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Jeremías 2:15 - Biblia Martin Nieto

Contra él han rugido leones, han lanzado su aullido. Ha sido devastada su tierra, sus ciudades incendiadas, despobladas.

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Biblia Reina Valera 1960

Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Leones fuertes rugieron contra él, y la tierra ha sido destruida. Ahora las ciudades están en ruinas; ya nadie vive en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Contra ti han rugido leones, tu tierra ha sido desolada, tus ciudades, incendiadas y despobladas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Los leoncillos rugieron contra él, dieron sus bramidos, Y convirtieron su tierra en una desolación; Sus ciudades están quemadas y sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

por la que bramaban leoncillos, daban su rugido? Hicieron de su país un desierto, sus ciudades fueron incendiadas, no queda un solo habitante.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Los cachorros de los leones rugieron sobre él, alzaron su voz; y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

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Jeremías 2:15
35 Tagairtí Cros  

Los rugidos del león, sus aullidos salvajes, como los dientes de los leoncillos quedan rotos.


Desde los cielos mandará a salvarme, fustigará a mis opresores, enviará su amor y su verdad.


Vuestro país es un desierto; vuestras ciudades, pasto del fuego; vuestro suelo, ante vuestros mismos ojos, extranjeros lo devoran; es una desolación, como las ruinas de Sodoma.


Ved que el Señor devasta la tierra, la arrasa y trastorna su faz y dispersa a sus habitantes:


Su rugido es como el de un león; ruge como los cachorros; gruñe, agarra la presa, la lleva y nadie se la quita.


En mis oídos ha sonado la palabra del Señor omnipotente: ¡Las muchas casas quedarán en ruinas; grandes y bellas, no habrá quien las habite!


Yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me respondió: Hasta que las ciudades estén devastadas y desiertas, las casas vacías y la tierra abandonada;


¡Escuchad! ¡Ya llega la noticia! Un gran tumulto viene del norte a reducir las ciudades de Judá a un desierto, cobijo de chacales.


Y tú anúnciales todas estas palabras y diles: El Señor ruge desde lo alto, desde su santa morada lanza su voz; ruge con fuerza contra su hacienda, lanza el grito de júbilo de los pisadores de la uva contra todos los habitantes de la tierra.


yo mando a buscar a todas las tribus del norte -dice el Señor- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de los contornos; las aniquilaré y las dejaré convertidas en objeto de horror, de escarnio y de oprobio perpetuo.


¿Por qué has profetizado en nombre del Señor diciendo que este templo será como Silo, y que esta ciudad quedará desolada y despoblada?'. Y todo el pueblo se apelotonó contra Jeremías en el templo del Señor.


Esto dice el Señor: En este lugar que vosotros decís desierto, porque no hay hombres ni animales; en las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén, que están ahora desoladas, sin habitantes y sin ganados, se volverá a sentir


Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.


De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.


El Señor no podía soportar más la maldad de vuestras acciones y las monstruosidades que habéis cometido; por eso vuestro país ha quedado convertido en un desierto, objeto de horror y execración, sin ningún habitante, como sucede actualmente.


Por eso el león de la selva los asalta, el lobo del desierto los destroza, el leopardo está al acecho ante sus ciudades; todo el que sale fuera es despedazado; porque son muchos sus delitos, abundantes sus rebeldías.


Oveja descarriada era Israel, acosada por leones. Primero la devoró el rey de Asiria; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le ha quebrado los huesos.


A una rugen como leones, gruñen como leoncillos.


Déjate amonestar, Jerusalén, si no quieres que mi alma se retire de ti y te conviertas en un desierto, en un país despoblado.


Y yo voy a hacer de Jerusalén un montón de piedras, un cubil de chacales; y de las ciudades de Judá un desierto, donde nadie habite.


¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?


por eso profetiza y di: Esto dice el Señor Dios: Porque habéis sido devastados y tomados por todas partes y estáis ahora en poder de otras naciones, hechos blanco de burlas y de insultos por parte del pueblo,


Te reduciré a un desierto, a objeto de vergüenza entre las naciones que te rodean, a los ojos de todos los que pasen.


Irán detrás del Señor, y él rugirá como un león; cuando él ruja, acudirán sus hijos de occidente.


Porque yo soy como un león para Efraín, como un leoncillo para la casa de Judá. Yo, yo mismo hago presa y me voy; me la llevo y nadie me la arranca.


Esto dice el Señor: 'Como el pastor salva de la boca del león dos patas o la punta de una oreja, así serán salvados los israelitas, los instalados en Samaría, que se recuestan en divanes lujosos y en camas confortables'.


¿Rugirá el león en la selva sin que haya presa? ¿Dejará el leoncillo oír su voz desde su cubil si no ha agarrado nada?


El león ruge; ¿quién no temerá? El Señor Dios habla; ¿quién no profetizará?


¡Devastación, saqueo, destrucción, corazones presa de terror, temblor de rodillas, lomos estremecidos, rostros desencajados!


Ni la plata ni el oro que poseen podrán salvarlos. En el día de la ira del Señor la tierra entera será devorada por el fuego de su celo, pues él destruirá y exterminará de improviso a todos los habitantes de la tierra.


¡Ay de vosotros, que habitáis el litoral, nación de los quereteos! La palabra del Señor es contra vosotros, Canaán, tierra de filisteos: Yo te dejaré sin un solo habitante,


'Yo he exterminado a las naciones, han sido derruidas sus fortalezas, he asolado sus calles sin dejar transeúntes, han sido devastadas sus ciudades; no queda un hombre, ni un solo habitante'.


Escuchad el gemido de los pastores, porque los espléndidos pastos han sido abrasados; se oye el rugido de los leones, porque el esplendor del Jordán ha sido devastado.


Bajaba Sansón a Timná, y, al llegar a las viñas de Timná, le salió al encuentro un cachorro de león rugiendo.