Santiago 5 - Biblia Martin Nieto1 Y vosotros, los ricos, llorad con fuertes gemidos por las desventuras que van a sobreveniros. 2 Vuestra riqueza se ha podrido y vuestros vestidos se han apolillado. 3 Vuestro oro y vuestra plata se han puesto roñosos, y su roña será un testimonio en contra vuestra y devorará vuestra carne como fuego. Atesorasteis en los últimos días. 4 El jornal de los obreros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los lamentos de los segadores han llegado a los oídos del Señor todopoderoso. 5 Habéis vivido sobre la tierra en delicias y placeres y habéis engordado para el día de la matanza. 6 Habéis condenado y habéis asesinado al inocente sin que él os opusiera resistencia. 7 Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias tempranas y las tardías. 8 Aguardad también vosotros pacientemente; fortaleced vuestros ánimos, porque la venida del Señor está próxima. 9 Hermanos, no os quejéis unos de otros, para que no seáis condenados. Mirad que el juez está a las puertas. 10 Hermanos, tomad como modelos de constancia y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. 11 Mirad cómo tenemos por dichosos a los que fueron pacientes. Habéis oído la paciencia de Job y habéis visto el designio del Señor, porque el Señor es compasivo y misericordioso. 12 Hermanos míos, ante todo no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni con cualquier otro juramento, sino que vuestro 'sí' sea 'sí' y vuestro 'no', 'no', para no incurrir en condenación. 13 ¿Está afligido alguno de vosotros? Que rece. ¿Está alegre? Que cante. 14 ¿Está enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia para que recen por él y lo unjan con aceite en nombre del Señor. 15 La oración hecha con fe salvará al enfermo, y el Señor lo restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido. 16 Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder. 17 Elías era un hombre de vuestra misma condición: oró fervorosamente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 18 Oró de nuevo, y el cielo dio la lluvia y la tierra produjo su fruto. 19 Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le hace volver al buen camino, 20 sabed que el que hace volver a un pecador de su camino equivocado le salva de la muerte y hace desaparecer una multitud de pecados. |
Evaristo Martín Nieto©