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Levítico 26:25 - Nueva Biblia Española (1975)

Esgrimiré contra ustedes la espada vengadora de mi pacto y se refugiarán en sus ciudades. Les mandaré entonces la peste, y se rendirán a sus enemigos.

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Biblia Reina Valera 1960

Traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y si buscareis refugio en vuestras ciudades, yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Enviaré ejércitos en su contra que llevarán a cabo la maldición del pacto que violaron. Cuando corran a sus ciudades buscando seguridad, les enviaré una plaga para destruirlos ahí mismo, y serán entregados en manos de sus enemigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

traeré sobre ustedes la espada vengadora de mi alianza. Se refugiarán entonces en sus ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de ustedes y serán entregados en manos del enemigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Traeré sobre vosotros la espada vengadora en vindicación de mi pacto, y cuando os refugiéis en vuestras ciudades, enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Traeré sobre vosotros la espada, la espada que vengará mi alianza. Buscaréis refugio en vuestras ciudades, pero yo enviaré la peste en medio de vosotros y os entregaréis a vuestros enemigos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y os recogeréis a vuestras ciudades; mas yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.

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Levítico 26:25
42 Tagairtí Cros  

El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado. Y desde Dan hasta Berseba murieron setenta mil hombres del pueblo.


Cuando los de tu pueblo, Israel, sean derrotados por el enemigo, por haber pecado contra ti, si se convierten a ti y te confiesan su pecado, y rezan y suplican en este templo,


Cuando en el país haya hambre, peste, sequía y añublo, langostas y saltamontes; cuando el enemigo cierre el cerco en torno a alguna de sus ciudades; en cualquier calamidad o enfermedad;


Salmanasar, rey de Asiría, lo atacó, y Oseas se le sometió pagándole tributo.


El ejército de Siria era reducido, pero el Señor le entregó un ejército enorme porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se vengaron de Joás.


Dios justiciero, Señor, Dios justiciero, resplandece.


Replicaron ellos: El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro: tenemos qué hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios; de lo contrario, nos herirá con peste o espada.


si rehúsan y se rebelan, la espada los comerá. Lo ha dicho el Señor.


yo los destino a la espada, y todos se encorvarán para el degüello: porque llamé y no respondieron, hablé y no escucharon, hicieron lo que no me agrada, escogieron lo que no quiero.


Haré fracasar en él los planes de Judá y Jerusalén, los derribaré a espada ante el enemigo, por mano de los que los buscan para matarlos, daré sus cadáveres en pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.


Les enviaré la espada, el hambre y la peste, hasta consumirlos en la tierra que les di a ellos y a sus padres.


Oigan a los fugitivos evadidos de Babilonia que anuncian en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza de su templo.


Afilen las saetas, embracen el escudo, el Señor incita a los jefes medos, porque quiere destruir a Babilonia: es la venganza del Señor, la venganza de su templo.


los dispersaré por naciones desconocidas de ellos y sus padres, les echaré detrás la espada hasta que los consuma.


Se tienden en el suelo de las calles muchachos y ancianos, mis jóvenes y mis doncellas cayeron a filo de espada; el día de tu ira diste muerte, mataste sin compasión.


Si mando la espada contra ese país, si ordeno a la espada que atraviese el país y extirpo de él hombres y animales,


Los haré pasar bajo el cayado y los haré entrar uno a uno por el aro de la alianza,


Por eso, así dice el Señor: Traigo la espada contra ti, exterminaré en ti hombres y animales.


Hijo de Adán, habla así a tus compatriotas: Cuando yo lleve la espada contra una población y el vecindario escoja a uno del lugar y lo ponga de atalaya;


Mandaré contra ustedes hambre y fieras salvajes que les dejarán sin hijos; pasarán por ti peste y matanza y mandaré contra ti la espada. Yo, el Señor, lo he dicho.


i Montes de Israel, escuchen la palabra del Señor! Esto dice el Señor a los montes y a las colinas, a las torrenteras y a las vaguadas: ¡Atención!, que yo mando la espada contra ustedes para destruir sus altozanos;


Irá girando la espada por sus ciudades y destruirá sus cerrojos;


Pondré paz en el país y dormirán sin alarmas. Descastaré las fieras y la espada no cruzará su país.


Les envié la peste egipcia, maté a espada a sus jóvenes con lo mejor de su caballería, hice subir a sus narices el hedor de su campamento; pero no se convirtieron a mí -oráculo del Señor- .


Ante él marcha la Peste, la Fiebre sigue sus pasos.


Voy a herirlo de peste y a desheredarlo. De ti sacaré un pueblo grande, más numeroso que ellos.


Los muertos fueron catorce mil setecientos, sin contar los muertos en el motín de Córaj.


Moisés dijo al pueblo: Escojan hombres de entre ustedes y ármenlos para la guerra; atacarán a Madián para ejecutar en ellos la venganza del Señor.


y habrá grandes terremotos, y en diversos lugares hambre y epidemias; sucederán cosas espantosas y se verán grandes señales en el cielo.


Que el Señor te pegue la peste, hasta terminar contigo, en esa tierra adonde vas para tomarla en posesión.


en las calles, la espada se llevará a los hijos; en las casas, el espanto; a los jóvenes con las doncellas, a los niños de pecho con los ancianos'.


Mía será la venganza y el desquite en la hora en que tropiecen sus pies, pues el día de su perdición se acerca y su suerte se apresura -


cuando afile el relámpago de mi espada y tome en mi mano la justicia, haré venganza del enemigo y daré su paga al adversario;


Entonces bajaron tres mil judíos a la cueva de Peñalbuitre y dijeron a Sansón: Pero ¿no sabes que estamos bajo el dominio filisteo? ¿Por qué nos has hecho esto? Les respondió: Les he pagado con la misma moneda.