Salmos 38 - Biblia Martin Nieto1 Salmo de David. Conmemorativo 2 Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido; 3 pues tus flechas se han clavado en mí, ha caído sobre mí tu mano; 4 todo mi cuerpo está enfermo, debido a tu furor; no tengo hueso sano, debido a mi maldad; 5 mis delitos sobrepasan mi cabeza, me aplastan como un peso insoportable; 6 mis heridas apestan y supuran, debido a mi locura; 7 cabizbajo, totalmente abrumado, todo el día ando triste; 8 las espaldas me arden, no hay en mi cuerpo nada sano; 9 agotado, totalmente deshecho, el gemir de mi corazón se hace un rugido. 10 Señor, tú conoces todos mis deseos, mis gemidos no son ningún secreto para ti; 11 el corazón me palpita, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos he perdido. 12 Mis compañeros, mis amigos se alejan de mis llagas; hasta mis familiares se mantienen a distancia; 13 los que buscan mi vida me tienden asechanzas, los que quieren mi ruina anuncian desventuras, andan tramando engaños todo el día. 14 Pero yo me hago el sordo y no oigo nada, me hago el mudo y no abro la boca; 15 me he hecho como un hombre que no oye ni tiene réplica en sus labios. 16 Pues tú eres, Señor, en quien espero, tú me responderás, Señor, Dios mío; 17 me digo: 'Que no se rían de mí, que cuando yo tropiece no se burlen de mí'. 18 Ya estoy a punto de caer, el dolor no me deja ni un momento. 19 Yo reconozco mis delitos, me angustian mis pecados. 20 Muchos y poderosos son mis enemigos, muchos los que me odian sin motivo; 21 me devuelven mal por bien, me atacan porque siempre busco el bien. 22 Señor, no me abandones; Dios mío, no te quedes lejos; |
Evaristo Martín Nieto©