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Jeremías 9:16 - Nueva Biblia Española (1975)

16 los dispersaré por naciones desconocidas de ellos y sus padres, les echaré detrás la espada hasta que los consuma.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Los esparciré por todo el mundo, a lugares que ni ellos ni sus antepasados han oído nombrar, y aun allí los perseguiré con espada hasta que los haya destruido por completo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 ¡Oigan! ¡Llamen a las lloronas, que vengan! ¡Busquen a las más peritas y que vengan!

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron, y enviaré tras ellos la espada hasta exterminarlos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 '¡Atención! Llamad a las plañideras, que vengan; mandad a buscarlas, que vengan las más expertas,

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Jeremías 9:16
29 Tagairtí Cros  

Pero acuérdate de lo que dijiste a tu siervo Moisés: 'Si son infieles les dispersaré entre las naciones;


que dispersaría su estirpe por las naciones y los aventaría por los países.


darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro y se arrastre la langosta y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna y el cortejo fúnebre recorre las calles.


Los disiparé como tamo arrebatado por el viento de la estepa.


Les enviaré la espada, el hambre y la peste, hasta consumirlos en la tierra que les di a ellos y a sus padres.


Les dirás: Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Beban, emborráchense, vomiten, caigan para no levantarse, ante la espada que yo arrojo entre ustedes.


Así dice el Señor de los ejércitos: Yo despacharé contra ellos la espada, el hambre y la peste; los trataré como a los higos podridos que no se pueden comer de malos.


Yo vigilaré sobre ustedes para mal y no para bien. Se consumirán los judíos de Egipto, con la espada y el hambre y la peste, hasta acabarse.


Córtate la melena y tírala, entona en las dunas una elegía: El Señor ha rechazado y expulsado a la generación digna de su cólera;


al oír desde lejos el grito de auxilio de la capital: ¿No está el Señor en Sión, no está allí su Rey? ¿No me irritaron con sus ídolos, ficciones importadas?


Por tanto, di: Esto dice el Señor: Los reuniré de entre los pueblos, los recogeré de los países en los que están dispersos y les daré la tierra de Israel.


Y sabrán que yo soy el Señor cuando los desparrame por los pueblos y los disperse por los territorios.


Si mando la espada contra ese país, si ordeno a la espada que atraviese el país y extirpo de él hombres y animales,


Con todo, juré en el desierto, con la mano en alto, ' dispersarlos por las naciones y esparcirlos por los países,


Y tú, hijo de Adán, entona una elegía a Tiro.


Un tercio de los tuyos morirán de peste . y el hambre los consumirá dentro de ti, un tercio caerá a espada alrededor de ti y un tercio lo esparciré a todos los vientos y lo perseguiré con la espada desnuda.


Un tercio lo quemarás en la lumbre en medio de la ciudad (cuando termine el asedio), un tercio lo sacudirás con la espada (en torno a la ciudad), un tercio lo esparcirás al viento (y los perseguiré con la espada desnuda).


Los aventaré en medio de los pueblos y los perseguiré con la espada desenvainada. Sus campos serán desolación y sus ciudades ruinas.


que creó las Pléyades y Orión, convierte las sombras en aurora, el día en noche oscura; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la tierra; su nombre es El Señor;


Aquel día entonarán contra ustedes una sátira, cantarán una elegía: ' ¡Ay que me roba y vende la finca familiar! Nos apresa y reparte nuestras tierras, ¡estamos perdidos!'.


Y los zarandeé por naciones extranjeras; a su espalda quedó la tierra devastada, sin vecinos ni viandantes. Así convirtieron una tierra envidiable en una desolación.


Que el Señor te entregue ya vencido al enemigo: saldrás contra él por un camino y por siete caminos huirás; serás el espanto de todos los reinos de la tierra;


Que el Señor te haga marchar a ti y al rey que te establezcas, a una nación desconocida de ti y de tus padres; allí darás culto a dioses extranjeros de piedra y leño.


y el Señor te dispersará entre todos los pueblos, de un extremo a otro de la tierra, y allí darás culto a dioses extranjeros, desconocidos de ti y de tus padres, piedra y leño;


Yo pensaba: 'Voy a dispersarlos y a borrar su memoria entre los hombres'.


El Señor los dispersará por las naciones, y quedarán unos pocos en los pueblos adonde los deportará el Señor.


Santiago, servidor de Dios y del Señor, Jesús el Mesías, saluda a las doce tribus de la emigración.


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