Génesis 37 - Biblia Martin Nieto1 Jacob se estableció en la tierra adonde había emigrado su padre, la tierra de Canaán. 2 Sigue la historia de Jacob. José tenía diecisiete años cuando iba a apacentar el rebaño con sus hermanos, los hijos de Bihl_ y de Zilpa, mujeres de su padre. Y José contó a su padre la mala fama que tenían sus hermanos. 3 Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque era el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica con mangas largas. 4 Sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a todos ellos, y le cobraron tal odio que no podían hablarle con cariño. 5 José tuvo un sueño y se lo contó a sus hermanos. 6 Les dijo: 'Escuchad el sueño que he tenido: 7 estábamos atando gavillas en el campo, y en esto que mi gavilla se levanta y se queda derecha, mientras que las vuestras se ponen alrededor y se inclinan ante la mía'. 8 Sus hermanos respondieron: '¿Es que vas a ser tú rey y señor nuestro?'. Y le odiaban todavía más por sus sueños y por sus palabras. 9 José tuvo otro sueño, que contó también a sus hermanos: 'He tenido otro sueño: me parecía que el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí'. 10 Se lo contó a su padre y a sus hermanos, y su padre le reprendió, diciéndole: '¿Qué sueño es ése que has tenido? ¿Es que tenemos que postrarnos ante ti, yo, tu madre y tus hermanos?'. 11 Sus hermanos le tenían envidia, mientras que su padre daba vueltas al asunto. 12 Sus hermanos habían ido a pastorear las ovejas de su padre a Siquén. 13 Israel dijo a José: 'Tus hermanos están pastoreando las ovejas en Siquén; ven, que quiero que vayas donde ellos'. Él respondió: 'Aquí me tienes'. 14 Y le dijo: 'Anda, vete a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y tráeme noticias'. Lo envió al valle de Hebrón, y José llegó a Siquén. 15 Un hombre le encontró andando de un lado a otro por el campo y le preguntó: '¿Qué buscas?'. 16 Él respondió: 'Busco a mis hermanos. Dime dónde están'. 17 Y aquel hombre le dijo: 'Ya se han ido de aquí. Les oí decir: ¡Vámonos a Dotán!'. José partió en busca de sus hermanos y los encontró en Dotán. 18 Al verlo venir desde lejos, antes de que llegara hasta ellos, conspiraron contra él para darle muerte. 19 Se dijeron unos a otros: 'Ahí viene el soñador. 20 Vamos a matarlo: lo echamos en una cisterna y luego decimos que una bestia feroz lo devoró. Veremos en qué paran sus sueños'. 21 Al oír esto, Rubén quiso salvarle de sus manos, y dijo: '¡Matarle, no!'. 22 Y añadió: 'No derraméis sangre; echadlo a esa cisterna solitaria, pero no pongáis las manos en él'. Era para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre. 23 Cuando José llegó junto a sus hermanos, le quitaron la túnica, la túnica de mangas largas que llevaba, 24 lo agarraron y lo echaron en una cisterna vacía, sin agua. 25 Y se pusieron a comer. Alzando los ojos, divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. 26 Judá dijo a sus hermanos: '¿Qué sacamos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? 27 Vamos a vendérselo a los ismaelitas, y no pongamos nuestras manos en él; es nuestro hermano, es nuestra misma carne'. Sus hermanos le hicieron caso. 28 Al pasar los mercaderes madianitas, ellos sacaron a José de la cisterna. Vendieron a José a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y éstos se lo llevaron a Egipto. 29 Rubén volvió a la cisterna, y José ya no estaba allí. Rasgó sus vestiduras, 30 regresó adonde sus hermanos y dijo: '¡El muchacho no está allí! ¿Adónde iré yo?'. 31 Ellos tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito y tiñeron la túnica con la sangre. 32 Y mandaron a su padre la túnica de mangas largas con estas palabras: 'Esto es lo que hemos encontrado; mira a ver si es o no la túnica de tu hijo'. 33 Él la reconoció y dijo: '¡Es la túnica de mi hijo! Una bestia feroz lo ha devorado; José ha sido despedazado'. 34 Jacob rasgó sus vestiduras, se puso un saco a la cintura y guardó luto por su hijo durante muchos días. 35 Sus hijos y sus hijas fueron todos a consolarle, pero él rechazó todo consuelo y dijo: 'Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo'. Y su padre lo lloró. 36 Entretanto los madianitas lo habían vendido en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y capitán de la guardia. |
Evaristo Martín Nieto©