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Jeremías 9:11 - Biblia Martin Nieto

11 ¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?

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Biblia Reina Valera 1960

11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «Haré de Jerusalén un montón de ruinas —dice el Señor—, y será un lugar frecuentado por chacales. Las ciudades de Judá serán abandonadas, y nadie vivirá en ellas».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿Quién es bastante sabio para comprender estos acontecimientos? ¿A quién se lo ha dicho la boca de Yavé para que lo publique? ¿Por qué el país está perdido, incendiado como el desierto, por donde nadie pasa?

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Reduciré Jerusalem a montones de escombros, La convertiré en cubil de chacales, Y a las ciudades de Judá en desolación sin habitante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 ¿Quién es tan sabio que entienda esto? ¿A quién habló la boca de Yahveh, que pueda explicarlo? ¿Por qué el país se ha perdido, está abrasado como el desierto, sin que nadie pase?

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Jeremías 9:11
32 Tagairtí Cros  

y se conjuraron todos ellos a una para atacar a Jerusalén y causarle todo el daño posible.


El hombre inteligente tiene en cuenta todas estas cosas y sabe apreciar el amor del Señor.


sin haber vuelto atrás el corazón, sin haber desviado los pies de tu camino;


Las hienas aullarán en sus torres vacías, en sus lujosos palacios los chacales. Su hora está cercana, no se alargarán sus días.


Porque has convertido la ciudad en un montón de escombros, la villa fortificada en una ruina; la ciudadela de los orgullosos ya no es una ciudad, y no será jamás reconstruida.


Espinas crecerán en sus palacios, cardos y abrojos en sus fortalezas, será una guarida de chacales, morada de avestruces.


el que confirma la palabra de sus servidores y cumple el consejo de sus enviados; el que dice a Jerusalén: Serás habitada, y a las ciudades de Judá: Seréis reconstruidas; yo realzaré sus ruinas;


Pues aquí estoy yo para convocar a todos los reinos del norte, dice el Señor. Vendrán y pondrán cada uno su sede ante las puertas de Jerusalén, alrededor de sus muros y ante todas las ciudades de Judá.


¡Escuchad! ¡Ya llega la noticia! Un gran tumulto viene del norte a reducir las ciudades de Judá a un desierto, cobijo de chacales.


Y cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas y te pregunten: ¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta gran calamidad? ¿Cuál es nuestro crimen y qué falta hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?


Todo este país será convertido en ruinas, en desolación, y permanecerán en esclavitud entre las naciones durante setenta años.


a Jerusalén, a las ciudades de Judá, a sus reyes, a sus príncipes, para hacer de todo ello un desierto, un horror, un objeto de escarnio, una maldición, como es la condición actual;


'Miqueas de Morasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también a todo el pueblo de Judá: Esto dice el Señor todopoderoso: Sión será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de piedras, y el monte del templo en una selva.


¿Por qué has profetizado en nombre del Señor diciendo que este templo será como Silo, y que esta ciudad quedará desolada y despoblada?'. Y todo el pueblo se apelotonó contra Jeremías en el templo del Señor.


Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.


Sí, así habla el Señor: Todo el país será devastado, yo llevaré a cabo un total exterminio.


Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Ya habéis visto todos los males que yo he mandado sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; hoy son un montón de ruinas sin un alma que habite en ellas


Jasor quedará como guarida de chacales, un desierto para siempre; nadie más habitará en ella, ni un alma volverá a vivir allí'.


Pues desde el norte avanza contra ella un pueblo que convertirá en un desierto su tierra, y nadie más habitará allí; hombres y bestias huyen, desaparecen.


Babilonia quedará hecha un montón de piedras, guarida de chacales, horror y rechifla, vacía de habitantes.


¿No queda bálsamo en Galaad? ¿No hay allí ningún médico? ¿Por qué, pues, no ha adelantado la curación de la hija de mi pueblo?


Los caminos de Sión están en duelo, pues nadie ya viene a sus fiestas; todas sus puertas asoladas, gimiendo sus sacerdotes, sus doncellas en pena, toda, ay, repleta de amargura.


El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob; ha derribado en su furor las fortalezas de la hija de Judá; ha postrado en tierra, ha profanado a su rey y a sus príncipes.


Espanto y fosa han sido nuestra suerte, exterminio y ruina.


Yo mismo arrasaré la tierra, y hasta vuestros enemigos se quedarán estupefactos cuando vengan a habitarla.


Haré de Samaría un montón de piedras en el campo, un lugar para plantar viñas. Haré rodar sus piedras en el valle, pondré al desnudo sus cimientos.


Por eso, por culpa vuestra, Sión será arada como un campo, Jerusalén se volverá un montón de ruinas, el monte del templo un cúmulo de maleza.


Has observado las leyes de Omrí, las prácticas de la casa de Ajab, te has portado como ellos. Yo haré de ti un ejemplo de terror, y de tus habitantes un objeto de burla. ¡Vosotros sufriréis el oprobio de los pueblos!'.


Y todas las naciones se preguntarán: ¿Por qué el Señor ha tratado así a esta tierra? ¿Por qué se encendió tanto su furor?


Gritó con voz potente: Ha caído, ha caído Babilonia la grande y ha venido a ser morada de demonios, guarida de todo espíritu impuro, refugio de toda ave inmunda y odiosa;


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