Él confía en Dios; pues, que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Marcos 9:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!». Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego una nube los cubrió y, desde la nube, una voz dijo: «Este es mi Hijo muy amado. Escúchenlo a él». Biblia Católica (Latinoamericana) En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: 'Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo. La Biblia Textual 3a Edicion Y apareció una nube que los cubría, y de la nube salió una voz: Éste es mi Hijo amado.° ¡A Él oíd! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se formó entonces una nube que los envolvió, y de la nube salió una voz: 'Éste es mi Hijo amado; escuchadle'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vino una nube que les cubrió de sombra, y desde la nube una voz que decía: Éste es mi Hijo amado; a Él oíd. |
Él confía en Dios; pues, que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el Hijo de Dios”?
Cuando el capitán romano y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y dijeron: ―¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!
Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».
También se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo».
De repente, cuando miraron a su alrededor, ya no vieron a nadie más que a Jesús.
y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo».
―Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.
¡Padre, da gloria a tu nombre!». Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya le di gloria, y volveré a darle gloria».
―Nosotros tenemos una Ley. Según esa Ley, debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios —insistieron los judíos.
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Así, al creer en su nombre tienen vida.
Así que los judíos se esforzaban aún más para matarlo. Querían matarlo porque no respetaba el sábado y decía que Dios era su Padre. Y es que, al decir eso, él daba a entender que era igual a Dios.
El Padre mismo me envió y ha testificado en mi favor. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su rostro.
Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre y, al encontrarlo, le preguntó: ―¿Crees en el Hijo del hombre?
Después de decir esto, fue llevado al cielo. Mientras ellos lo miraban, una nube lo ocultó de su vista.
»Este Moisés les dijo a los israelitas: “Dios hará surgir para ustedes, de entre nuestro pueblo, a un profeta como yo”.
Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el oficial etíope: ―Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?
Pero, cuando resucitó, a través del poder del Espíritu Santo, quedó demostrado que era Hijo de Dios. Él es Jesucristo nuestro Señor.
Por eso es necesario que prestemos más atención al mensaje que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo.
Él recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre. Lo vimos cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».
Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.
¡Miren! Cristo viene en las nubes. Todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra llorarán por él. ¡Así será! Amén.