amándoos recíprocamente con ternura y caridad fraternal, procurando anticiparos unos a otros en las señales de honor y de deferencia.
Hijitos míos, no amemos solamente de palabra y con la lengua, sino con obras y de veras o sinceramente.
Y yo te haré cabeza de una nación grande, y bendecirte he, y ensalzaré tu nombre, y tú serás bendito o serás una bendición.
Quien se compadece del pobre, da prestado al Señor, y éste se lo pagará con sus ganancias.
Se levantó entonces un doctor de la ley, y le dijo con el fin de tentarle: Maestro, ¿qué debo yo hacer para conseguir la vida eterna?
Le dijo Jesús : ¿Qué es lo que se halla escrito en la ley? ¿Qué es lo que en ella lees?
Respondió él: Amarás al Señor Dios tuyo de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo.
Le replicó Jesús : Bien has respondido, has eso y vivirás.
Mas él queriendo dar a entender que era justo, preguntó a Jesús : ¿Y quién es mi prójimo?
Entonces Jesús tomando la palabra, dijo: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó , y cayó en manos de ladrones, que le despojaron de todo, le cubrieron de heridas, y se fueron, dejándolo medio muerto.
Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote, y aunque le vio pasó de largo.
Igualmente un levita, a pesar de que se halló vecino al sitio, y le miró, tiró adelante.
Pero un caminante samaritano, llegó adonde estaba, y viéndole se movió a compasión;
y arrimándose, vendó sus heridas bañándolas con aceite y vino; y subiéndole en su cabalgadura, le condujo al mesón, y cuidó de él.
Al día siguiente sacó dos denarios, y se los dio al mesonero, diciéndole: Cuídame este hombre; y todo lo que gastares de más yo te lo abonaré a mi vuelta.
¿Quién de estos tres te parece haber sido prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
Aquel, respondió el doctor, que usó con él de misericordia. Pues anda, le dijo Jesús , y haz tú otro tanto.
Aumente el Señor sobre vosotros sus bendiciones, sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
Bienaventurado aquel que piensa en el necesitado y en el pobre; el Señor le librará en el día aciago.
porque yo tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era peregrino y me hospedasteis;
estando desnudo me cubristeis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y vinisteis a verme y consolarme.
A lo cual los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos nosotros hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber?;
¿cuándo te hallamos de peregrino y te hospedamos, desnudo y te vestimos?,
o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a visitarte?
Y el rey, en respuesta, les dirá: En verdad os digo: Siempre que lo hicisteis con algunos de estos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis.
Por lo demás, poderoso es Dios para colmaros de todo bien; de suerte que contentos siempre con tener en todas las cosas todo lo suficiente, estéis sobrados para ejercitar toda especie de buenas obras con vuestros prójimos,
Obedeced a vuestros prelados, y estadles sumisos, ya que ellos velan, como que han de dar cuenta a Dios de vuestras almas; para que lo hagan con alegría, y no penando, cosa que no os sería provechosa.
Al contrario, sed mutuamente afables, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, así como también Dios os ha perdonado a vosotros por Cristo .
y nos afanamos trabajando con nuestras propias manos, nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la sufrimos con paciencia;
Caso que un hermano o una hermana estén desnudos y necesitados del alimento diario,
¿de qué les servirá que alguno de vosotros les diga: Id en paz, defendeos del frío y comed a satisfacción, si no les dáis lo necesario para reparo del cuerpo?
Así la fe, si no es acompañada de obras, está muerta en sí misma.
Sobre lo cual podrá decir alguno al que tiene fe sin obras: Tú tienes fe, y yo tengo obra, muéstrame tu fe sin obras, que yo te mostraré mi fe por las obras.
Y así nosotros, como más fuertes en la fe, debemos soportar las flaquezas de los menos firmes y no dejarnos llevar de una vana complacencia por nosotros mismos.
cuando abrieres tus entrañas para socorrer al hambriento, y consolares el alma angustiada, entonces nacerá para ti luz en las tinieblas, y tus tinieblas se convertirán en claridad de mediodía.
Dichoso el hombre que se compadece, y da prestado al pobre; y que dispensa sus palabras con discreción,
Y entonces venid y argüidme, dice el Señor: Aunque vuestros pecados os hayan teñido como la grana, quedarán vuestras almas blancas como la nieve; y aunque fuesen teñidas de encarnado como el rojo, se volverán del color de la lana más blanca.
El que habla o predica la palabra divina, hágalo de modo que parezca que habla Dios por su boca; quien tiene algún ministerio eclesiástico, ejercítelo como una virtud que Dios le ha comunicado, a fin de que en todo cuanto hagáis sea Dios glorificado por Jesucristo, cuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Dad, y se os dará; dad abundantemente y se os echará en el seno una buena medida, apretada y bien colmada hasta cuando se derrame. Porque con la misma medida con quien midiereis a los demás, se os medirá a vosotros.
¿Acaso el ayuno que yo estimo no es más bien el que tú deshagas los injustos contratos, que canceles las obligaciones que oprimen, que dejes en libertad a los que han quebrado, y quites todo gravamen?
¿Que partas tu pan con el hambriento, y que a los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, y vistas al que veas desnudo, y no desprecies tu propia carne o a tu prójimo?
Revestíos, pues, como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia,
sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro, así como el Señor os ha perdonado, así lo habéis de hacer también vosotros.
Pero sobre todo mantened la caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
Y preguntándole las gentes, ¿qué es lo que debemos, pues, hacer?,
les respondía, diciendo: El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene qué comer.
atendiendo cada cual no solamente al bien de sí mismo, sino a lo que redunda en bien del prójimo.
El que hurtaba o defraudaba al prójimo, no hurte ya; antes bien trabaje, ocupándose con sus manos en algún ejercicio honesto, para tener con qué subsistir y dar al necesitado.
Y así, haced vosotros con los demás hombres todo lo que deseáis que hagan ellos con vosotros; porque ésta es la suma de la ley y de los profetas.
Porque vosotros, hermanos míos, sois llamados a un estado de libertad; cuidad solamente que esta libertad no os sirva de ocasión para vivir según la carne; pero sed siervos unos de otros por un amor espiritual,
El amor que se tiene al prójimo no sufre que se le haga daño alguno. Y así el amor es el cumplimiento de la ley.
El que da al pobre, nunca estará necesitado; pero quien menosprecia al que pide rogando, padecerá indigencia.
Tomará prestado el pecador, y no pagará; pero el justo es compasivo, y dará al necesitado.
les respondía, diciendo: El que tiene dos vestidos, dé al que no tiene ninguno; y haga otro tanto el que tiene qué comer.
Y cualquiera que diere de beber a uno de estos pequeñuelos un vaso de agua fresca solamente por razón de ser discípulo mío, os doy mi palabra que no perderá su recompensa.
Quien es amigo verdadero lo es en todo tiempo; y el hermano se conoce en los trances apurados.
Yo os he hecho ver en toda mi conducta, que trabajando de esta suerte, es como se debe sobrellevar a los débiles, y tener presente las palabras del Señor Jesús , cuando dijo: Mucho mayor dicha es el dar, que el recibir.
El Señor protege a los peregrinos; ampara al huérfano y a la viuda, y desbaratará los designios de los pecadores.
Procurad que ninguno vuelva a otro mal por mal; sino tratad de hacer siempre bien unos a otros, y a todo el mundo.
caritativos para aliviar las necesidades de los santos, o fieles; prontos a ejercer la hospitalidad.
Haga cada cual la oferta conforme lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana, o como por fuerza; porque Dios ama al que da con alegría.
Venga, pues, la misericordia tuya a consolarme, según la palabra que diste a tu siervo.
Le apareció de nuevo el Señor en el valle o encinar de Mambre estando él sentado a la puerta de su tienda en el mayor calor del día.
Sucedió, pues, que alzando los ojos, vio cerca de sí parados a tres personajes: y luego que los vio, corrió a su encuentro desde la puerta del pabellón, y les hizo reverencia inclinándose hasta el suelo.
Y dijo: Señor, si yo, siervo tuyo, he hallado gracia en tu presencia, no pases de largo;
Brille así vuestra luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Hermanos míos, no intentéis conciliar la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo con la distinción de personas.
Quien es compasivo, será bendito; porque ha partido su pan por los pobres. Quien es dadivoso conseguirá victorias y honores, pues arrebata el corazón de los que reciben.
Entonces les responderá: Os digo en verdad: Siempre que dejasteis de hacerlo con alguno de estos mis pequeños hermanos, dejasteis de hacerlo conmigo.
Y sobre todo tenemos este mandamiento de Dios, que quien ama a Dios, ame también a su hermano.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo o Mesías, es hijo de Dios. Y quien ama al Padre, ama también a su Hijo.
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque si perseveramos, a su tiempo recogeremos el fruto.
no desamparando nuestra congregación, o asamblea de los fieles, como es costumbre de algunos, sino, al contrario, alentándonos mutuamente, y tanto más cuanto más vecino viereis el día.
el que ha recibido el don de exhortar, exhorte; el que reparte limosna, que la dé con sencillez; el que preside o gobierna, sea con vigilancia; el que hace obras de misericordia, hágalas con apacibilidad y alegría.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis diezmo hasta de la hierbabuena y del anís y del comino y habéis abandonado las cosas más esenciales de la ley: La justicia, la misericordia y la buena fe! Estas debierais observar, sin omitir aquéllas.
a fin de que sigáis una conducta digna de Dios agradándole en todo, produciendo frutos en toda especie de obras buenas, y adelantando en la ciencia de Dios,
Yo doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros,
rogando siempre con gozo por todos vosotros, en todas mis oraciones,
al ver la parte que tomáis en el Evangelio de Cristo desde el primer día hasta el presente.
sino que cuando hagas un convite, has de convidar a los pobres, y a los tullidos, y a los cojos, y a los ciegos;
y serás afortunado, porque no pueden pagártelo, pues serás recompensado en la resurrección de los justos.
Abre su mano para socorrer al mendigo y extiende sus brazos para amparar al necesitado.
Como un padre se compadece de sus hijos, así se ha compadecido el Señor de los que le temen.
Si encuentras el buey o asno perdido de tu enemigo, se lo conducirás.
Si vieres caído con la carga el asno de aquel que te quiere mal, no te pases de largo, sino ayúdale a levantarle.
Así de esta manera se portará mi Padre celestial con vosotros, si cada uno no perdonare de corazón a su hermano.
Así que, mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y sobre todo a aquellos que son, mediante la fe, de la misma familia del Señor que nosotros.
Mejor es ser humillado con los mansos o modestos, que repartir despojos con los soberbios.
pero lo que hace brillar más la caridad de Dios hacia nosotros, es que cuando éramos aún pecadores o enemigos suyos, fue cuando al tiempo señalado,
Los ricos padecieron necesidad y hambre; pero a los que buscan al Señor no les faltará bien alguno.
a fin de que no haya cisma o división en el cuerpo; antes tengan los miembros la misma solicitud unos de otros.
Por donde si un miembro padece, todos los miembros se compadecen, y si un miembro es honrado, todos los miembros gozan con él.
Sobre todo, dad limosna de lo vuestro que os sobra, y con eso todas las cosas estarán limpias en orden a vosotros.
no haciendo nada por tema, ni por vanagloria, sino que cada uno por humildad mire como superiores a los otros,
Derramó a manos llenas sus bienes entre los pobres; su justicia permanece eternamente; su fortaleza será exaltada con gloria.
Abre tu boca a favor del que es mudo, o no puede defenderse, y en defensa de todos los pasajeros.
Abre tu boca, decide lo que es justo, y haz justicia al desvalido y al pobre.
Vosotros, al contrario, habéis afrentado al pobre. ¿No son los ricos los que os tiranizan, y no son ésos mismos los que os arrastran a los tribunales?
Sabemos también nosotros que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios, de aquellos, digo, que él ha llamado según su decreto para ser santos.
Acuérdate, ¡oh Señor!, de nosotros, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítanos por medio de tu salvador ,
a fin de que gocemos los bienes de tus escogidos, y participemos de la alegría de tu pueblo, y te gloríes en aquellos a quienes miras como herencia tuya.
¿Que partas tu pan con el hambriento, y que a los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, y vistas al que veas desnudo, y no desprecies tu propia carne o a tu prójimo?
después que le había declarado ya cómo era su hermano de su padre, e hijo de Rebeca; mas ella sin detenerse corrió a decírselo a su padre.
El cual oyendo que había venido Jacob , hijo de su hermana, salió corriendo a recibirle; y habiéndole abrazado, y dado mil besos, le condujo a su casa. Entendidos los motivos del viaje,
No te deshagas de tu amigo, ni del amigo de tu padre; y cuando te vieres en aflicción, no vayas a la casa de tu hermano; pues más sirve el vecino que está cerca, que un hermano desviado.
¡Oh raza de víboras! ¿Cómo es posible que vosotros habléis cosa buena, siendo, como sois, malos? Puesto que de la abundancia del corazón habla la boca.
No tengáis otra deuda con nadie, que la del amor que os debéis siempre unos a otros; puesto que quien ama al prójimo, tiene cumplida la ley.
no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, antes al contrario, bienes o bendiciones; porque a esto sois llamados, a fin de que poseáis la herencia de la bendición celestial.
Pasa el día ejercitando la misericordia, y dando prestado; y bendita será su descendencia.
no es esto porque dominemos en vuestra fe; al contrario procuramos contribuir a vuestro gozo, puesto que permanecéis firmes en la fe que recibisteis.
Al contrario, los frutos del espíritu son caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad,
mansedumbre, fe, o fidelidad, modestia, continencia, castidad. Para los que viven de esta suerte no hay ley que sea contra ellos.
Que te oiga, ¡oh rey!, el Señor el día de la tribulación; que te defienda el Nombre del Dios de Jacob .
Que te envíe socorro desde el santuario, y sea tu firme apoyo desde Sión.
Y Jesús , al salir del barco, viendo tan gran gentío, se movió a lástima, y curó a sus enfermos.
Sed, pues, imitadores de Dios, como sois sus hijos muy queridos,
y proceded con amor hacia vuestros hermanos, a ejemplo de lo que Cristo nos amó, y se ofreció a sí mismo a Dios en oblación y hostia de olor suavísimo.
Deseamos que cada uno de vosotros muestre el mismo fervor hasta el fin para el cumplimiento o perfección de su esperanza,
Bienaventurado el hombre que teme al Señor, y que toda su afición la pone en cumplir sus mandamientos.
Poderosa será sobre la tierra la descendencia suya; bendita será la generación de los justos.
No digas a tu amigo: Anda y vuelve; mañana te daré lo que pides, pudiendo dárselo luego.
Revestíos, pues, como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia,
Pero ahora, habiendo conocido a Dios, o por mejor decir, habiendo sido de Dios amados y conocidos, ¿cómo tornáis otra vez a esas observancias legales, que son sin vigor ni suficiencia, queriendo sujetaros nuevamente a ellas?
En suma, procuremos las cosas que contribuyen a la paz, y observemos las que pueden servir a nuestra mutua edificación.
Si esto haces amanecerá tu luz como la aurora, y llegará presto tu curación, y delante de ti irá siempre tu justicia, y la gloria del Señor te acogerá en su seno.
Unos reparten sus propios bienes, y se hacen más ricos; otros roban lo ajeno, y están siempre en miseria.
El alma benéfica será colmada de bienes; y será como embriagada de ellos, la que a otros embriaga.
Vended, si es necesario, lo que poseéis, y dad limosna. Haceos unas bolsas que no se echen a perder; un tesoro en el cielo que jamás se agota, adonde no llegan los ladrones, ni roe la polilla.
que es el padre de los huérfanos y el juez defensor de las viudas. Reside Dios en su lugar santo.
No seáis flojos en cumplir vuestro deber; sed fervorosos de espíritu, acordándoos que el Señor es a quien servís.
Desfallecieron mis ojos de tanto esperar tu promesa. ¿Cuándo será, Señor, decía yo, que me consolarás?
Aunque yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y aunque entregara mi cuerpo a las llamas, si el amor me falta, todo lo dicho no me sirve de nada.
Y no olvidéis ejercitar la hospitalidad, pues por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
El Señor te bendiga y te guarde.
El Señor te muestre apacible su rostro y haya misericordia de ti.
Vuelva el Señor su rostro hacia ti y te conceda la paz.
Yo os digo más: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os persiguen y calumnian,
Así, pues, el que de veras ama la vida, y quiere vivir días dichosos, refrene su lengua del mal, y sus labios no se desplieguen a favor de la falsedad.