Mas si en la luz andamos, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesu-Cristo su hijo nos purifica de todo pecado.
cuánto más la sangre del Cristo que por espíritu eterno se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios limpiará vuestra conciencia de obras muertas para servir a un Dios viviente.
Díjoles pues Jesús: En verdad, en verdad os digo: Si no comiereis la carne del hijo del hombre y bebiereis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Por eso también Jesús, para santificar por su propia sangre al pueblo, fuera de la puerta padeció (Juan 19:17; Mateo 27:32-33).
y con sangre casi todo se limpia, según la Ley, y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
y que por él reconciliase todas las cosas con él, pacificando por la sangre di 'a cruz de él, sea las que están en la tierra, sea las que están en los cielos.
Mas ahora en Cristo Jesús vosotros que en otro tiempo estabais lejos fuisteis puestos cerca en la sangre del Cristo.
en quien tenemos la redención por su sangre, la remisión de los pecados según la riqueza de su gracia
y ellos le vencieron a causa de la sangre del Cordero y a causa de la palabra de su testimonio, y no amaron su vida hasta la muerte (Juan 12:25).
porque esto es mi sangre, la de la nueva alianza, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados.
Mirad por vosotros mismos y por todo el rebaño en que el santo Espíritu os puso por obispos para apacentar la iglesia del Señor que se adquirió por la sangre propia.
al cual propuso Dios en propiciatorio por la fe en la sangre de él en demostración de su justicia a causa de haber pasado por alto los pecados antes cometidos en la tolerancia de Dios,
El Dios de la paz que ha traído de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas con la sangre de una alianza eterna, a nuestro Señor Jesu-Cristo,
os haga aptos en todo bien para hacer la voluntad de él, haciendo en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesu-Cristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Este es el que vino por agua y sangre, Jesús el Cristo, no con el agua solamente, sino con el agua y la sangre.
y de parte de Jesu-Cristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados en su sangre;
y nos hizo reyes y sacerdotes a su Dios y Padre, a él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
y de parte de Jesu-Cristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados en su sangre;
Teniendo, pues, hermanos, confianza en la entrada del Santísimo con la sangre de Jesús,
entrada que nos inauguró, vía nueva y viva, por el velo, esto es, por su carne,
ni tampoco con sangre de machos cabríos y de novillos, sino con la propia sangre, una sola vez en el Santísimo, habiendo hallado eterna redención,
Y él es propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por todo el mundo.
Y tomando la copa, después de dar gracias, la dio a ellos, diciendo: Bebed de ella todos,
porque esto es mi sangre, la de la nueva alianza, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados.
porque a Dios plugo que en él habitase toda la plenitud,
y que por él reconciliase todas las cosas con él, pacificando por la sangre di 'a cruz de él, sea las que están en la tierra, sea las que están en los cielos.
De suerte que el que comiere el pan o bebiere la copa del Señor indignamente será responsable del cuerpo y de la sangre del Señor.
Asimismo también la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre; haced esto todas las veces que bebiereis en conmemoración de mí.
Porque todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.
mas Dios confirma su amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo por nosotros murió;
luego mucho más, justificados ahora en su sangre, seremos salvados por él de la ira,
Al que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado, para que nosotros viniésemos a ser justicia de Dios en él.
Teniendo, pues, hermanos, confianza en la entrada del Santísimo con la sangre de Jesús,
entrada que nos inauguró, vía nueva y viva, por el velo, esto es, por su carne,
y teniendo gran sacerdote sobre la casa de Dios,
lleguémonos con verdadero corazón en plena certidumbre de fe, siendo rociados (») los corazones de conciencia mala, y lavado el cuerpo con agua limpia,
sabiendo que no es con cosas destructibles, plata u oro que fuisteis librados de vuestra vana conducta tradicional,
sino con preciosa sangre como de cordero inmaculado, intachable, de Cristo
Asimismo también el vaso, después de cenar, diciendo: Es te vaso es el nuevo testamento en mi sangre que por vosotros es derramada.
A mí no me acontezca gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesu-Cristo, por quien me está crucificado el mundo y yo al mundo,
Díjoles pues Jesús: En verdad, en verdad os digo: Si no comiereis la carne del hijo del hombre y bebiereis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le levantaré en el postrero día,
Asimismo también la copa después de cenar diciendo: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre; haced esto todas las veces que bebiereis en conmemoración de mí.
diciendo: Pequé entregando sangre inocente. Ellos dijeron: ¿Qué nos importa? Tú verás (v. 24).
Y cantan un himno nuevo: Eres digno de tomar el libro, y de abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado, y compraste para Dios con tu sangre, hombres de toda tribu y lengua y pueblo y nación;
Y le dije: Señor mío, tú lo sabes. Y me dijo: éstos son los que vienen de la tribulación, la grande, y lavaron sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero.
Con Cristo he sido crucificado. Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Lo que ahora vivo en carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
sabiendo que nuestro viejo hombre con él fué crucificado para que fuese el cuerpo del pecado deshecho, al no servir más al pecado.
El que no se reservó al propio hijo, sino que por nosotros todos lo entregó, ¿cómo no nos dará todas las cosas con él?
el cual llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero para que muertos a los pecados vivamos a la justicia; por la herida del cual fuisteis sanados,
y los reconciliase a ambos en un cuerpo con Dios por la cruz (Col. 1.20), matando la enemistad en ella.
borrando la escritura con los decretos contra nosotros, la cual nos era contraria, y la quitó del medio, clavándola a la cruz.
Y adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz. Mas no como yo quiero, sino como tú.
diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí esta copa, solamente no mi voluntad, sino la tuya se haga.
puesto que sería necesario que muchas veces padeciese desde la fundación del mundo; mas ahora una sola vez, en la consumación de los siglos,' para la abolición del pecado por su sacrificio, está manifestado.