2 Samuel 18 - Nueva Biblia Española (1975)1 David revistó sus tropas y les nombró jefes y oficiales; 2 luego dividió el ejército en tres cuerpos: uno al mando de Joab; el segundo al mando de Abisay, hijo de Seruyá, hermano de Joab, y el tercero al mando de Itay, el de Gat. Y dijo a los soldados: Yo también iré con ustedes. 3 Le respondieron: No vengas. Que si nosotros tenemos que huir, eso no nos importa; si morimos la mitad, no nos importa. Tú vales por mil de nosotros; es mejor que nos ayudes desde la ciudad. 4 El rey les dijo: Haré lo que mejor les parezca. Y se quedó junto a las puertas, mientras todo el ejército salía al combate, por compañías y batallones. 5 El rey dio este encargo a Joab, Abisay e Itay: ¡Cuídenme al muchacho, a Absalón! Y todos oyeron el encargo del rey a sus generales. 6 El ejército de David salió al campo para hacer frente a Israel. Se entabló la batalla en la espesura de Efraín, 7 y allí fue derrotado el ejército de Israel por los de David; fue una gran derrota la de aquel día: veinte mil bajas. 8 La lucha se extendió a toda la zona, y la espesura devoró aquel día más gente que la espada. 9 Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en una muía, y al meterse la muía bajo el ramaje de una encina frondosa, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras la muía que cabalgaba se le escapó. 10 Lo vio uno y avisó a Joab: ¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina! 11 Joab dijo al que le daba la noticia: Pues si lo has visto, ¿por qué no lo clavaste en tierra, y ahora yo tendría que darte diez monedas de plata y un cinturón? 12 Pero el hombre le respondió: Aunque sintiera yo en la palma de la mano el peso de mil monedas de plata, no atentaría contra el hijo del rey; estábamos presentes cuando el rey te encargó a ti, a Abisay y a Itay que le cuidaran a su hijo Absalón. 13 Si yo hubiera cometido por mi cuenta tal infamia, como el rey se entera de todo, tú te pondrías contra mí. 14 Entonces Joab dijo: ¡No voy a andar con contemplaciones por tu culpa! Agarro tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón, todavía vivo en el ramaje de la encina. 15 Los diez asistentes de Joab se acercaron a Absalón y lo acribillaron, rematándolo. 16 Joab tocó la trompa para detener a la tropa, y el ejército dejó de perseguir a Israel. 17 Luego agarraron a Absalón y lo tiraron a un hoyo grande en la espesura, y echaron encima un montón enorme de piedras; Los israelitas huyeron todos a la desbandada. 18 Absalón se había erigido envida una estela en Valderrey, pensando: 'No tengo un hijo que lleve mi apellido'. Grabó su nombre en la estela; hasta hoy se la llama 'Monumento de Absalón'. 19 Ajimás, hijo de Sadoc, dijo: Voy corriendo a llevarle al rey la buena noticia de que el Señor lo ha librado de sus enemigos. 20 Pero Joab le dijo: No lleves tú hoy la buena noticia, porque ha muerto el hijo del rey. Ya lo harás otro día. 21 Luego ordenó a un nubio: Vete a comunicarle al rey lo que has visto. El nubio hizo una inclinación a Joab y echó a correr. 22 Ajimás, hijo de Sadoc, le insistió a Joab: Pase lo que pase, voy corriendo yo también detrás del nubio. Joab le dijo: ¿A qué vas a correr tú, hijo? ¡Si no te van a dar una propina por esa noticia! 23 Ajimás repuso: Pase lo que pase, voy corriendo. Entonces Joab le dijo: Vete. Ajimás echó a correr, y atajando por el valle adelantó al nubio. 24 David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo. 25 El centinela gritó y avisó al rey. El rey comentó: Si viene solo, trae buenas noticias. El hombre seguía acercándose. 26 Y entonces el centinela divisó a otro hombre corriendo detrás, y gritó desde encima de la puerta: Viene otro hombre corriendo solo. Y el rey comentó: También ése trae buenas noticias. 27 Luego dijo el centinela: Estoy viendo cómo corre el primero: corre al estilo de Ajimás, el de Sadoc. El rey comentó: Es buena persona, viene con buenas noticias. 28 Cuando Ajimás se aproximó, dijo al rey: ¡Paz! Y se postró ante el rey, rostro en tierra. Luego dijo: ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha entregado los que se habían sublevado contra el rey, mi señor! 29 El rey preguntó: ¿Está bien el muchacho, Absalón? Ajimás respondió: Cuando tu siervo Joab me envió, yo vi. un gran alboroto, pero no sé lo que era. 30 El rey dijo: Retírate y espera ahí. Se retiró y esperó allí. 31 Y en aquel momento llegó el nubio y dijo: ¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti! 32 El rey le preguntó: ¿Está bien mi hijo Absalón? Respondió él: ¡Acaben como él los enemigos de su majestad y cuantos se rebelen contra ti! 33 Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.