Hay personas especiales que Dios ha puesto en tu camino, son personas de bendición y de agrado, que bendecimos en el nombre de Jesús, en la biblia encontramos muchos versículos para agradecer y bendecir esas vidas, no solo bendecimos a esas personas sino a nuestra familia, a nuestro país y hermanos en cristo. “Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” (Números 6:24-26) también bendecimos a nuestros pastores que son usados por Dios. “Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.” (Salmos 5:12) No solo debemos bendecir a los que nos hacen un bien pues Dios nos mandó a bendecir a esos que nos hacen mal, Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. (Romanos 12:14)
El día 15 del mes séptimo tendrán una santa convocación. No harán obra servil. Celebrarán la fiesta solemne a Yavé durante siete días.
Celebrarás la Fiesta de las Semanas, la de los Primeros frutos de la cosecha del trigo y la Fiesta de la Cosecha al terminar el año.
¡Aclamen a Yavé toda la tierra! ¡Prorrumpan y canten de gozo y canten salmos!
Canten salmos a Yavé con arpa Y con voz de canto,
Cambiaste mi lamento en danza, Desataste mi tela áspera y me vestiste de alegría.
Por tanto, a Ti cantaré, Gloria mía, y no estaré callado. ¡Oh Yavé, mi ʼElohim, te daré gracias para siempre!
Pero que se alegren los justos, Y sean regocijados ante ʼElohim. Que se regocijen con alegría.
Éste les será día memorable, y lo celebrarán como una fiesta solemne a Yavé en sus generaciones. Por estatuto perpetuo lo celebrarán.
Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos. La mano derecha de Yavé hace proezas.
Pero ustedes tendrán un cántico como la noche cuando se celebra una solemnidad, y alegría de corazón como el que camina al son de la flauta para ir a la Montaña de Yavé, a la Roca de Israel.
¡Grande es Yavé y digno de suprema alabanza! En la ciudad de nuestro ʼElohim, su Montaña Santa.
¡Aleluya! Porque es bueno cantar salmos a nuestro ʼElohim, Porque agradable, hermosa es la alabanza.
Canten a Yavé un cántico nuevo, su alabanza desde el confín de la tierra, de los que navegan en el mar y los que viven en él, ustedes costas y los habitantes de ellas.
¡Canten con júbilo a Yavé, gentes de toda la tierra!
Sirvan a Yavé con alegría. Vengan ante Él con regocijo.
¡Aleluya! Alaben a ʼEL en su Santuario. Alábenlo en su esplendoroso firmamento.
Alábenlo por sus poderosas obras. Alábenlo según su excelente grandeza.
Alábenlo con el sonido de la trompeta. Alábenlo con arpa y lira.
Alábenlo con pandero y danza. Alábenlo con instrumentos de cuerda y flautas.
Alábenlo con címbalos resonantes. Alábenlo con címbalos de júbilo.
¡Todo lo que respira alabe a Yavé! ¡Aleluya!
Alaben el Nombre de Yavé, Porque solo su Nombre es exaltado. Su gloria está por encima de la tierra y el cielo.
Y Él levantó un poder para su pueblo, Alabanza para todos sus fieles, De los hijos de Israel, un pueblo cercano a Él. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Oh Yavé, Tú eres mi ʼElohim. Te exaltaré. Alabaré tu Nombre, porque hiciste maravillas, tus designios antiguos, con perfecta fidelidad.
Puso en mi boca un canto nuevo, Alabanza a nuestro ʼElohim. Muchos verán esto. Temerán y confiarán en Yavé
Mi boca hablará la alabanza de Yavé, ¡Y todo ser viviente bendecirá su santo Nombre Eternamente y para siempre!
Alaben el Nombre de Yavé. Alábenlo, esclavos de Yavé,
Destruyó a muchas naciones, Y mató a reyes poderosos:
A Sehón rey de los amorreos, A Og rey de Basán, Y a todos los reyes de Canaán.
Dio la tierra de ellos Como heredad a su pueblo Israel.
Oh Yavé, eterno es tu Nombre. Tu memoria, oh Yavé, por todas las generaciones.
Porque Yavé juzgará a su pueblo Y tendrá compasión de sus esclavos.
Los ídolos de las naciones son de plata y oro, Obra de manos de hombre.
Tienen bocas, pero no hablan. Tienen ojos, pero no ven.
Tienen orejas, pero no oyen, Tampoco hay aliento en sus bocas.
Los que las hacen son semejantes a ellos, Y todo el que confía en ellos.
¡Oh casa de Israel, bendiga a Yavé! ¡Oh casa de Aarón, bendiga a Yavé!
Ustedes quienes están en la Casa de Yavé, En los patios de la Casa de nuestro ʼElohim.
¡Oh casa de Leví, bendiga a Yavé! ¡Los que temen a Yavé, bendigan a Yavé!
¡Desde Sion, bendito sea Yavé, Quien mora en Jerusalén! ¡Aleluya!
¡Aleluya, porque Yavé es bueno! Canten salmos a su Nombre, Porque eso es agradable.
Porque grande es Yavé, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los ʼelohim.
¡Vengan, cantemos con gozo a Yavé! ¡Aclamemos con júbilo a la Roca de nuestra salvación!
Durante 40 años estuve disgustado con aquella generación, Y dije: Es un pueblo que divaga en su corazón, Y no conoce mis caminos.
Por tanto, juré en mi ira Que no entrarán en mi reposo.
Entremos ante su Presencia con acción de gracias, Aclamémoslo con salmos.
Porque Yavé es ʼEL grande, Y gran Rey sobre todos los ʼelohim.
Por tanto, yo te daré gracias, Oh Yavé, entre las naciones, Y cantaré alabanzas a tu Nombre.
Canten con gozo a ʼElohim, Fortaleza nuestra. Aclamen con júbilo al ʼElohim de Jacob.
Yo soy Yavé, Tu ʼElohim, El que te sacó de la tierra de Egipto. ¡Abre tu boca, y Yo la llenaré!
Pero mi pueblo no escuchó mi voz. Israel no me obedeció.
Por eso los entregué a la dureza de su corazón, Para que anduvieran según sus propios designios.
¡Oh, si mi pueblo me escuchara! ¡Que Israel anduviera en mis caminos!
Prontamente Yo sometería a sus enemigos Y volvería mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen a Yavé se le someterían, Pero su castigo duraría para siempre.
Pero a ti te sustentaría con lo más fino del trigo Y te saciaría con miel de la roca.
Eleven un canto, batan el pandero, la suave lira y el arpa.
Soplen la corneta en la Nueva Luna en el día de nuestra fiesta,
Con anhelo proclamarán la memoria de tu gran bondad, Y clamarán de tu justicia con regocijo.
Luego les dijo: ¡Vayan, coman manjares, beban bebidas dulces! ¡Envíen porciones al que nada tiene preparado, porque hoy es día santo para nuestro ʼAdonay! ¡No se entristezcan, porque el gozo de Yavé es su fortaleza!
Y dirán aquel día: Den gracias a Yavé. Invoquen su Nombre. Proclamen entre los pueblos sus proezas. Que reconozcan que su Nombre es excelso.
¡Canten salmos a Yavé, porque hizo proezas! ¡Sea conocido esto en toda la tierra!
¡Regocíjate y canta, oh habitante de Sion, porque el Santo de Israel es grande en medio de ti!
Cante a Yavé toda la tierra. Proclamen de día en día su salvación.
Cuenten su gloria entre las naciones, En todos los pueblos sus maravillas.
Porque grande es Yavé, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los ʼelohim.
Porque todos los ʼelohim de los pueblos son ídolos, Pero Yavé hizo el cielo.
Alabanza y magnificencia hay delante de Él, Poder y alegría en su morada.
Tributen a Yavé, oh familias de los pueblos. Den a Yavé la gloria y el poder.
Den a Yavé la gloria debida a su Nombre. Traigan ofrenda y vengan delante de Él. Póstrense ante Yavé en la hermosura de la santidad.
Repartió a todos en Israel, tanto a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una ración de carne y una torta de pasas.
Tema ante su presencia toda la tierra. El mundo será aún establecido Para que no se conmueva.
¡Alégrese el cielo y regocíjese la tierra! Y digan entre las naciones: ¡Yavé reina!
Para la dedicación del muro de Jerusalén buscaron a los levitas de todas partes para llevarlos a Jerusalén, a fin de celebrar la dedicación y la fiesta con cánticos y acciones de gracias, con címbalos, salterios y arpas.
Hablen con salmos, himnos y cánticos espirituales. Canten y entonen salmos al Señor con su corazón
La Palabra de Cristo viva abundantemente en ustedes, con toda sabiduría. Enséñense y amonéstense con salmos, himnos y cantos espirituales. Canten con gracia en sus corazones a Dios.
¡Aleluya! Canten a Yavé un canto nuevo Su alabanza esté en la congregación de los santos.
Alégrese Israel en su Hacedor. Regocíjense en su Rey los hijos de Sion.
Alaben su Nombre con danza. Cántenle alabanzas con pandero y arpa.
¡Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira a tu Rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde, montado en un pollino de asna.
Cuando Él se acercaba a la ladera de la Montaña de Los Olivos, la multitud de discípulos comenzó a alabar a Dios a gran voz. Se regocijaba por todos los milagros que vieron
y decía: ¡Bendito el Rey que viene en el Nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Algunos fariseos le reclamaron: Maestro, reprende a tus discípulos.
Entonces corrió adelante y trepó a un sicómoro para verlo, pues iba a pasar por allí.
Él les respondió: Les digo que si éstos callan, las piedras clamarían.
Daré gracias a Yavé con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas.
En Ti confiarán los que conocen tu Nombre, Por cuanto Tú, oh Yavé, no abandonas a los que te buscan.
¡Canten alabanzas a Yavé, Quien mora en Sion! ¡Anuncien entre los pueblos sus proezas!
Porque Aquel que demanda la sangre se acuerda de ellos. No olvida el clamor de los afligidos.
Oh Yavé, ten compasión de mí. Mira mi aflicción a causa de los que me aborrecen. Tú, que me levantas de las puertas de la muerte,
Para que cuente todas tus alabanzas En las puertas de la hija de Sion, Y me regocije en tu salvación.
Las naciones se hundieron en la fosa que cavaron, Sus pies fueron atrapados en la red que ellos mismos escondieron.
Yavé se dio a conocer. Impartió justicia. El perverso fue atrapado en la obra de sus propias manos. Meditación. Selah
Los perversos serán trasladados al Seol, Todas las gentes que se olvidan de ʼElohim.
Porque el pobre no será olvidado para siempre, Ni perecerá la esperanza de los afligidos para siempre.
¡Levántate, oh Yavé, y no prevalezca el mortal! ¡Sean las naciones juzgadas delante de Ti!
Me alegraré y me regocijaré en Ti. Cantaré alabanza a tu Nombre, oh Altísimo.
Bendeciré a Yavé en todo tiempo. Su alabanza estará de continuo en mi boca.
Los cachorros de león necesitan y sufren hambre, Pero los que buscan a Yavé no carecen de ningún bien.
Vengan, hijos, escúchenme. Les enseñaré el temor a Yavé.
¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien?
Guarda tu boca del mal Y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y persíguela.
Los ojos de Yavé están hacia los justos, Y sus oídos atentos al clamor de ellos.
El rostro de Yavé está contra los perversos, Para cortar su memoria de la tierra.
Claman los justos, Y Yavé los oye Y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Yavé a los quebrantados de corazón, Y salva a los contritos de espíritu.
Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas lo libra Yavé.
En Yavé se gloriará mi alma. Lo oirán los mansos y se alegrarán.
Él guarda todos sus huesos. Ni uno de ellos es quebrado.
Matará al malo la maldad, Y los que aborrecen al justo serán culpables.
Yavé redime la vida de sus esclavos. No serán condenados cuantos en Él confían.
Engrandezcan a Yavé conmigo, Y exaltemos juntos su Nombre.
Por tanto, hermanos, los exhorto por las misericordias de Dios a que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, lo cual es su adoración racional.
Dedíquense unos a otros con amor fraternal. En cuanto a honor, prefiéranse unos a otros,
en cuanto a diligencia, no perezosos. Sean fervientes en espíritu y sirvan al Señor.
Regocíjense en la esperanza, permanezcan firmes en la aflicción, persistan en la conversación con Dios,
contribuyan para las necesidades de los santos, persigan la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen. Bendigan y no maldigan.
Gocen con los que gozan, lloren con los que lloran.
Sientan lo mismo los unos hacia los otros. No sean altivos, sino asóciense con los humildes. No sean sabios según su propia opinión.
No paguen a nadie mal por mal. Respeten lo bueno delante de todos los hombres.
Si es posible, en lo que depende de ustedes, estén en paz con todos los hombres.
No se venguen ustedes mismos, amados, sino den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Mía es la venganza. Yo pagaré, dice el Señor.
No sean moldeados por este mundo, sino sean transformados por la renovación de la mente, para que comprueben la voluntad de Dios, la cual es buena, aceptable y perfecta.
Me acuerdo de estas cosas, Y derramo mi alma dentro de mí. Porque yo marchaba con la multitud Y la conducía a la Casa de ʼElohim Con voz de júbilo y acción de gracias, De una multitud en fiesta solemne.
Pero ustedes son linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que proclamen las virtudes del que los llamó de la oscuridad a su luz admirable,
Por medio de Él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su Nombre.
Aclame a ʼElohim, toda la tierra.
Porque Tú nos probaste, oh ʼElohim. Nos purificaste en el crisol como se purifica la plata.
Nos metiste en la red. Pusiste sobre nuestra cintura una carga muy pesada.
Ordenaste que los hombres cabalgaran sobre nuestras cabezas. Pasamos por el fuego y por el agua. Pero luego nos sacaste a la abundancia.
Entraré en tu Casa con holocaustos. Te pagaré mis votos
Que pronunciaron mis labios, Que mi boca dijo cuando estaba angustiado.
Te ofreceré holocaustos engordados con el humo de carneros. Te ofreceré becerros y machos cabríos. Selah
Vengan, escuchen todos los que temen a ʼElohim Y relataré lo que hizo por mi vida.
A Él clamé con mi boca, Y Él fue exaltado con mi lengua.
Si en mi corazón tuviera yo iniquidad ʼAdonay no me habría escuchado.
Pero ciertamente ʼElohim me escuchó Y atendió la voz de mi súplica.
Canten la gloria de su Nombre. Hagan gloriosa su alabanza.
Bendito sea ʼElohim, Quien no desechó mi oración, Ni apartó de mí su misericordia.
Digan a ʼElohim: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder Se someterán a Ti tus enemigos.
Toda la tierra te adorará Y cantará alabanzas a Ti. Cantarán salmos a tu Nombre. Selah
¡Canten a Yavé un canto nuevo! ¡Cante a Yavé toda la tierra!
Digan entre las naciones: ¡Yavé reina! Ciertamente el mundo está firmemente establecido. No será conmovido. Él juzgará a los pueblos con equidad.
¡Alégrense los cielos Y regocíjese la tierra! Brame el mar y todo lo que contiene.
Exáltese el campo y todo lo que hay en él. Entonces todos los árboles del bosque cantarán con gozo
Delante de Yavé Quien viene, Porque viene a juzgar la tierra. Él juzgará al mundo con justicia Y a los pueblos con su fidelidad.
¡Canten a Yavé, bendigan su Nombre! Anuncien de día en día su salvación.
Proclamen su gloria entre las naciones, Entre todos los pueblos, sus maravillosas obras.
Bendice, alma mía, a Yavé, Y bendiga todo mi ser su santo Nombre.
No nos trató según nuestras iniquidades, Ni nos retribuyó según nuestros pecados.
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia hacia los que le temen.
Tan lejos como está el oriente del occidente Removió de nosotros nuestras transgresiones.
Como un padre tiene compasión de sus hijos, Así Yavé tiene compasión de los que le temen.
Porque Él conoce nuestra condición. Se acuerda de que somos polvo.
Como la hierba son los días del hombre. Florece como una flor del campo.
Cuando el viento pasa sobre ella, ya no existe, Y su lugar ya no la reconoce.
Pero la misericordia de Yavé es desde la eternidad Hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos,
Sobre los que observan su Pacto Y recuerdan sus Preceptos para practicarlos.
Yavé estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todo.
Bendice, alma mía, a Yavé, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Pero, ¡alégrense todos los que confían en Ti! ¡Den voces de júbilo porque Tú los defiendes para siempre! ¡Regocíjense en Ti los que aman tu Nombre!
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico a Yavé: ¡Cantaré a Yavé Porque ciertamente triunfó! ¡Al caballo y su jinete echó al mar!
Pero soplaste con tu aliento, Y los cubrió el mar. Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.
¿Quién como Tú entre los ʼelohim, oh Yavé? ¿Quién como Tú? Majestuoso en santidad, Temible en alabanzas, Hacedor de prodigios.
Extendiste tu mano derecha, Los tragó la tierra.
Condujiste en tu misericordia al pueblo que redimiste, Lo guiaste con tu fortaleza hacia tu santa morada.
Los pueblos oyeron y tiemblan. Pánico dominó a los habitantes de Filistea.
Se turbaron los jefes de Edom. A los fuertes de Moab los asaltó el temblor, Y todos los habitantes de Canaán desmayaron.
Caen sobre ellos terror y espanto Por la grandeza de tu brazo. Enmudezcan como la piedra, Hasta que pase tu pueblo, ¡oh Yavé! Hasta que pase este pueblo que Tú adquiriste.
Tú los introducirás y los plantarás en la Montaña de tu heredad, El sitio firme, oh Yavé, que hiciste para morada tuya, El Santuario, oh ʼAdonay, que tu mano estableció.
Yavé reinará para siempre jamás.
Porque la caballería de Faraón con sus carruajes y sus jinetes entraron en el mar, y Yavé devolvió las aguas del mar sobre ellos, pero los hijos de Israel caminaron sobre tierra seca por el medio del mar.
YA es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. ¡Éste es mi ʼElohim y lo alabaré! ¡ʼElohim de mi padre, y lo exaltaré!
Canten a Yavé con acción de gracias. Canten salmos a nuestro ʼElohim con el arpa,
Quien cubre de nubes el cielo, Quien provee lluvia para la tierra, Quien desarrolla la hierba en las montañas.
Él da a la bestia su alimento, A las crías de los cuervos que claman.
¡Cuán maravillosas son tus moradas, oh Yavé de las huestes!
Pues mejor es un día en sus patios que 1.000 fuera de ellos. Prefiero estar en la puerta de la Casa de mi ʼElohim, Que vivir en las tiendas de perversidad.
Porque Sol y Escudo es Yavé ʼElohim, Gracia y gloria da Yavé. No retendrá el bien a los que andan en integridad.
¡Oh Yavé de las huestes, cuán feliz es el hombre que confía en Ti!
Mi alma anhela Y aun desea ardientemente los patios de Yavé. Mi corazón y mi carne cantan con gozo al ʼElohim vivo.
¡Aleluya! ¡Alaba, alma mía, a Yavé!
Reinará Yavé para siempre, Tu ʼElohim, oh Sion, por todas las generaciones. ¡Aleluya!
Alabaré a Yavé en mi vida. Cantaré alabanzas a mi ʼElohim mientras viva.
Oh Yavé, te doy gracias con todo mi corazón. Te cantaré alabanzas delante de los ʼelohim.
Me postraré hacia tu santo Templo Y daré gracias a tu Nombre por tu misericordia y tu verdad, Porque engrandeciste tu Palabra por encima de todo tu Nombre.
Meditaré en el glorioso esplendor de tu majestad Y en tus maravillosas obras.
Hablarán los hombres del poder de tus asombrosas obras, Y yo contaré tu grandeza.
Con anhelo proclamarán la memoria de tu gran bondad, Y clamarán de tu justicia con regocijo.
Me envió a ordenar que a los enlutados de Sion se les dé diadema de hermosura en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de lamento, y el manto de alabanza en lugar de desaliento para que sean llamados árboles de justicia, plantados por Yavé para gloria suya.
los trompetistas y los cantores se unieron para proclamar a una voz. Alababan y daban gracias a Yavé. Al alzar la voz con las trompetas, los címbalos y los otros instrumentos musicales, alababan a Yavé: Porque es bueno, porque para siempre es su misericordia, una nube llenó la Casa de Yavé.
Los sacerdotes no pudieron continuar ministrando por causa de la nube, porque la gloria de Yavé llenó la Casa de ʼElohim.