En efecto por la gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no de vosotros, es el don de Dios, no de obras para que nadie se alabe,
y me dijo: Bástate mi gracia, porque la fuerza en flaqueza se consuma. De buena gana, pues, me alabaré en mis flaquezas para que acampe sobre mí la fuerza del Cristo;
porque todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, justificados de balde en su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
en quien tenemos la redención por su sangre, la remisión de los pecados según la riqueza de su gracia
Una ley, pues, intervino para que abundase la falta, mas donde abundó el pecado, sobrepujó la gracia,
que nos salvó y llamó con llamamiento santo, no según las obras de nosotros, sino según propio propósito y gracia que nos fué dada en Cristo Jesús antes de tiempos eternos,
Mas el Dios de toda gracia que nos llamó a su eterna gloria en Cristo Jesús, después que hubiereis padecido un poco de tiempo, os perfeccionará, sostendrá, fortalecerá, consolidará.
Y de la plenitud de él nosotros todos recibimos y gracia por gracia, porque la ley por Moisés fué dada, la gracia y la verdad por Jesucristo vinieron.
Mas por gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para mí no fué vana, antes mucho más que todos ellos trabajé, no yo sino la gracia de Dios conmigo.
porque conocéis la gracia del Señor nuestro Jesu-Cristo que por vosotros se empobreció, siendo rico, para que vosotros, en la pobreza de él, os enriquecieseis.
No seáis llevados por doctrinas diversas y extrañas, porque es bueno afirmar el corazón con la gracia, no con viandas de las cuales no se aprovecharon los que marcharon.
Justificados, pues, por fe tenemos paz con Dios por nuestro Señor Jesu-Cristo por quien hemos tenido el acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos, y nos alabamos en esperanza de la gloria de Dios.
cada uno según el don que recibió, poniéndolo al servicio entre vosotros como buenos dispensadores de la multiforme gracia de Dios.
para que, justificados por la gracia de aquél, vengamos a ser herederos en esperanza de la vida eterna.
No anulo la gracia de Dios, porque si por ley hay justicia, entonces en balde murió Cristo.
llegada a vosotros como también en todo el mundo, fructificando y creciendo como también entre vosotros desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,
Y nuestro Señor Jesu-Cristo mismo y el Dios y Padre de nosotros, el que nos amó y dio consolación eterna y esperanza buena por gracia, consuele vuestros corazones y los confirme en toda obra y palabra buena.
Mayor gracia da, por lo cual (ella) dice (Prov. 13:34): Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da gracia.
velando para que nadie se prive de la gracia de Dios, que alguna raíz de amargura, brotando os perturbe y que por ella sean mancillados los muchos.
Mas creced en gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesu-Cristo. A él la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad.
pero Dios, siendo rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó y siendo nosotros muertos por las faltas nos vivificó con el Cristo (por gracia habéis sido salvados),
Luego ninguna condenación ahora para los que están en M Cristo Jesús porque la ley del espíritu de la vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte,
mas Dios confirma su amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo por nosotros murió;
Por eso ciñendo los lomos de vuestro entendimiento, siendo sobrios, esperad perfectamente en la gracia que se os trae en la revelación de Jesu-Cristo,
¿De cuánto peor castigo pensáis que será juzgado merecedor el que pisoteó al Hijo de Dios y tuvo por común la sangre de la alianza (1 Cor. 11:25) Con que fué santificado, e injurió al Espíritu de la gracia?
Si pues por la falta del uno, la muerte reinó por el uno, mucho más los que reciben la sobrepujanza de la gracia y del don de la justicia, en vida reinarán por el uno, Jesu-Cristo.
Porque nuestra alabanza ésta es: el testimonio de nuestra conciencia que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino con gracia de Dios, nos hemos portado en el mundo, y particularmente con vosotros.
Dios, pues, puede hacer abundar en vosotros toda gracia, para que teniendo en todo siempre todo lo necesario abundéis para toda obra buena,
Gracias doy a mi Dios siempre acerca de vosotros por la gracia de Dios dada a vosotros en Cristo Jesús,
Y el Verbo vino a ser carne, y habitó entre nosotros, y contemplamos la gloria de él, como la gloria de unigénito de padre, lleno de gracia y de verdad (Ex. 34:6).
Al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no trabaja, pero confía en el que justifica al impío, se le imputa su fe a justicia.
Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo, al unigénito, para que todo el que confía en él no perezca, sino que tenga vida eterna,
Mas de nada hago caso, ni tengo la vida por preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo y el ministerio que recibí del Señor Jesús, el de testificar (1 evangelio de la gracia de Dios.
gracia a vosotros y paz sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de Jesús Señor nuestro,
no es por obras con justicia que hicimos nosotros, sino conforme a su misericordia que nos salvó por un baño de regeneración y renovación de espíritu santo
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesu-Cristo con incorruptibilidad.
Mas por la gracia del Señor Jesús creemos ser salvados del mismo modo como también aquellos.
del cual fui hecho servidor según el don de la gracia de Dios que me fué dada conforme a la energía de su poder.
No os ha tomado tentación sino humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados sobre lo que podéis, antes con la tentación dará también la salida para que podáis sobrellevarla.
El que no se reservó al propio hijo, sino que por nosotros todos lo entregó, ¿cómo no nos dará todas las cosas con él?
Toda dádiva buena, todo don perfecto viene de arriba, descendiendo del Padre de las lumbres, en quien no hay mudanza, ni sombra de variación.
Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es para que nos perdone los pecados y nos limpie de toda injusticia.
porque de él somos hechura, criados en Cristo Jesús para obras buenas para las cuales Dios nos preparó para que anduviésemos en ellas (Col. 1.10).
Dónde, pues, está la jactancia? Fué excluida. ¿Por cual ley? ¿de las obras? No, mas por ley de fe. Concluimos, pues, que justificado es por fe un hombre sin obras de ley.
En esta voluntad estamos consagrados por la ofrenda del cuerpo de Jesu-Cristo, una sola vez.
Porque también Cristo una vez por los pecados padeció justo por injustos, para que nos introdujese a Dios, muerto en carne, vivificado en espíritu
Al que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado, para que nosotros viniésemos a ser justicia de Dios en él.
Porque vosotros a libertad fuisteis llamados, solamente no toméis la libertad por ocasión a la carne, pero por el amor servios los unos a los otros.
como me es justo pensar esto por todos vosotros, por teneros en el corazón, tanto en mis prisiones como en la defensa y afirmación del evangelio, siendo todos vosotros participantes de mi gracia.
Venid a mí, todos los que os fatigáis y estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
elegidos según la presciencia de Dios Padre, en santificación de espíritu para la obediencia y la aspersión de la sangre de Jesu-Cristo, gracia y paz os sea multiplicada.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para saber cómo debéis contestar a cada uno.
Por la gracia que me fué dada, digo pues a todo hombre que está entre vosotros, de no presumir de lo que debe pensar, sino pensar a pensar cuerdamente, cada uno como Dios le repartió medida de f e.
siendo alumbrados los ojos de vuestro corazón para saber cuál es la esperanza de su vocación, y cuál la riqueza de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la sobrepujante grandeza de su potencia para nosotros los creyentes según la energía del vigor de su fuerza
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
Mas ¿qué dice la divina respuesta? Me reservé siete mil hombres que no doblaron la rodilla ante Baal.
y de conocer el amor del Cristo que excede el conocimiento a fin de que seáis llenados a toda la plenitud de Dios.
Fiel es Dios por quien fuisteis llamados a la comunión de su hijo Jesu-Cristo nuestro Señor.
por lo cual me complazco en enfermedades, en ultrajes, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo; porque cuando soy débil entonces soy fuerte.
Paz os dejo; paz mía os doy. No como el mundo da, yo os doy. No sea turbado vuestro corazón, ni se acobarde.
la esperanza, pues, no avergüenza, porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por un espíritu santo que nos fué dado.
Por eso al recibir un reino inconmovible tenemos gracia con que tributamos culto agradable a Dios con respeto y temor,
Y con gran fuerza los apóstoles daban la atestación de la resurrección del Señor Jesús, y gran gracia era sobre todos ellos.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad situada sobre un monte. Ni se enciende una lámpara, y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero y alumbra a todos los que están en la casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
en quien también vosotros, escuchando la palabra de la verdad, el evangelio de la salvación de vosotros, en el cual también creyendo fuisteis sellados con el espíritu de la promesa, el santo
por quien recibimos gracia y apostolado para obediencia de la fe entre todos los gentiles por su nombre,
Porque el juicio será sin misericordia para el que no hizo misericordia. La misericordia prevalece sobre el juicio.
En esto está el amor, no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó y envió a su hijo propiciación por nuestros pecados.
No es en efecto en santuario hecho de manos que entró el Cristo, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para comparecer ahora en la presencia de Dios por nosotros. Tampoco fué para que muchas veces se ofreciese a sí mismo como el sumo sacerdote en el Santísimo cada año con sangre ajena, puesto que sería necesario que muchas veces padeciese desde la fundación del mundo; mas ahora una sola vez, en la consumación de los siglos,' para la abolición del pecado por su sacrificio, está manifestado.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo en adquisición, para que anunciéis las virtudes de aquel que de las tinieblas os llamó a su admirable luz,
El ladrón no viene sino para hurtar y degollar y destruir. Yo vine para que tengan vida y la tengan más y más.
a Timoteo, carísimo hijo, gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Jesu-Cristo, el Señor nuestro.
Porque todas las cosas son por vosotros, para que la gracia multiplicándose por el mayor número, haga abundar la acción de gracias a la gloria de Dios.
el cual llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero para que muertos a los pecados vivamos a la justicia; por la herida del cual fuisteis sanados,
Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque fuera de mí, nada podéis hacer.
porque no nos puso Dios para ira, sino para posesión de la salvación por nuestro Señor Jesu-Cristo que murió por nosotros, a fin de que, sea que velemos, sea que durmamos, juntamente con él vivamos.
y de allí navegaron a Antioquía donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que acabaron.
Mas no es así la dádiva como la falta. Si en verdad por la falta de uno, los muchos murieron, mucho más sobrepujó la gracia de Dios y el don de la gracia de un hombre, Jesu-Cristo. Y no como por uno que pecó es la dádiva, porque el juicio vino de uno solo para condenación, mientras el don de la gracia de muchas faltas para acto de justificación.
y andad en amor como también el Cristo os amó y se entregó a sí mismo por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios en olor de perfume (Ex. 29:18).
así como el hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir, y dar su vida en rescate por muchos.
Y a vosotros que estabais muertos en los pecados y en la incircuncisión de vuestra carne os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados, borrando la escritura con los decretos contra nosotros, la cual nos era contraria, y la quitó del medio, clavándola a la cruz.
Id, pues, aprended qué es: Misericordia quiero y no sacrificio (Os. 6:6). No vine, pues, a llamar justos, sino pecadores a conversión (Le. 5:32).
porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en espíritu santo ;
porque Dios es el que produce en vosotros, el querer y el cumplir, por la buena voluntad (Sal. 74 12; Mat. 11:26; Luc. 2:14).
como su divino poder nos ha dado todo lo que importa a la vida y a la piedad por el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y virtud,
Nadie puede venir a mí si el Padre que me envió no lo trajere, y yo lo levantaré en el postrero día.
El Dios mismo de la paz os santifique íntegros, y todo vuestro ser: el espíritu, el alma y el cuerpo sea guardado irreprensible en la presencia de nuestro Señor Jesu-Cristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
porque el sueldo del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo que, según su grande misericordia, nos regeneró en esperanza viva por la resurrección de Jesu-Cristo de entre los muertos, para una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, conservada en los cielos
de modo que habite el Cristo por la fe en vuestros corazones, para que, estando arraigados y fundados en amor, seáis hechos capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura y longura y altura y profundidad
Con Cristo he sido crucificado. Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Lo que ahora vivo en carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
y que los gentiles glorificaron a Dios por su misericordia, como está escrito (Sal. 18:49):. Por esto te loaré entre los gentiles y cantaré a tu nombre;
Ved cual amor nos ha dado el Padre, para que fuésemos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación, mas tened buen ánimo. Yo he vencido al mundo.
Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu, llenándose de sabiduría: y la gracia de Dios era sobre él (Hech. 4:33).
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