hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.
Jeremías 4:11 - Biblia Martin Nieto En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente sopla del desierto contra la hija de mi pueblo, y no para aventar ni para limpiar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. Biblia Nueva Traducción Viviente Se acerca la hora en que el Señor dirá a la gente de Jerusalén: «Mi querido pueblo, desde el desierto sopla un viento abrasador, y no la brisa suave que se usa para separar la paja del grano. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese tiempo dirán a este pueblo y a Jerusalén: 'Un viento que quema y que no sirve para separar la paja del grano, sopla desde el desierto hacia la hija de mi pueblo. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalem: Un viento abrasador viene de las alturas del desierto a la hija de mi pueblo, No para aventar ni para limpiar; Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente de las dunas del desierto avanza hacia la hija de mi pueblo, no para aventar ni para limpiar: Biblia Reina Valera Gómez (2023) En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. |
hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.
Por esto digo: Retirad vuestros ojos de mí, dejad que llore amargamente; no tratéis de consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo.
Lo ha castigado con la dispersión, con el destierro; lo ha aventado con la fuerza de su soplo, como en día de viento solano.
Las aventarás y el viento se las llevará, las esparcirá el torbellino; mas tú te regocijarás en el Señor, en el Santo de Israel te gloriarás.
No hubo nadie que invocara tu nombre, que despertara para apoyarse en ti, pues tú habías escondido tu rostro de nosotros y nos habías dejado a merced de nuestras iniquidades.
Yo os dispersaré como una paja arrebatada por el viento del desierto.
Tú les dirás estas palabras: 'Mis ojos se derriten en lágrimas noche y día sin descanso, por el gran desastre que quebranta a la virgen, hija de mi pueblo, por su gravísima herida.
Mirad, la borrasca del Señor estalla, un huracán se desencadena, se precipita sobre la cabeza de los malhechores.
Un viento impetuoso viene contra mí. Y ahora voy a pronunciar sobre ellos la sentencia.
El grito de angustia de la hija de mi pueblo se escucha a todo lo largo del país. '¿Ya no está el Señor en Sión? ¿Su rey ya no está allí?'. ¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con sus divinidades extranjeras?
¡Quién me brindara en el desierto un albergue de ambulantes! Abandonaría entonces a mi pueblo; me alejaría de él, porque son todos adúlteros, una pandilla de traidores.
Saeta mortífera es su lengua, tan sólo falsedad sale de su boca; paz auguran a su prójimo pero en su corazón le preparan un lazo.
Mis ojos están en lágrimas sumidos, mis entrañas se estremecen; mi hiel por tierra derramada, por la caída de la hija de mi pueblo, cuando desfallecían niños y lactantes en las plazas de la ciudad.
Arroyos de lágrimas fluyen de mis ojos por la ruina de la hija de mi pueblo.
Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: ellos les sirvieron de comida en la ruina de la hija de mi pueblo.
Hasta los chacales presentan las ubres, dan de mamar a sus cachorros; las hijas de mi pueblo se han hecho crueles como las avestruces del desierto.
La perversidad de la hija de mi pueblo es más grande que el pecado de Sodoma, que fue arrasada en un instante sin que interviniera mano alguna contra ella.
Miradla, está plantada; ¿podrá prosperar? O al soplar el viento del este, ¿no se secará? En el mismo suelo en que germinó se secará'.
Mas fue arrancada con furor, derribada en tierra, y el viento del este agostó sus frutos; quedó rota, su rama robusta se secó y lo devoró todo el fuego.
Efraín es fecundo entre las cañas; pero llegará el solano, el viento del Señor se alzará del desierto, secará sus manantiales, agotará sus fuentes y se llevará todos sus tesoros, sus objetos preciosos.
Por eso serán cual nubecilla matinal, como el rocío que se esfuma presto, cual la paja aventada en la era, como el humo que sale por la ventana.
El viento los envolverá en sus alas y se avergonzarán de sus altares.
Luego cambia el viento y desaparecen; criminales, cuya fuerza es su dios.
Voy a poner en pie de guerra a los caldeos, ese pueblo cruel e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para apoderarse de moradas ajenas.
Tiene en su mano el bieldo, limpiará su era y recogerá su trigo en el granero; pero quemará la paja con fuego que no se apaga nunca'.
Tiene en su mano el bieldo para aventar su parva, llevar el trigo a su granero y quemar la paja en fuego que no se apaga'.