Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para tener acierto. Tomó fruta del árbol, comió y se la alargó a su marido, que comió con ella.
1 Juan 2:16 - Nueva Biblia Española (1975) porque de todo lo que hay en el mundo -los bajos apetitos, los ojos insaciables, la arrogancia del dinero- nada procede del Padre, procede del mundo, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; Biblia Católica (Latinoamericana) Pues toda la corriente del mundo -la codicia del hombre carnal, los ojos siempre ávidos, y la arrogancia de los ricos- nada viene del Padre, sino del mundo. La Biblia Textual 3a Edicion Porque todo lo que hay en el mundo: la codicia de la carne,° la codicia de los ojos,° y la soberbia de la vida,° no viene del Padre, sino del mundo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia- no proviene del Padre, sino que procede del mundo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, sino del mundo. |
Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para tener acierto. Tomó fruta del árbol, comió y se la alargó a su marido, que comió con ella.
los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran bellas, escogieron algunas como esposas y se las llevaron.
Infierno y Abismo son insaciables, insaciables son los ojos del hombre.
que tu corazón no codicie la belleza ni te dejes atrapar por sus guiños;
dijo: Esta es Babilonia la magnífica, que yo he construido como capital de mi reino, en un alarde de poder y para honrar mi majestad.
El lugar se llamó Tumbas de Avidez, porque allí enterró el pueblo a las víctimas de su avidez.
La masa que iba con ellos estaba hambrienta, y los israelitas se pusieron a llorar con ellos, diciendo: ¡Quién nos diera carne!
Después se lo llevó el diablo a un cerro muy alto y le mostró todos los reinos del mundo con su esplendor,
Pues yo les digo: Todo el que mira a una mujer casada excitando su deseo por ella, ya ha cometido adulterio con ella en su interior.
Después, llevándolo a una altura, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo
En vez de eso, revístanse del Señor, Jesús Mesías, y no fomenten los bajos deseos.
No sean tampoco idólatras, como algunos de ellos, según dice la Escritura:
'Miren, los objetivos de los bajos instintos son opuestos al Espíritu y los del Espíritu a los bajos instintos, porque los dos están en conflicto. Resultado: que no pueden hacer ustedes lo que quisieran.
Los que son del Mesías han crucificado sus bajos instintos con sus pasiones y deseos.
de este mundo, siguiendo al jefe que manda en esta zona inferior, el espíritu que ahora actúa eficazmente en los rebeldes;
nos enseñó a rechazar la vida impía y los deseos mundanos, y a vivir en este mundo con equilibrio, rectitud y piedad,
porque antes también nosotros con nuestra insensatez y obstinación íbamos fuera de camino: éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida haciendo daño y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.
No es ése el saber que baja de lo alto; ése es terrestre, irracional, maléfico;
En lugar de eso hacen gala de su orgullo, y toda jactancia de ese estilo es mala.
vi entre los despojos un manto babilonio muy bueno, doscientas monedas de plata y una barra de oro de medio kilo; se me fueron los ojos y lo tomé. Mira, está todo escondido en un hoyo en medio de mi tienda, el dinero debajo.
Como hijos obedientes, no se amolden más a las aspiraciones que tenían antes, en los días de su ignorancia.
Amigos míos, como forasteros y emigrantes que son, les recomiendo que se mantengan a distancia de esos bajos deseos que nos hacen la guerra;
Sobre todo, a los que se van tras los deseos infectos de la carne y menospreciaron toda autoridad. Temerarios y suficientes, maldicen sin temblar a seres gloriosos,
Vocean pomposas vaciedades y, excitando los deseos de la carne y el desenfreno, seducen a los que apenas empiezan a apartarse de los que viven en el extravío.