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Hechos 25:8 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

8 Mientras que Pablo se defendía: – No he cometido ninguna falta ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador.

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Biblia Reina Valera 1960

8 alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pablo negó los cargos. «No soy culpable de ningún delito contra las leyes judías, ni contra el templo, ni contra el gobierno romano», dijo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pablo se defendió diciendo: 'Yo no he cometido ninguna falta contra la Ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra el César.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 mientras Pablo decía en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 mientras que Pablo se defendía diciendo: 'Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el César, he cometido falta alguna'.

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Hechos 25:8
13 Tagairtí Cros  

Pablo se quedó mirando fijamente al sanedrín y dijo: – Hermanos, yo personalmente, tengo la conciencia tranquila, porque hasta ahora he obedecido a Dios en todo.


los que me acusan no me encontraron discutiendo con nadie en el templo ni incitando a la gente en las sinagogas ni provocando revueltas en ningún otro lugar de la ciudad;


Sin embargo, esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados y soy parte del grupo del Camino, que mis acusadores judíos llaman secta; no obstante, creo en todo lo que la ley enseña y en todo lo que está escrito en los libros de los profetas;


Pablo le contestó: – En este momento estoy ante el tribunal del emperador y es aquí donde debo ser juzgado; no he hecho nada malo en contra de los judíos y usted lo sabe muy bien.


Tres días después, Pablo mandó llamar a los principales judíos de la región, cuando se reunieron en la casa donde estaba custodiado, Pablo les dijo: – Hermanos, no he hecho nada en contra de nuestro pueblo ni en contra de las costumbres de nuestros antepasados. Sin embargo, fui detenido en Jerusalén por algunos judíos y me entregaron a los romanos;


Ellos le respondieron: – Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea que hable acerca de ti. Ninguno de los que han llegado de allá te ha acusado de nada malo.


Estamos orgullosos de esto y lo podemos decir con la conciencia tranquila: hemos vivido la santidad y fuimos sinceros delante de Dios y de todo el mundo, no nos guiamos por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios en Cristo Jesús, nos hemos portado bien con todos y especialmente con ustedes.


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