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2 Corintios 1:4 - Biblia Martin Nieto

4 que nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que nosotros podamos consolar a todos los que sufren con el consuelo que nosotros mismos recibimos de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El nos conforta en toda prueba, para que también nosotros seamos capaces de confortar a los que están en cualquier dificultad, mediante el mismo consuelo que recibimos de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 que nos consuela° en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Él nos consuela en toda tribulación, hasta el punto de que, mediante esa consolación con la que a nosotros mismos nos consuela Dios, podamos consolar a los que están en toda clase de tribulación.

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2 Corintios 1:4
24 Tagairtí Cros  

Te he confesado mi pecado y no oculté mi falta; yo dije: 'Confesaré mis faltas al Señor', y tú me has absuelto de todos mis delitos.


Tú eres mi refugio, me guardas de la angustia, me rodeas con cantos de victoria.


Fieles del Señor, venid a escuchar, os contaré lo que él hizo por mí.


dame una prueba de tu amor, para que mis enemigos lo vean y se avergüencen, pues tú, Señor, me ayudas y consuelas.


Aquel día dirás: Yo te doy gracias, Señor, porque estabas irritado contra mí, pero tu cólera ha amainado y me has consolado.


Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios.


No padecerán hambre ni sed, no les alcanzará ni el viento árido ni el sol, porque el que se apiada de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de agua.


Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal, a un hijo de Adán, condenado a la suerte del heno?


Sí, el Señor se compadece de Sión, se compadece de todas sus ruinas; convertirá su desierto en un edén, y su tierra seca en el jardín del Señor. Gritos de gozo y júbilo se oirán en ella, acción de gracias al son de la música.


Estallad a una en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su pueblo y rescata a Jerusalén.


Yo pediré al Padre que os mande otro defensor que esté siempre con vosotros,


'No os dejaré abandonados; volveré a estar con vosotros.


pero el defensor, el Espíritu Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho'.


Esto nos ha llenado de consuelo. Y mucho más que por el consuelo que hemos recibido, nos hemos alegrado al ver a Tito tan contento por lo bien que le habéis tratado y por los ánimos que le habéis dado.


Tengo gran confianza en vosotros, me siento orgulloso de vosotros, estoy lleno de consuelo y de alegría en medio de todas mis penalidades.


y la mayoría de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, se muestran más intrépidos, anunciando sin temor la palabra de Dios.


Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.


Por eso, animaos mutuamente y ayudaos los unos a los otros, como ya lo venís haciendo.


Por lo cual, enderezad vuestras manos abatidas y vuestras rodillas debilitadas,


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