Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las deshonestidades, el ojo maligno(o), la blasfemia, la soberbia, la locura(p).
Todos estos males de dentro salen, y hacen inmundo al hombre'.
Cualquiera pues que se humillare como este niño, éste es el mayor(d) en el reino de los cielos.
Y hacen todas sus obras, por ser vistos de los hombres; y así ensanchan sus filacterias(e), y extienden sus franjas(f);
Y aman los primeros lugares en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
Y ser saludados en la plaza, y que los hombres los llamen 'Rabbí'(g).
Porque todo aquel, que se ensalza, humillado será; y el que se humilla, será ensalzado(e)'.
Y les dijo: 'Vosotros sois los que os vendéis por justos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, abominación es delante de Dios.
Y dijo también esta parábola a unos, que fiaban en sí mismos, como si fuesen justos(g), y despreciaban a los otros:
'Dos hombres subieron al templo a orar; el uno fariseo, y el otro publicano.
El fariseo estando en pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Dios! Gracias te doy porque no soy como los otros hombres, robadores, injustos, adúlteros, ni así como este publicano(h).
Ayuno dos veces(i) en la semana: doy diezmos de todo lo que poseo’.
Mas el publicano(j), estando lejos(k), no osaba ni aun alzar los ojos al cielo; sino que hería su pecho, diciendo: ‘¡Dios! ¡Muéstrate propicio a mí pecador!’.
Os digo, que éste, y no aquél, descendió justificado a su casa. Porque todo hombre, que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado'.