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Mateo 6:10 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

10 Establece tu reino pronto; que tu voluntad resplandezca tanto en el cielo como en la tierra.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.

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Mateo 6:10
44 Tagairtí Cros  

Porque cualquiera que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, se convierte en mi familia.


En verdad les digo que hay algunos de ustedes que están aquí presentes, que de ningún modo probarán la muerte hasta que vean y experimenten en sus vidas al Hijo del Hombre viniendo en su reino.


Por segunda vez Jesús se retiró a orar, y exclamó: – Padre mío, si no me puedes librar de esta muerte dolorosa, hágase tu voluntad.


y decía: – Cambien su manera de pensar, porque cambiando su forma de pensar, su conducta y manera de vivir serán transformadas, pues el reino de los cielos se ha acercado.


Desde entonces empezó Jesús a predicar, diciendo: – Cambien su manera de pensar y cambiarán su manera de vivir; pues se ha acercado el reino de los cielos.


No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre Celestial, que consiste en vivir la ética que les estoy enseñando.


¡Bendito el reino que viene de nuestro padre David!, ¡Hosanna en las alturas!


Cualquiera que hace la voluntad de Dios, este es mi hermano, mi hermana y mi madre.


Ya estaba cerca de Jerusalén, y la gente que seguía a Jesús, al escuchar todas estas cosas, creía que el reino de Dios estaba a punto de manifestarse; por eso Jesús aprovechó que tenía la atención de todos, y volvió a enseñar a través de una parábola:


diciendo: – ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!. ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!


– ¡Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, no quiero morir! Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya.


Jesús respondió: – Mi comida es hacer la voluntad de Aquel que me envió y completar su misión.


Porque esta es la voluntad de mi Padre, que todo aquel que vea al Hijo y crea en el Él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.


Si alguien desea hacer la voluntad de Dios, entonces conocerá que la enseñanza que les doy es de Dios, y que no procede de mi propia voluntad.


Dios destituyó a Saúl y levantó a David como rey. De él, Dios dio testimonio diciendo: “He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará mi voluntad.”


Al no poder convencerlo, nos resignamos y dijimos: – ¡Que se haga la voluntad del Señor!


También me dijo: – El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, tengas una experiencia con Jesucristo el justo y escuches su voz.


No se adapten a este mundo, más bien, sean transformados por la renovación de sus mentes, cambiando su manera de pensar, para que cambien su conducta y su manera de vivir, así ustedes conocerán a través de un correcto discernimiento la voluntad de Dios, que es buena, perfecta y agradable.


no agradando a los seres humanos, evitando hacer cosas indebidas solo porque los están viendo, sino como personas que pertenecen a Cristo, haciendo la voluntad de Dios de todo corazón;


Él nos rescató del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo,


Por esto, desde el día que Epafras nos dio estas buenas noticias, nosotros no nos cansamos de orar por ustedes y le pedimos a Dios para que sean llenos de un conocimiento íntimo, que puedan entender la voluntad de Dios en Cristo y tengan toda expresión de sabiduría e inteligencia espiritual,


porque esta es la voluntad de Dios: que vivan constantemente el proceso de santificación, y que se abstengan de la inmoralidad sexual;


Den gracias por todo; esto es lo que Dios espera de ustedes como cristianos.


¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?


Es necesario que tengan paciencia y hagan la voluntad de Dios para que reciban la promesa.


Entonces dije: – ¡Aquí estoy, Dios! En el libro de la ley está escrito acerca de mí: vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad”.


los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. ¡A Él sea la gloria por toda la eternidad! Así sea.


Esta es la voluntad de Dios, que viviendo una buena conducta, hagan callar la boca a los ignorantes e insensatos;


Pues durante el tiempo que permanezcamos en esta tierra, nos toca vivir con nuestro cuerpo carnal, y la carne puede conducirnos a malos deseos o hacernos caer en el pecado, pero es mejor vivir en santidad, haciendo la voluntad de Dios.


El séptimo ángel tocó su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían: “El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos”.


Entonces escuché una fuerte voz en el cielo que decía: “Ha llegado la salvación, el poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Mesías; pues ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de Dios.


Después oí voces como de una gran multitud, como el sonido de muchas aguas y como el ruido de potentes truenos, que decían: “¡Aleluya! Pues el Señor nuestro Dios Todopoderoso ya reina.


Y vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar; vi también las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios; los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen; tampoco se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años;


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