Lucas 16 - Nueva Biblia Española (1975)1 Jesús dijo también a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le fueron con el cuento de que éste derrochaba sus bienes. 2 Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu gestión, porque quedas despedido. 3 El administrador se puso a echar cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. 4 Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, haya quien me reciba en su casa. 5 Fue llamando uno por uno a los deudores de su patrón, y preguntó al primero: ¿Cuánto debes a mi patrón? 6 Aquél respondió: Cien barriles de aceite. El le dijo: Aquí está tu recibo: date prisa, siéntate y escribe 'cincuenta' 7 Luego preguntó a otro: Y tú, ¿cuánto le debes? Este contestó: Cien costales de trigo. Le dijo: Aquí está tu recibo: escribe 'ochenta'. 8 El patrón felicitó a aquel administrador de lo injusto por la habilidad con que había procedido, pues los que pertenecen a este mundo son más astutos con su gente que los que pertenecen a la luz. 9 Ahora les digo yo: Gánense amigos dejando el injusto dinero: así, cuando esto se acabe, los recibirán en las moradas eternas. 10 Quien es fiel en lo de nada, también es fiel en lo importante; quien no es honrado en lo de nada, tampoco es honrado en lo importante. 11 Por eso, si no han sido fieles con el injusto dinero, ¿quién les va a confiar lo que vale de veras? 12 Si no han sido fieles en lo ajeno, lo suyo, ¿quién se lo va a entregar? 13 Ningún sirviente puede estar al servicio de dos señores; porque aborrecerá a uno y querrá al otro o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. 14 Oyeron todo esto los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlaban de él. 15 Jesús les dijo: Ustedes son los que se las dan de intachables ante la gente, pero Dios los conoce por dentro, y ese encumbrarse entre los hombres le repugna a Dios. 16 La Ley y los Profetas llegaron hasta Juan; desde entonces se anuncia el reinado de Dios y todo el mundo usa la violencia contra él; 17 pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra que no que caiga una coma de la Ley. 18 Todo el que despide a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la despedida comete adulterio. 19 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino, y banqueteaba todos los días espléndidamente. 20 Un mendigo llamado Lázaro estaba echado en el portal, cubierto de llagas; 21 habría querido llenarse el estómago con' lo que tiraban de la mesa del rico; más aún, hasta se le acercaban los perros a lamerle las llagas. 22 Se murió el mendigo, y los ángeles lo pusieron a la mesa al lado de Abrahán. Se mudó también el rico, y lo enterraron; 23 Estando en el abismo, en medio de los tormentos, levantó los ojos, vio de lejos a Abrahán con Lázaro echado a su lado, 24 y gritó: Padre Abrahán, ten piedad de mí; manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, que me atormentan estas llamas. 25 Pero Abrahán le contestó: Hijo, recuerda que en vida te tocó a ti lo bueno y a Lázaro lo malo; por eso ahora él encuentra consuelo y tú padeces. 26 Además, entre nosotros y ustedes se abre un abismo inmenso; por más que quiera, nadie puede cruzar de aquí para allá, ni de allí para acá. 27 El rico insistió: Entonces, padre, por favor, manda a Lázaro a mi casa, 28 porque tengo cinco hermanos: que los prevenga, no sea que acaben también ellos en este lugar de tormento. 29 Abrahán le contestó: Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen. 30 El rico insistió: No, no, padre Abrahán; pero si un muerto fuera a verlos, se enmendarían. 31 Abrahán le replicó: Sino escuchan a Moisés y a los profetas, no le harán caso ni a un muerto que resucite. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.