ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni difamadores, ni estafadores heredarán el reino de Dios.
No se embriaguen con vino en el cual hay desenfreno, más bien, sean llenos con el Espíritu.
Despierten, borrachos, y lloren. Giman todos los que beben vino, porque el mosto es quitado de su boca.
Sean sobrios y velen. Su enemigo el diablo anda alrededor como león que ruge y busca a quien devorar,
ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni difamadores, ni estafadores heredarán el reino de Dios.
¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: Ni inmorales sexuales, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales,
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer algo en lo que tu hermano se ofenda, se debilite o tropiece.
Cuando confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
No mires al vino cuando rojea, Y lanza destellos en la copa, Porque se entra suavemente,
No es de reyes, oh Lemuel, Ni es de los reyes beber vino, Ni de los gobernantes el licor.
El vino es burlador y alborotador el licor, Y cualquiera que en ello se desvía no es sabio.
Evidentes son las obras humanas, las cuales son: inmoralidad sexual, impureza, lascivia,
idolatría, hechicería, hostilidades, contienda, celo, enemistades, rivalidades, disensiones, herejías,
envidias, borracheras, orgías y las cosas semejantes a éstas. Les digo con anticipación, como ya dije, que los que las practican no heredarán el reino de Dios.
¡Ay de los que se levantan temprano por la mañana a buscar bebida fuerte y se quedan hasta la noche, hasta que los enciende el vino!
Todo es arpa y salterio, flauta y tamboril, y vino en sus banquetes, pero no consideran lo que dijo Yavé, ni miran la obra de sus manos.
No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne,
Porque el ebrio y el glotón empobrecerán, Y el dormitar hará vestir harapos.
¿Para quién es el ay? ¿Para quién las tristezas? ¿Para quién las contiendas? ¿Para quién el quejido? ¿Para quién las heridas sin causa? ¿Para quién los ojos enrojecidos?
Para el que se detiene en el vino, Para los que prueban licores mezclados.
No mires al vino cuando rojea, Y lanza destellos en la copa, Porque se entra suavemente,
Pero al fin, muerde como una serpiente. Pica como una víbora.
Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará cosas perversas.
Serás como el que está acostado en alta mar, Como el que duerme en el palo de un velero,
Y dirás: Me golpearon y no me dolió, Me azotaron, pero no lo sentí. Cuando despierte, lo volveré a buscar.
Fue suficiente el tiempo pasado para hacer la voluntad de los gentiles, cuando nos movíamos en los deleites carnales, deseos apasionados, borracheras, orgías, exceso de bebidas y repugnantes idolatrías.
Asimismo, los diáconos, sean serios, sin doblez de lengua, dignos de respeto, no de doble palabra, no adictos a mucho vino, no codiciosos de ganancia deshonesta,
No es de reyes, oh Lemuel, Ni es de los reyes beber vino, Ni de los gobernantes el licor.
No sea que al beber, olviden lo que se decretó, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.
Hay una copa en la mano de Yavé, Y el vino fermenta. Está bien mezclado y lo derramará. Y tendrá que ser sorbido hasta sus sedimentos. ¡Ciertamente todos los perversos de la tierra lo beberán!
Estén alerta, no sea que se carguen con relajamiento moral, embriaguez y afanes de la vida, y aquel día aparezca de repente sobre ustedes.
de que vivamos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, ni en pecados sexuales y sensualidades, ni en contienda y envidia.
Más bien, vístanse del Señor Jesucristo. No hagan provisión para los deseos apasionados de la naturaleza humana.
Pero entonces les escribí que no se asocien con alguno que, aunque se llame hermano, sea inmoral, avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con ellos, ni se sienten a comer.
Den el licor fuerte al desfallecido, Y el vino a los de ánimo amargado,
Para que beban y olviden su necesidad, Y ya no se acuerden de su miseria.
envidias, borracheras, orgías y las cosas semejantes a éstas. Les digo con anticipación, como ya dije, que los que las practican no heredarán el reino de Dios.
Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
¡Dichosa tú, oh tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, Y tus príncipes comen a su tiempo Para reponer fuerzas Y no para embriagarse!
Proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite. Mi copa rebosa.
El que ama la corrección ama el conocimiento, Pero el que aborrece la reprensión es estúpido.
Pero si aquel esclavo razona: Mi señor demora en venir, y comienza a golpear a los demás esclavos, a comer, beber y embriagarse,
vendrá el señor de aquel esclavo un día y a una hora cuando no lo espera. Lo castigará con severidad y lo pondrá con los infieles.
Porque el reino de Dios no es comida y bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Porque cuando comen, cada uno se adelanta a comer su propia cena. Uno tiene hambre y otro se embriaga.
Aunque mi corazón me guiaba con sabiduría, investigué con mi mente cómo deleitar mi cuerpo con vino, y a la vez andar con sabiduría y retener la insensatez, hasta ver cuál sería el bien para que lo hagan los hijos de hombres bajo el cielo todos los días de su vida.
Amados, les ruego como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de los ardientes deseos humanos que se enfrentan en batalla contra el alma.
¡Ay de la arrogante corona de los ebrios de Efraín y de la flor marchita de su gloriosa hermosura que está sobre la cabeza de los que se jactan en la abundancia, aturdidos por el vino!
Ciertamente ʼAdonay tiene uno que es fuerte y poderoso, como aguacero de granizo, como tormenta trastornadora, y como aguacero de recias aguas desbordantes que derriban la tierra con fuerza.
Con los pies pisoteará la arrogante corona de los ebrios de Efraín
Por tanto, si comen, beben o hacen cualquier cosa, hagan todo para la gloria de Dios.
Su boca fue más blanda que mantequilla, Pero hay contienda en su corazón. Más suaves que aceite son sus palabras, Pero son como espadas desenvainadas.
El que observa la Ley es hijo inteligente, El que se reúne con glotones avergüenza a su padre.
No sean moldeados por este mundo, sino sean transformados por la renovación de la mente, para que comprueben la voluntad de Dios, la cual es buena, aceptable y perfecta.
Ya no bebas agua, sino toma un poco de vino por causa de tus frecuentes enfermedades del estómago.
La necedad divierte al falto de entendimiento, Pero el hombre prudente endereza su andar.
El que ama el deleite será un hombre pobre, Quien ama el vino y los ungüentos no enriquecerá.
¿No saben que en un estadio todos en verdad corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corran de tal modo que lo obtengan!
Todo el que lucha se abstiene de todo. Ellos ciertamente se abstienen para recibir una corona perecedera, pero nosotros, imperecedera.
Así que, yo corro de este modo, con una meta definida. De esta manera lucho, no como el que golpea el aire.
Al contrario, golpeo y esclavizo mi cuerpo, no sea que, después de predicar a otros, yo mismo sea descalificado.
porque será grande delante del Señor. No beberá vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.
También que es don de ʼElohim que todo hombre coma y beba, y vea el bien de toda su labor.
Por tanto hagan morir lo terrenal en ustedes: inmoralidad sexual, impureza, pasión desordenada, deseo malo y la avaricia, que es idolatría.
El camino del necio es recto ante sus propios ojos, Pero el que escucha el consejo es sabio.
Hermanos, cuando una persona sea sorprendida en alguna transgresión, ustedes, los espirituales, restáurenlo con un espíritu de humildad, al considerarte a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
El lento para la ira es mejor que el valiente, Y el que domina su espíritu que el que captura una ciudad.
No inclines mi corazón a alguna cosa perversa, Para que haga obras de perversidad Con hombres que practican iniquidad, Y no me dejes probar sus golosinas.
Y les digo: Que de ningún modo beba de este fruto de la vid desde ahora hasta aquel día cuando beba nuevo vino con ustedes en el reino de mi Padre.
Por tanto, hermanos, los exhorto por las misericordias de Dios a que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, lo cual es su adoración racional.
¿No saben que ustedes son Santuario de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ustedes?
Oh ʼElohim, sobre mí están los votos. Te pagaré ofrendas de acción de gracias,
Porque libraste mi vida de la muerte Y mis pies de tropezar, Para que ande delante de ʼElohim En la luz de los que viven.
Vino el Hijo del Hombre, Quien come y bebe, y dicen: ¡Miren, un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores! Pero la sabiduría es justificada por sus obras.
Viene el Hijo del Hombre, Quien come y bebe, y dicen: ¡Ahí está un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!
Cuando te sientes a comer con un ʼadón, Considera bien lo que está delante de ti,
Y pon cuchillo a tu garganta Si tienes gran apetito.
No codicies sus manjares delicados, Porque son pan de engaño.
Porque la naturaleza humana desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la naturaleza humana, porque éstos se oponen entre sí para que no hagan las cosas que quieran.
Vengan, dicen, bebamos vino. Embriaguémonos con licor, y el día de mañana será como hoy, o aún más abundante.
Pero el que duda sobre lo que come, se acusa, porque no comió por fe. Todo lo que no es por fe es pecado.
No me refiero a los inmorales sexuales de este mundo, los avaros, estafadores o idólatras, pues en ese caso tendrían que salir del mundo.
El que ama la sabiduría, alegra a su padre, Pero el que se junta con prostitutas, destruye su riqueza.
Así que, nosotros los fuertes tenemos que sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.
Cada uno de nosotros agrade al prójimo en lo bueno, para edificación.
Oh ʼElohim, Tú los harás bajar a la fosa de destrucción. Los sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días. Pero yo confío en Ti.
Evidentes son las obras humanas, las cuales son: inmoralidad sexual, impureza, lascivia,
Como hijos obedientes, no se amolden a las antiguas pasiones que tenían en su ignorancia.
Éstos también erraron a causa del vino y se entontecieron con el licor. Sacerdotes y profetas se tambalean por el licor. Los aturde el vino. Dan traspiés por el licor. El sacerdote y el profeta erraron por el licor. Fueron trastornados por el vino. Erraron en la visión. Titubean en la sentencia.
Pues la aspiración de la naturaleza humana es muerte, pero la aspiración del espíritu es vida y paz.
Al contrario, golpeo y esclavizo mi cuerpo, no sea que, después de predicar a otros, yo mismo sea descalificado.
Se cubrió de maldición como con su manto, Por lo cual la dejó entrar en su cuerpo como agua, Y como aceite en sus huesos.
La perversidad es como deporte para el necio. Así es la sabiduría para el hombre de entendimiento.
Escucha tú, hijo mío, sé sabio, Y dirige tu corazón por el buen camino.
No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne,
Porque el ebrio y el glotón empobrecerán, Y el dormitar hará vestir harapos.
Sean avergonzados y confundidos juntos Los que de mi mal se alegran. Vístanse de vergüenza y deshonor Los que se engrandecen sobre mí.
Pero entonces, como el que duerme, Como un valiente que se recupera del vino Despertó ʼAdonay
Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años. Repósate, come, bebe y regocíjate.