Salmos 73 - Nueva Biblia Española (1975)1 'Qué bueno es Dios para el honrado, el Señor para los limpios de corazón'. 2 Pero yo por poco doy un mal paso, casi resbalaron mis pisadas: 3 porque envidiaba a los perversos viendo prosperar a los malvados. 4 Para ellos no hay sinsabores, están sanos y orondos; 5 no pasan las fatigas humanas ni sufren como los demás; 6 por eso su collar es el orgullo y los cubre un vestido de violencia; 7 sus ojos asoman entre las carnes 8 y les pasan fantasías por la mente; insultan y hablan con maldad, y desde lo alto amenazan con la opresión; 9 su boca se atreve con el cielo y su lengua recorre la tierra; 10 por eso sus secuaces los siguen y se lo beben todo. 11 Ellos dicen: '¿Es que Dios lo va a saber, se va a enterar el Altísimo?'. 12 Así son los malvados: siempre seguros acumulan riquezas. 13 Entonces, ¿para qué he conservado la conciencia limpia y he lavado mis manos en señal de inocencia?, 14 ¿para qué aguanto yo todo el día y me corrijo cada mañana? 15 Si yo dijera: 'Voy a hablar como ellos', renegaría de la estirpe de tus hijos. 16 Meditaba yo para entenderlo, pero me resultaba difícil: 17 hasta que entré en el misterio de Dios y comprendí el destino de ellos. 18 Es verdad: los pones en el resbaladero, los precipitas en la ruina; 19 en un momento causan horror y consumidos de espanto acaban: 20 como un sueño al despertar, Señor, como imágenes que se desprecian al levantarse. 21 Cuando mi corazón se agriaba y me punzaba mi interior, 22 yo era un necio y un ignorante, yo era un animal ante ti. 23 Pero yo siempre estaré contigo, tú agarras mi mano derecha, 24 me guías según tus planes, me llevas a un destino glorioso. 25 ¿A quién tengo yo en el cielo? Contigo, ¿qué me importa la tierra? 26 Aunque se consuman mi espíritu y mi carne, Dios es la roca de mi espíritu, mi lote perpetuo. 27 Sí, los que se alejan de ti se pierden, tú destruyes a los que te son infieles. 28 Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio y contar todas tus acciones. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.