En aquella ocasión, Jesús empezó a orar, diciendo: – Doy gracias a ti, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y estos misterios los revelaste a los niños y a los humildes;
Lucas 22:42 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia – ¡Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, no quiero morir! Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Biblia Nueva Traducción Viviente «Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Biblia Católica (Latinoamericana) con estas palabras: 'Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. La Biblia Textual 3a Edicion diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Biblia Serafín de Ausejo 1975 así: '¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya'. [ Biblia Reina Valera Gómez (2023) diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. |
En aquella ocasión, Jesús empezó a orar, diciendo: – Doy gracias a ti, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y estos misterios los revelaste a los niños y a los humildes;
Jesús le respondió, diciendo: – No saben que están pidiendo; ¿pueden beber la copa que yo voy a beber? Ellos respondieron: – Podemos.
Caminando un poco más adelante, cayó sobre su rostro y orando intensamente dijo: – Padre mío, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento doloroso; pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
Por segunda vez Jesús se retiró a orar, y exclamó: – Padre mío, si no me puedes librar de esta muerte dolorosa, hágase tu voluntad.
Y dejándolos se fue nuevamente, y oró por tercera vez con las mismas palabras.
Establece tu reino pronto; que tu voluntad resplandezca tanto en el cielo como en la tierra.
y decía: – Papito, todo es posible para ti, por favor no me dejes sufrir, tengo mucho miedo de morir, si es posible, líbrame de este momento de dolor. Pero no quiero que se haga mi voluntad, sino la tuya.
[Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen] y repartieron su ropa y la echaron a suerte.
En aquel momento Jesús le ordenó a Pedro: – Mete la espada al estuche; la copa que me ha dado el Padre, ¿acaso no la puedo beber?
Jesús respondió: – Mi comida es hacer la voluntad de Aquel que me envió y completar su misión.
No puedo hacer nada por mi propia cuenta, así como escucho, juzgo; y mi juicio es justo, pues no busco mi propia voluntad, sino que hago la voluntad de mi Padre, que me envió.
Pues he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Al no poder convencerlo, nos resignamos y dijimos: – ¡Que se haga la voluntad del Señor!