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2 Pedro 1:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

17 Él recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre. Lo vimos cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 cuando él recibió honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria de Dios le dijo: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 cuando recibió de Dios Padre gloria y honor. En ese momento llegó sobre él una palabra muy extraordinaria de la gloriosa Majestad: 'Este es mi Hijo muy querido, el que me agradó elegir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Porque cuando recibió de Dios Padre honor y gloria, le fue dirigida de la majestuosa gloria esta voz: Éste es mi Hijo, mi Amado, en quien tengo complacencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Él recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió aquella voz: 'Éste es mi Hijo muy amado, en quien me he complacido'.

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2 Pedro 1:17
36 Referencias Cruzadas  

«Este es mi siervo, a quien he elegido, mi amado, con quien estoy muy contento. Sobre él pondré mi Espíritu, y proclamará justicia a las naciones.


En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.


Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él. ¡Escúchenlo!».


Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».


También se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo».


Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!».


»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo».


y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy contento contigo».


así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él. Yo doy mi vida por las ovejas.


Entonces, ¿por qué me acusan de ofender a mi Padre, quien me apartó para enviarme al mundo? ¿Tan solo porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?


Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí. Si no, al menos créanme por las obras mismas.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros. Así el mundo creerá que tú me has enviado.


Jesús le dijo: ―No me detengas, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.


El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.


Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y cosas aún más grandes que estas le mostrará, que los dejará a ustedes asombrados.


Pues así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el poder de tener vida en sí mismo.


No trabajen por la comida que pronto se acaba. Trabajen por la que permanece para vida eterna. Esa comida se la dará el Hijo del hombre, sobre quien Dios el Padre ha puesto su sello de aprobación.


Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.


Y esta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.


Así ustedes, juntos y a una sola voz, darán la gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Él es un Padre amoroso que siempre nos consuela


El Dios y Padre del Señor Jesús, quien merece ser siempre alabado, sabe que no miento.


El Hijo refleja el brillo de la gloria de Dios. Es la fiel imagen de lo que Dios es. Él es quien mantiene el universo en existencia, por medio del poder de su palabra. Después de morir para perdonarnos nuestros pecados, subió al cielo y se sentó a la derecha del trono majestuoso de Dios.


Les pido a Dios el Padre y a Jesucristo, el Hijo del Padre, que nos hagan disfrutar de su amor inmerecido, de su misericordia y de su paz. Les pido que nos den el gozo que viene de la verdad y el amor.


Los saluda Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. Dirijo esta carta a los que son amados por Dios el Padre, protegidos y llamados por Jesucristo.


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