Dios no se ha olvidado de ti, cobra ánimo. El Señor tiene el control de esa situación por la que estás pasando, si te sientes triste ora a Dios y él te llenará de gozo, si estás preocupado entrega esas cargas a tu Padre Celestial y él se encargara. Dios responderá tus oraciones en su tiempo así que anímate, Dios dice en su palabra que te esfuerces y seas muy valiente porque él está contigo a dondequiera que vayas, y aunque andes por valle de sombra de muerte no temas porque el Señor está contigo. Confía en tu Padre Celestial, aunque no puedas ver, él está obrando a tu favor porque te ama. Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. (Salmos 31:24) ¡No estas solo deja que Dios pelee tus batallas! Vive a los pies de Jesús y allí encontrarás paz, luz y dirección para tu vida. Jamás pierdas tu fe porque muchas pueden ser las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará el Señor y en cada una le dará la victória.
porque todos le vieron y fueron asustados. Y en seguida habló con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo! Yo soy: no temáis.
Y he aquí, le presentaron un paralítico echado en una camilla. Y viendo la fe de ellos, Jesús dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo, te son perdonados tus pecados.
Venid a mí, todos los que os fatigáis y estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
La noche siguiente, presentándose a él, el Señor le dijo: ¡Ten ánimo! Pablo, porque, como testificaste de mí en Jerusalem, así es menester que también en Roma testifiques.
Jesús volviéndose y viéndola, dijo: Ten animó, hija. Tu fe te ha salvado, y fué sanada la mujer desde aquella hora.
Si permaneciereis en mí y mis palabras permanecieren en vosotros, lo que queráis, lo pediréis, y os será hecho.
Paz os dejo; paz mía os doy. No como el mundo da, yo os doy. No sea turbado vuestro corazón, ni se acobarde.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación, mas tened buen ánimo. Yo he vencido al mundo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que podamos consolar a los que están en cualquiera tribulación por la consolación con que somos consolados nosotros mismos por Dios.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
Bienaventurados sois cuando os vituperaren y persiguieren y dijeren todo mal contra vosotros, mintiendo, por causa de mí. Gózaos y regocijaos porque vuestro galardón es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay. Si no, os lo hubiera dicho, porque voy a prepararos lugar. Y si me fuere y os preparare lugar, de nuevo vengo y os tomaré conmigo, para que donde estoy yo vosotros también estéis.
Sea sin avaricia el trato, satisfechos con lo presente, porque El ha dicho (Deut. 31:6-8): No te dejaré, no te abandonaré. De suerte que con toda confianza decimos (Sal. 118:6): El Señor es mi ayuda, no temeré lo que me hará el hombre.
Por lo cual no desmayamos, mas aunque nuestro hombre exterior se destruya, nuestro interior se renueva de día en día. Porque lo momentáneamente leve de nuestra tribulación nos procura, de grado en grado, eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas que se ven sino las que no se ven, porque las que se ven son temporales mas las que no se ven son eternas
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
teniendo esta confianza que el que comenzó en vosotros una obra buena la llevará a cabo hasta el cha de Jcsu-Cristo,
No sólo eso sino que también nos alabamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia experiencia y la experiencia esperanza; la esperanza, pues, no avergüenza, porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por un espíritu santo que nos fué dado.
Tened por sumo gozo, mis hermanos, cuando cayereis en pruebas diversas, entendiendo que lo probado de vuestra fe obra constancia, y la constancia tenga obra perfecta, para que seáis perfectos y cumplidos, en nada faltando.
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