Jueces 3 - Nueva Biblia Española (1975)1 Lista de las naciones que dejó el Señor para poner a prueba a los israelitas que no habían conocido las guerras de Canaán 2 (sólo para enseñar la estrategia militar a las nuevas generaciones de los israelitas sin experiencia de la guerra): 3 los cinco principados filisteos, todos los cananeos, fenicios e hititas que habitan el Líbano, desde la cordillera de Baal Hermón hasta el Paso de Jamat. 4 Estas naciones sirvieron para poner a prueba a Israel, a ver si obedecía las órdenes del Señor, promulgadas a sus padres por medio de Moisés. 5 Así, pues, los israelitas vivieron en medio de cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. 6 Tomaron sus hijas por esposas, les entregaron las suyas en matrimonio y dieron culto a sus dioses. 7 Los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba: se olvidaron del Señor, su Dios, y dieron culto a Baal y Astarté. 8 Entonces el Señor se encolerizó contra Israel y los vendió a Cusan Risatain, rey de la Siria Entrerrios. Los israelitas le estuvieron sometidos ocho años. 9 Pero gritaron al Señor, y el Señor hizo surgir un salvador que los salvara: Otoniel, hijo de Quenaz, pariente de Caleb, más joven que él. 10 Vino sobre él el espíritu del Señor, gobernó a Israel y salió a luchar; el Señor puso en sus manos a Cusan Risatain, rey de la Siria Entremos, y Otoniel se le impuso. 11 El país estuvo en paz cuarenta años. Y murió Otoniel, hijo de Quenaz. 12 Los israelitas volvieron a hacer lo que el Señor reprueba. Entonces el Señor fortaleció contra Israel a Eglón, rey de Moab, porque hacían lo que el Señor reprueba. 13 Eglón se alió con los amonitas y amalecitas, y. fue y derrotó a Israel, conquistando la ciudad de Las Palmas. 14 Los israelitas estuvieron dieciocho años sometidos a Eglón, rey de Moab. 15 Pero gritaron al Señor, y el Señor hizo surgir un salvador: Ehud, hijo de Guerá, benjaminita, impedido de la mano derecha; por su mano enviaron los israelitas tributo a Eglón, rey de Moab. 16 Ehud se había hecho un puñal con hoja de doble filo, de un palmo de largo, y se lo ciñó bajo el manto, junto al muslo derecho. 17 Presentó el tributo a Eglón, rey de Moab, que era gordísimo, 18 y al acabar de presentar el tributo se marchó con el séquito que lo había llevado. 19 Pero él se volvió desde Los ídolos, que está junto a Guilgal, y le dijo a Eglón: ¡Majestad! Tengo que comunicarle un mensaje secreto. Eglón ordenó: ¡Silenció! Y salieron de su presencia todos los cortesanos. 20 Entonces Ehud se acercó al rey que estaba sentado en su galería privada de verano, y le dijo: Tengo que comunicarle un oráculo divino. Eglón se levantó del trono, 21 y Ehud echó la mano izquierda al puñal, junto al muslo derecho, lo agarró y se lo metió a Eglón en la barriga: 22 el mango entró tras la hoja y la grasa se cerró sobre ella, porque Ehud no sacó el puñal del vientre.: 23 Luego escapó por la puerta trasera, salió al pórtico y dejó bien trancadas las puertas de la galería. 24 Mientras él salía, los sirvientes entraban; miran, y se encuentran trancadas las puertas de la galería. Comentaron: Seguro que está haciendo sus necesidades en la habitación de verano. 25 Esperaron un rato, hasta el aburrimiento; pero como no abrían las puertas de la galería, tomaron la llave, abrieron y miraron: su señor yacía en el suelo, muerto. 26 Mientras ellos habían estado esperando, Ehud pudo escapar hasta Los ídolos y se refugió en Seír. 27 En cuanto llegó, tocó a rebato en la serranía de Efraín. Los israelitas bajaron de los montes, con él al frente. 28 Ehud los arengó: ¡Síganme!, que el Señor ha puesto en poder de ustedes a Moab, su enemigo. Bajaron tras él y ocuparon los vados del Jordán, cortando el paso a Moab; no dejaron pasar ni a uno. 29 En aquella ocasión derrotaron a unos diez mil moabitas, todos gente de armas; no escapó ni uno. 30 Aquel día Moab quedó sujeto bajo la mano de Israel. Y el país estuvo en paz ochenta años. 31 A Ehud le sucedió Sangar, hijo de Anat. Con una picana de bueyes mató a trescientos filisteos, y así también él salvó a Israel. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.