leales que me son, ¡me llené de alegría!

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

No solamente porque ya lo tenía a mi lado, sino también porque ustedes le habían dado una excelente acogida. Me comentó que ustedes me echaban de menos, que lamentaban lo ocurrido y que estaban muy preocupados por mí, con lo cual me alegré mucho.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Y no sólo con su venida, sino también con la consolación con la cual fue consolado respecto a vosotros, informándonos de vuestro anhelo, de vuestro llanto y de vuestro celo por mí, de manera que aún me regocijé más.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él había recibido entre vosotros. Él nos ha contado vuestro ardiente afecto, vuestro pesar y vuestra preocupación por mí, y esto me dio aún más alegría.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él fue consolado de vosotros, haciéndonos saber vuestro gran deseo, vuestro llanto, vuestro celo por mí, para que así yo más me regocijara.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



2 Corintios 7:7
34 Tagairtí Cros  

que me hiera un justo, que un hombre piadoso me reprenda, pero que la fragancia del criminal jamás perfume mi cabeza; pues a sus crímenes yo opondré siempre mi oración.


Cantad al Señor, fieles del Señor, alabad su nombre santo;


Ya estoy a punto de caer, el dolor no me deja ni un momento.


Al maestro de coro. Salmo de David.


Entonces Pedro recordó que Jesús le había dicho: 'Antes de que cante el gallo me negarás tres veces'. Y saliendo fuera, se echó a llorar amargamente.


Dichosos los afables, porque ellos heredarán la tierra.


Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba como gotas de sangre, que corrían por el suelo.


Al llegar y ver la gracia de Dios, se llenó de alegría y exhortaba a todos a perseverar con un corazón firme, fieles al Señor,


Así nos animaríamos mutuamente unos a otros con la fe, la vuestra y la mía.


Y vosotros estáis orgullosos, en vez de manifestar intenso dolor, para que desaparezca de entre vosotros el que tal acto ha cometido.


lo que ya en parte habéis entendido, que en el día de Jesús nuestro Señor vosotros estaréis orgullosos de nosotros y nosotros lo estaremos de vosotros.


que nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que nosotros podamos consolar a todos los que sufren con el consuelo que nosotros mismos recibimos de Dios.


Con este fin os escribí: para conocer y probar si sois obedientes en todo.


Por esto gemimos en el estado actual, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra morada celestial,


Pero Dios, que consuela a los afligidos, nos consoló con la llegada de Tito.


Pues aunque os entristecí con la carta, no me arrepiento. Y si antes me pesó, viendo que aquella carta os entristeció, aunque por breve tiempo,


Gracias a Dios, que ha suscitado en Tito mi misma preocupación por vosotros,


Con viva esperanza confío en que en nada seré defraudado, sino que con toda seguridad, como siempre, también ahora Jesucristo será glorificado en mi cuerpo, sea por la vida, sea por la muerte.


Pues, aunque corporalmente me hallo ausente, en espíritu me encuentro en vuestra compañía, complaciéndome al ver la disposición inquebrantable de vuestra fe en Cristo.


Ahora Timoteo ha regresado de Tesalónica y nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y de vuestro amor, y de cómo conserváis constantemente un afectuoso recuerdo de nosotros, deseando vivamente vernos, lo mismo que nosotros a vosotros.


Ahora nos parece vivir de nuevo, porque vosotros os mantenéis firmes en el Señor.


Por eso debemos prestar más atención a las enseñanzas recibidas, no sea que marchemos a la deriva.


Elías era un hombre de vuestra misma condición: oró fervorosamente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.


Me he alegrado grandemente al encontrar que tus hijos caminan en la verdad, conforme al mandamiento recibido del Padre.


Queridísimos, tenía un gran deseo de escribiros acerca de nuestra común salvación, y me he visto obligado a hacerlo para exhortaros a luchar por la fe, que de una vez para siempre ha sido transmitida a los creyentes.