La muerte y la vida están en poder de la lengua; los que tendrán cuenta de ella comerán de sus frutos.
Así como si metemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, movemos su cuerpo a dondequiera.
Son un panal de miel las palabras elegantes, dulzura del alma y vigor de los huesos.
tú te has enlazado mediante las palabras de tu boca, y ellas han sido el lazo en que has quedado preso.
La lengua también es un fuego, es un mundo entero de maldad. La lengua es uno de nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y siendo inflamada del fuego infernal inflama la rueda, o toda la carrera, de nuestra vida.
Se aficiona el hombre al dictamen que ya ha manifestado; mas aquella es óptima palabra, que es la más oportuna.
Son como un agua profunda e inagotable, las palabras que salen de la boca del varón justo y sabio; y esta fuente de la sabiduría es un caudaloso torrente.
El hecho es, que toda especie de bestias, de aves, y de serpientes, y de otros animales se amansan y han sido domados por la naturaleza del hombre;
Con ella bendecimos a Dios Padre, y con la misma maldecimos a los hombres, los cuales son formados a semejanza de Dios.
El varón sabio y prudente mide sus palabras; y el hombre entendido es de ánimo reservado.
En el mucho hablar no faltará pecado; mas quien sus labios refrena, es hombre muy prudente.
Quien guarda su boca guarda su alma; pero el inconsiderado en hablar sentirá los perjuicios.
Vena de vida es la boca del justo; mas la boca de los impíos encierra la iniquidad.
Ellos han dicho: Nosotros con nuestra lengua, o artificiosas palabras, haremos cosas grandes; somos dueños de nuestros labios; ¿quién nos manda a nosotros?
con palabras de verdad, con fortaleza de Dios, con las armas de la justicia para combatir a la diestra y a la siniestra,
Todo el día está tu lengua empleándose en la injusticia; cual navaja afilada, así tú has hecho traición.
Escuchad, porque yo voy a hablar de cosas grandes, y van a abrirse mis labios para anunciar la justicia.
La lengua también es un fuego, es un mundo entero de maldad. La lengua es uno de nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y siendo inflamada del fuego infernal inflama la rueda, o toda la carrera, de nuestra vida.
El hecho es, que toda especie de bestias, de aves, y de serpientes, y de otros animales se amansan y han sido domados por la naturaleza del hombre;
Si bien cuando os hicieren comparecer, no os dé cuidado el cómo o lo que habéis de hablar, porque os será dado en aquella misma hora lo que hayáis de decir;
Las palabras de la boca del sabio salen llenas de gracia; los labios del insensato lo precipitarán.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y el lenguaje de los ángeles mismos, si no tuviere amor o caridad, vengo a ser como un metal que suena, o campana que retiñe.
El insensato habla luego cuanto en su pecho tiene; pero el que es sabio no se apresura, sino que reserva algunas cosas en adelante.
El corazón del sabio procura ser instruido; la boca de los necios se alimenta de sandeces.
Pues para esto guarda pura tu lengua de todo mal, y no profieran tus labios ningún embuste.
La lengua pacífica es árbol de la vida; pero la desenfrenada quebrantará el corazón.
Desvíese del mal, y obre el bien; busque con ardor la paz y vaya en pos de ella.
Pues el Señor tiene fijos sus ojos sobre los justos, y escucha propicio las súplicas de ellos, al paso que mira con recelo a los que obran mal.
No le está bien al necio el lenguaje sentencioso, ni al príncipe unos labios mentirosos.
En esto echamos de ver que procedemos con verdad, y así alentaremos o justificaremos nuestros corazones en la presencia de Dios.
Hay quien hace inconsideradamente una promesa, y al instante, como herido de una espada, se ve estimulado de su conciencia; mas la lengua de los sabios acarrea la salud y bienestar.
Pues para esto guarda pura tu lengua de todo mal, y no profieran tus labios ningún embuste.
Huye del mal, y obra el bien; busca la paz, y empéñate en alcanzarla.
La religión pura y sin mácula delante de Dios Padre es ésta: Visitar, o socorrer, a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y preservarse de la corrupción de este siglo.
De vuestra boca no salga ningún discurso malo; sino los que sean buenos para edificación de la fe, que den gracia o inspiren piedad a los oyentes.
¡Oh raza de víboras! ¿Cómo es posible que vosotros habléis cosa buena, siendo, como sois, malos? Puesto que de la abundancia del corazón habla la boca.
El hombre de bien, del buen fondo de su corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, de su mal fondo saca cosas malas.
Yo os digo que hasta de cualquier palabra ociosa que hablaren los hombres han de dar cuenta el día del juicio.
Porque por tus palabras habrás de ser justificado, y por tus palabras condenado.
Vuestra conversación sea siempre con agrado, sazonada con la sal de la discreción, de suerte que acertéis a responder a cada uno como conviene.
Mas ahora dad ya de mano a todas estas cosas, a la cólera, al enojo, a la malicia, a la maledicencia, y lejos de vuestra boca toda palabra deshonesta.
Porque la ira del hombre no se compadece con la justicia de Dios.
Por lo cual dando de mano a toda inmundicia y exceso vicioso, recibid con docilidad la palabra divina que ha sido como ingerida en vosotros, y que puede salvar vuestras almas.
Como manzanas de oro en lecho o canastillo de plata, así es la palabra dicha a su debido tiempo.
Yo os digo que hasta de cualquier palabra ociosa que hablaren los hombres han de dar cuenta el día del juicio.
Porque por tus palabras habrás de ser justificado, y por tus palabras condenado.
Mas ¿qué es lo que dice la Escritura? Cerca está de ti la palabra que da la justificación, en tu boca está y en tu corazón; esta palabra es la palabra de la fe que predicamos.
Porque es necesario creer de corazón para justificarse, y confesar la fe con las palabras u obras para salvarse.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas; así como el mal hombre las saca malas del mal tesoro de su corazón. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Como faltando la leña se extingue el fuego, así también apartado el chismoso, cesarán las contiendas.
Como la brasa enciende el carbón, y el fuego las astillas, así el hombre iracundo enciende las riñas.
De una misma boca sale la bendición y la maldición. No han de ir así las cosas, hermanos míos.
¿Acaso una fuente echa por el mismo caño agua dulce y agua amarga?
El Señor me dio una lengua sabia, a fin de que sepa y sostener con mis palabras al que está desmayado; él me llama por la mañana, me llama de madrugada a mis oídos, para que le escuche como a maestro.
No lo que entra por la boca es lo que mancha al hombre, sino lo que sale de la boca; eso es lo que le mancha.
Aun el ignorante, si calla, será reputado por sabio; y pasará por entendido si no despliega sus labios.
¿Has visto tú algún hombre que se precipita para hablar? Antes se puede esperar la enmienda del necio que del locuaz.
En suma, procuremos las cosas que contribuyen a la paz, y observemos las que pueden servir a nuestra mutua edificación.
No hables nada inconsideradamente, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras indiscretas delante de Dios, porque Dios es el Señor que está en los cielos, y tú un vil gusano sobre la tierra. Sean, pues, pocas y muy medidas tus palabras.
Más apreciado es el pobre que procede con sencillez, que el rico de labios perversos e insensatos.
Porque vosotros, hermanos míos, sois llamados a un estado de libertad; cuidad solamente que esta libertad no os sirva de ocasión para vivir según la carne; pero sed siervos unos de otros por un amor espiritual,
Con lo que te serán gratas las palabras o cánticos de mi boca, como también la meditación de mi corazón que haré yo siempre en tu acatamiento. ¡Oh Señor, amparo mío y redentor mío!
El varón sabio y prudente mide sus palabras; y el hombre entendido es de ánimo reservado.
Aun el ignorante, si calla, será reputado por sabio; y pasará por entendido si no despliega sus labios.
como quiera que toda la ley en este precepto se encierra: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Porque todos tropezamos en muchas cosas. Que si alguno no tropieza en palabras, éste tal se puede decir que es varón perfecto, y que puede tener a raya a todo el cuerpo y sus pasiones.
Así como si metemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, movemos su cuerpo a dondequiera.