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149 Versículos de la biblia sobre el Poder de la Resurrección
Pero, ¡Cristo fue resucitado de entre los muertos, el Primero de los que durmieron!
Por cuanto la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un Hombre, la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.
a fin de conocerlo a Él y el poder de su resurrección, y participar en sus padecimientos al ser como Él en su muerte,
Por medio del bautismo fuimos sepultados con Él para la muerte, a fin de que como Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la majestad del Padre, también nosotros andemos en vida nueva.
Jesús le dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá.
Y todo el que vive y cree en Mí, que de ningún modo muera jamás. ¿Crees esto?
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Quien según su gran misericordia causó que renaciéramos para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que mora en ustedes.
Aún un poco, y el mundo no me verá, pero ustedes me verán. Porque Yo vivo, ustedes también vivirán.
Si fueron resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la mano derecha de Dios.
Los apóstoles daban el testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y había abundante gracia sobre todos ellos.
Quien se entregó por causa de nuestras transgresiones y fue resucitado a causa de nuestra justificación.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Pues el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la Ley.
Pero ¡gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
a Quien Dios resucitó y desató de las garras de la muerte, porque era imposible que Él fuera retenido bajo su dominio.
Entonces el ángel dijo a las mujeres: No teman, porque sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado.
No está aquí, porque fue resucitado como lo dijo. Vengan, vean el lugar donde fue puesto.
Que si confiesas con la boca al Señor Jesús y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.
Porque Él estableció un día cuando juzgará a la humanidad con justicia por medio de un Hombre, y lo resucitó como garantía para todos.
Recuerda a Jesucristo, descendiente de David, Quien resucitó de entre los muertos, según mi mensaje de Buenas Noticias,
En el bautismo fueron sepultados y resucitados juntamente con Él por medio de la fe en la operación de Dios, Quien lo resucitó de entre los muertos.
que operó en Cristo al resucitarlo de entre los muertos y sentarlo a su mano derecha, según los planes celestiales,
Pero él les dijo: No se alarmen. Buscan al Nazareno que fue crucificado. No está aquí. Fue resucitado. Miren el lugar donde lo pusieron.
No está aquí. Fue resucitado. Recuerden lo que les habló cuando estaba aún en Galilea:
Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, sea crucificado y resucitado al tercer día.
y mataron al Originador de la vida, a Quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
y el que vive, aunque estuve muerto. Sin embargo vivo por los siglos de los siglos. Tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Él fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad, y resucitó de entre los muertos.
Pero Dios lo resucitó
y se apareció durante muchos días a los que subieron con Él de Galilea a Jerusalén, quienes son sus testigos ante el pueblo.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Jesús a los que durmieron en Cristo.
Sabemos que el que resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará y nos presentará con ustedes por medio de Jesús.
El primer día de la semana en la mañana cuando aún había oscuridad, María Magdalena fue a la tumba y vio la piedra quitada del sepulcro.
Entonces los discípulos regresaron a los suyos.
Pero María lloraba cerca del sepulcro. En medio de su llanto, se inclinó y miró dentro del sepulcro.
Vio a dos ángeles resplandecientes sentados uno a la cabecera y uno a los pies donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntaron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les contestó: Porque movieron a mi Señor, y no sé dónde lo pusieron.
Cuando dijo esto, se volvió y vio a Jesús, Quien estaba en pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, al pensar que era el jardinero, le dijo: Señor, si Tú lo llevaste, dime dónde lo pusiste, y yo lo llevaré.
Jesús le respondió: ¡María! Ella, al dar la vuelta, le dijo en hebreo: ¡Rabboni! que significa Maestro.
Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre. Pero vé a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios.
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: ¡Vi al Señor! Y les informó que le dijo estas cosas.
Dios resucitó a Éste al tercer día, y le concedió que apareciera,
no a todo el pueblo sino a nosotros, testigos designados con anticipación por Dios, que comimos y bebimos con Él después que resucitó.
El Dios de paz, Quien resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el excelente Pastor de las ovejas, por la sangre del Pacto eterno,
los haga completos en todo lo bueno para que hagan la voluntad de Él, y Él haga en ustedes lo agradable delante de Él por medio de Jesucristo, a Quien sea la gloria por los siglos. Amén.
Porque primero les entregué lo que recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras,
¿Por qué nosotros nos exponemos a peligros a toda hora?
Les aseguro, hermanos, por la satisfacción que tengo con respecto a ustedes en nuestro Señor Jesucristo, que muero cada día.
Si como hombre batallé contra fieras en Éfeso, ¿qué provecho obtuve? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, porque mañana moriremos!
No se engañen. Los malos compañeros corrompen las buenas costumbres.
Velen debidamente y no pequen, porque algunos no conocen a Dios. Hablo para avergonzarlos.
Pero alguno preguntará: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con cuál clase de cuerpo se levantarán?
¡Insensato! Lo que tú siembras no se levanta si no muere.
Lo que siembras no es el cuerpo que saldrá, sino siembras grano desnudo tal vez de trigo u otro grano.
Pero Dios le da el cuerpo que quiere, y cuerpo propio a cada semilla.
No toda carne es igual, sino una es humana, otra, carne de bestias, otra, carne de aves, y otra, de peces.
fue sepultado y fue resucitado al tercer día, según las Escrituras,
y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padecería y sería resucitado de entre los muertos al tercer día,
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se manifiesta lo que seremos, pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos como Él es.
De modo que si alguno es nueva creación en Cristo, las cosas viejas pasaron y todas son nuevas.
Si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él.
Sabemos que Cristo, Quien fue resucitado de entre los muertos, ya no muere. La muerte ya no lo domina.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios. En verdad murió en el cuerpo, pero fue vivificado en el Espíritu.
Las mujeres recibieron a sus muertos por medio de resurrección. Otros, al no aceptar el rescate, fueron torturados para obtener mejor resurrección.
Él mismo se humilló y obedeció hasta la muerte de cruz.
Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo y le dio el Nombre que es sobre todo nombre,
¡Él sorberá la muerte para siempre! ʼAdonay Yavé enjugará las lágrimas de todo semblante y quitará el oprobio de su pueblo en toda la tierra, porque Yavé habló.
Inmensamente feliz y santo el que tiene parte en la primera resurrección. La muerte segunda no tiene poder sobre éstos, sino serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él 1.000 años.
Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo, mucho más después de ser reconciliados seremos salvos por su vida.
Si Cristo no fue resucitado, entonces nuestra predicación es vana y la fe de ustedes también.
y la supereminente grandeza de su poder hacia nosotros los que creemos, según la actividad de su fuerza poderosa
Gracia y paz a ustedes de nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
que operó en Cristo al resucitarlo de entre los muertos y sentarlo a su mano derecha, según los planes celestiales,
Porque también fue crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios. Porque nosotros también somos débiles en Él, pero viviremos con Él por el poder de Dios hacia nosotros.
Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que mira al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y Yo lo resucitaré el día final.
y esperar de los cielos a su Hijo, a Quien resucitó de entre los muertos, a Jesús, Quien nos librará de la ira que viene.
Que el Cristo sería sometido a sufrimiento, sería el primero en resucitar de entre los muertos y proclamaría la resurrección tanto al pueblo judío como a los gentiles.
¿Quién es el que pronunciará sentencia? Cristo murió, y aun más, fue resucitado. También está a la mano derecha de Dios e intercede por nosotros.
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en cuerpo corruptible, se levanta en cuerpo incorruptible;
se siembra en humillación, resucita con resplandor; se siembra en debilidad, resucita con poder;
se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo natural, hay también espiritual.
Miren mis manos y mis pies. ¡Yo mismo soy! Tóquenme y vean, pues un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que tengo Yo.
Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo,
Después de deshecha mi piel, en mi carne veré a ʼElohim,
Tus muertos vivirán. Tus cadáveres resucitarán. Ustedes los que están tendidos en el polvo despierten y canten jubilosos. Porque tu rocío es como rocío de la aurora. La tierra dará a luz a sus fallecidos.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y afrenta perpetua.
No se maravillen de esto, porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz.
Los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, pero los que hicieron lo malo, a resurrección de juicio.
Jesús respondió: Destruyan este Templo y en tres días lo levantaré.
Jesús y sus discípulos también fueron invitados a la boda.
Los judíos dijeron: Este Templo fue edificado durante 46 años, ¿y Tú lo levantarás en tres días?
Pero Él hablaba del Templo de su cuerpo.
Entonces Pablo entendió que algunos de ellos eran saduceos y otros, fariseos. Levantó la voz ante el Tribunal Supremo: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Con respecto a la esperanza de la resurrección de los muertos me juzgan.
Por esto el Padre me ama, porque Yo doy mi vida para volverla a tomar.
Nadie me la quita, sino Yo la doy de Mí mismo. Tengo autoridad para darla y para volverla a tomar. Este Mandamiento recibí de mi Padre.
los que por medio de Él son fieles a Dios, Quien lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria para que su fe y esperanza estén en Dios.
Porque si nos unimos en la semejanza de su muerte, también nos uniremos a la semejanza de su resurrección.
Pero si se predica que Cristo fue resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección de muertos?
Pues si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo fue resucitado.
Se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de los santos que habían dormido fueron resucitados.
Cuando salieron de los sepulcros, entraron en la Ciudad Santa. Después de la resurrección de Él aparecieron a muchos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras
y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padecería y sería resucitado de entre los muertos al tercer día,
y que, al comenzar desde Jerusalén, sería predicado en su Nombre el cambio de mente para perdón de pecados a todas las naciones.
Al que vence le concederé que se siente conmigo en mi trono, como Yo también vencí, y me senté con mi Padre en su trono.
Pero ahora la gracia fue manifestada por medio de la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, Quien ciertamente abolió la muerte al sacar a luz la vida y la inmortalidad por medio de las Buenas Noticias,
a partir del bautismo de Juan hasta el día cuando fue tomado arriba de entre nosotros, uno de éstos sea testigo con nosotros de su resurrección.
No solo ella, sino también nosotros mismos, quienes tenemos la primicia del Espíritu, también gemimos al esperar ansiosamente la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a Quien ustedes colgaron en un madero y lo mataron.
Dios exaltó a Éste a su mano derecha como Príncipe y Salvador para dar a Israel cambio de mente y perdón de pecados.
Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, a Quien Dios derramó sobre los que le obedecen.
Jesús le preguntó: ¿Porque me has visto, has creído? Inmensamente felices los que no vieron y creyeron.
Porque si los muertos no son resucitados, tampoco Cristo fue resucitado.
Si Cristo no fue resucitado, la fe de ustedes es vacía. Aún están en sus pecados,
Tengo la esperanza en Dios, la cual ellos mismos también aceptan, de una resurrección tanto de justos como de injustos.
Pero en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no leyeron lo dicho por Dios a ustedes:
Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob? Dios no es Dios de muertos sino de vivos.
Porque el Señor mismo con señal de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Para esto Cristo murió y volvió a vivir: para que sea Señor de los muertos y de los vivos.
Cuando les proclamamos el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo no seguimos fábulas artificiosas, sino fuimos testigos oculares de su majestad.
Él transformará nuestro humilde cuerpo para que sea semejante a su glorioso cuerpo, según la operación de su poder que somete todas las cosas a Él mismo.
Así como llevamos la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
Después de decir esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Y el muerto salió con vendas en los pies y las manos. Su cara había sido envuelta en un sudario. Jesús les ordenó: ¡Desátenlo y déjenlo ir!
Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho como un alma viviente, el último Adán, como un Espíritu que da vida.
de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Desde entonces Jesús comenzó a decir a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y morir y ser resucitado al tercer día.
Ésta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de ser resucitado de entre los muertos.
Casa de Israel, sepa sin duda que a este Jesús, a Quien ustedes crucificaron, Dios lo constituyó Señor y Cristo.
Y además Isaías dice: Brotará la raíz de Isaí: el que se levanta a regir a los gentiles, los gentiles esperarán en Él.
El Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que ustedes abunden en la esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Por tanto, mis hermanos amados, estén firmes e inconmovibles. Abunden en la obra del Señor siempre y entiendan que su trabajo en el Señor no es vano.
Pero Éste, después de ofrecer un solo sacrificio para siempre por los pecados, se sentó a la derecha de Dios,
y desde entonces espera hasta que sus enemigos sean puestos como tarima de sus pies.
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: En que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por medio de Él.
Porque como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
¡Ten presente, vengo con prontitud, y traigo mi galardón conmigo para recompensar a cada uno según su obra!
Ocho días después, sus discípulos estaban otra vez adentro con las puertas trancadas, y Tomás con ellos. Jesús se apareció en medio de ellos y dijo: Paz a ustedes.
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo y mira mis manos. Extiende tu mano y métela en mi costado. No seas incrédulo, sino creyente.
Tomás respondió: ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le preguntó: ¿Porque me has visto, has creído? Inmensamente felices los que no vieron y creyeron.
Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús en pie a la mano derecha de Dios,
y dijo: ¡Ciertamente veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre en pie a la mano derecha de Dios!
El que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los cielos para llenar todas las cosas.
y de Jesucristo, el Testigo fiel, el Primogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos libertó de nuestros pecados con su sangre
Pero Aquél a Quien Dios levantó no pasó a descomposición.
Varones hermanos, sepan pues, que por medio de Jesús se les anuncia el perdón de pecados. De todo lo que no pudieron ser justificados por la Ley de Moisés,
en Éste es justificado todo el que cree.
Quien es la Cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el Principio, Primogénito de los muertos, para que Él sea el Primero en todo.
Si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez y los llevaré conmigo, para que donde Yo estoy, ustedes también estén.
Sino regocíjense por cuanto participan de los padecimientos de Cristo, para que también en la manifestación de su gloria se regocijen en gran manera.
a fin de que como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Por lo demás, la corona de justicia me está reservada, la cual el Señor, Juez justo, me dará en aquel día, y no solo a mí, sino también a todos los que tienen en alta estima su aparecimiento.
Porque el que murió, murió una vez por todas al pecado, pero el que vive, vive para Dios.
cuando nosotros aún estábamos muertos en las transgresiones, nos dio vida juntamente con Cristo. Por gracia son salvos.
En los planes celestiales nos resucitó y nos sentó con Cristo Jesús,
Enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá muerte. No habrá llanto, ni clamor, ni dolor. Las primeras cosas pasaron.
En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en Quien tenemos que ser salvos.
Porque no abandonarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu Santo experimente corrupción.
Enséñenles a guardar todas las cosas que les he mandado. Y ciertamente Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la era.
Pero vemos a Jesús, Quien fue un poco menor que los ángeles, coronado de gloria y honor por cuanto padeció la muerte, para que por la gracia de Dios se sometiera a la muerte por todos.
Porque si por la transgresión de uno reinó la muerte, mucho más reinarán en vida los que reciben la abundancia de la gracia y el Regalo de la justicia por medio de Uno, Jesucristo.
Siempre llevamos por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
y ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe en el Hijo de Dios, Quien me amó y se entregó por mí.
Cuando todo le sea sometido, entonces el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
El que tiene oído, escuche lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que vence le concederé que coma del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.
Éste es el testimonio: Que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
Luego viene el fin, cuando Él entregue el reino al Dios y Padre, cuando suprima toda soberanía, autoridad y poder,
El Dios de toda gracia, Quien los llamó a su gloria eterna en Cristo, después que padezcan un poco, Él mismo los perfeccionará, confirmará, fortalecerá y establecerá.
Después de padecer Él, se les apareció vivo con muchas pruebas durante 40 días y les hablaba sobre el reino de Dios.
en un instante, en un pestañeo de ojo, al toque de la trompeta final, porque sonará. Los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, me serán testigos primero en Jerusalén, toda Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra.
Entonces se mostrará la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Todas las naciones de la tierra se lamentarán y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
Enviará a sus ángeles con sonido de gran trompeta, y reunirán a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde un extremo al otro extremo de los cielos.
Por la tarde de aquel día, el primero de la semana, cuando los discípulos tenían las puertas trancadas a causa del temor a los judíos, Jesús se apareció en medio y les dijo: Paz a ustedes.
Entonces corrió, fue a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: ¡Sacaron al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo pusieron!
Luego les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se regocijaron.
entraron y no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Al reclinarse con ellos, tomó el pan, dio gracias, lo partió y les dio.
Entonces los ojos de ellos fueron abiertos y lo reconocieron, pero Él se volvió invisible.
Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?
En aquella misma hora regresaron a Jerusalén. Hallaron a los 11 reunidos y a los que estaban con ellos,
quienes decían: ¡Realmente fue resucitado el Señor y fue visto por Simón!
Ellos contaron lo que sucedió en el camino, y cómo se dio a conocer a ellos cuando partió el pan.
Mientras ellos hablaban esto, Él mismo apareció en medio de ellos y les dijo: Paz a ustedes.
Se aterrorizaron y se espantaron. Pensaban que era un espíritu.
Pero Él les preguntó: ¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones?
Miren mis manos y mis pies. ¡Yo mismo soy! Tóquenme y vean, pues un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que tengo Yo.
Mientras ellas estaban perplejas por esto, aparecieron dos varones con ropas resplandecientes junto a ellas.
Cuando dijo esto les mostró las manos y los pies.
Pero como ellos no creían por causa del gozo y del asombro, les preguntó: ¿Tienen aquí algo para comer?
Entonces ellos le dieron parte de un pescado asado.
Lo tomó y comió delante de ellos,
y les dijo: Cuando todavía estaba con ustedes les anuncié que era necesario que se cumplieran todas las cosas escritas con respecto a Mí en la Ley de Moisés, los profetas y los Salmos.
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras
y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padecería y sería resucitado de entre los muertos al tercer día,
y que, al comenzar desde Jerusalén, sería predicado en su Nombre el cambio de mente para perdón de pecados a todas las naciones.
Ustedes son testigos de esto.
Yo envío la promesa de mi Padre sobre ustedes. Permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos de poder de lo alto.
Ellas se atemorizaron e inclinaron su rostro hacia la tierra. Ellos les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?
Los condujo hasta Betania, alzó sus manos y los bendijo.
Mientras los bendecía, Él partió de ellos y fue llevado al cielo.
Lo adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo.
Estaban siempre en el Templo y alababan a Dios.
No está aquí. Fue resucitado. Recuerden lo que les habló cuando estaba aún en Galilea:
Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, sea crucificado y resucitado al tercer día.
Se acordaron de sus palabras,
Por esto es Mediador de un Nuevo Pacto, a fin de que al ocurrir la muerte para el perdón de las transgresiones que hubo en el primer Pacto, los llamados recibieran la promesa de la herencia eterna.
Aún más, si en verdad los muertos no son resucitados, somos falsos testigos de Dios, porque dimos testimonio de que Dios resucitó a Cristo, al cual no resucitó.
Porque a los que de antemano conoció, también predestinó para que sean conformados a la Imagen de su Hijo, a fin de que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos.
Por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para ellos mismos, sino para Aquel que murió y fue resucitado por ellos.
Porque murieron y su vida fue escondida con Cristo en Dios.
Cuando se manifieste Cristo, Quien es su vida, entonces también ustedes se manifestarán con Él en gloria.
Considero que los sufrimientos actuales no merecen compararse con la gloria que se nos manifestará.
Y me dijo: Está hecho. Yo, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
Porque no me avergüenzo de las Buenas Noticias, puesto que son poder de Dios para salvación a todo el que cree, primero al judío y luego al griego.
Al que es poderoso para hacer todas las cosas infinitamente más allá de lo que nos atrevemos a pedir o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, por todas las generaciones del siglo de los siglos. Amén.
que guardes el mandamiento sin mancha, sin reproche, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,
la cual mostrará en tiempos apropiados el bendito y único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores,
el Único que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible, a Quien ninguno de los humanos vio, ni puede ver. A Él sea honor y soberanía eterna. Amén.
Porque nosotros, los que vivimos, somos entregados constantemente a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal.
El Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Por cuanto recibimos un reino inconmovible, mostremos gratitud a Dios de manera aceptable con reverencia y temor,
Al que es poderoso para guardarlos sin caída y colocarlos en pie sin mancha en presencia de su gloria con gran gozo,
al único Dios, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, soberanía y autoridad, tanto antes de todos los siglos, como ahora y por todos los siglos. Amén.