Cuando los lleven ante las sinagogas, a los jueces y a las autoridades, para ser juzgados, no se preocupen de cómo se van a defender y qué van a decir;
Hechos 22:1 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia – Compatriotas y respetados líderes, ¡escúchenme! ¡Dejen que me defienda! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente «Hermanos y estimados padres —dijo Pablo—, escuchen mientras presento mi defensa». Biblia Católica (Latinoamericana) Hermanos y padres, escúchenme, pues les quiero dar algunas explicaciones. La Biblia Textual 3a Edicion Varones hermanos y padres, oíd ahora mi defensa ante vosotros. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Hermanos y padres: escuchadme la defensa que ahora expongo ante vosotros'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Varones hermanos y padres, oíd mi defensa que hago ahora ante vosotros. |
Cuando los lleven ante las sinagogas, a los jueces y a las autoridades, para ser juzgados, no se preocupen de cómo se van a defender y qué van a decir;
Propónganse desde sus corazones no ensayar discursos para defenderse ante los acusadores;
Hermanos, descendientes de Abraham, y todos ustedes que aman y temen a Dios; a nosotros se nos ha enviado este mensaje de salvación.
Los judíos empujaron a Alejandro a pararse frente a la multitud después de haberle dado instrucciones respecto a lo que tenía que decir, entonces él con una señal de su mano pidió silencio porque quería explicarle todo a la gente;
Pablo se quedó mirando fijamente al sanedrín y dijo: – Hermanos, yo personalmente, tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.
Cuando Pablo se dio cuenta de que en la audiencia algunos hombres eran saduceos y otros eran fariseos, alzó la voz diciendo: – Hermanos, soy un fariseo, hijo de fariseo; estoy en juicio porque creo en la esperanza de la resurrección de muertos.
Cuando el gobernador le hizo una señal a Pablo concediéndole la palabra, Pablo empezó su defensa diciendo: – Sé que desde hace muchos años tú has sido juez de esta nación; así que me alegro y con buena actitud presento mi defensa:
Les respondí que no es costumbre de los romanos sentenciar a una persona sin antes concederle la oportunidad de enfrentarse cara a cara con sus acusadores, y que tiene derecho a una defensa frente a las acusaciones.
Mientras que Pablo se defendía: – No he cometido ninguna falta ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador.
Mientras Pablo decía estas cosas en su defensa, Festo le gritó: – ¡Pablo, estás loco! De tanto estudiar te has vuelto loco.
Tres días después, Pablo mandó llamar a los principales judíos de la región, cuando se reunieron en la casa donde estaba custodiado, Pablo les dijo: – Hermanos, no he hecho nada en contra de nuestro pueblo ni en contra de las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, fui detenido en Jerusalén por algunos judíos y me entregaron a los romanos;
Esteban contestó: – Hombres, hermanos y padres, escuchen: el Dios de la gloria se manifestó a nuestro Padre Abraham, cuando todavía vivía en Mesopotamia, antes que habitase en Harán,
demuestran que en su mente y corazón está escrita la ley de Dios, saben lo que está bien y lo que está mal, y su conciencia les sirve de testigo, pues sus propios razonamientos los condenan o los defienden porque cuando hacen lo malo tienen remordimiento y cuando hacen el bien saben que hacen bien y no se sienten culpables.
¿Todo este tiempo han pensado que nos estábamos disculpando ante ustedes? ¡Más bien, hemos estado hablando delante de Dios en Cristo! Todo lo que hacemos y decimos, queridos hermanos, es para su edificación y crecimiento integral.
Miren, la tristeza que ustedes vivieron fue transformadora y produjo notables cambios, también vivieron sentimientos encontrados: reaccionaron con mecanismos de defensa, indignación, temor, recuerdos de afectos, reivindicación; esta tristeza los hizo más reverentes, más humanos y todo esto los llevó a una restauración interna, y los condujo a una pureza de vida.
otros, por competencia anuncian a Cristo, no con buenas intenciones, sino pensando en cómo empeorar el dolor que estoy pasando en mis prisiones.
Tiene sentido que yo sienta mucha gratitud y cariño por ustedes, y que siempre los lleve en mi corazón, porque fueron solidarios conmigo, viviendo constantemente la gracia de Dios en Cristo Jesús, las veces que estuve preso por defender y consolidar el Evangelio.
En mi primera defensa frente a las acusaciones que me hicieron, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron; espero que esa actitud de ellos no sea tomada en cuenta.
Vivan en sus corazones y reflejen con sus acciones la santidad de Cristo. Estén siempre preparados para defenderse ante cualquier persona o autoridad y mantengan siempre la esperanza puesta en Dios.