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Génesis 37:35 - Biblia Martin Nieto

35 Sus hijos y sus hijas fueron todos a consolarle, pero él rechazó todo consuelo y dijo: 'Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo'. Y su padre lo lloró.

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Biblia Reina Valera 1960

35 Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Toda su familia intentó consolarlo, pero él no quiso ser consolado. A menudo decía: «Me iré a la tumba llorando a mi hijo», y entonces sollozaba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Todos sus hijos e hijas acudieron a consolarlo, pero él no quería ser consolado, y decía: 'Estaré todavía de duelo cuando descienda donde mi hijo al lugar de las Sombras. Y su padre lo lloró.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Y se levantaron todos sus hijos e hijas a consolarlo, pero él rehusó ser consolado y dijo: ¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el Seol! Y su padre lloraba por él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Vinieron todos sus hijos y todas sus hijas a consolarlo; pero él estaba inconsolable y decía: 'En duelo bajaré al seol, al lado de mi hijo'. Y su padre le lloraba.

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Génesis 37:35
18 Tagairtí Cros  

Murió en buena vejez, anciano, lleno de días, y fue a reunirse con sus antepasados.


Labán respondió a Jacob: 'Estas mujeres son mis hijas, estos muchachos mis nietos, estas ovejas mis ovejas y todo lo que ves es mío. ¿Qué podría hacer yo hoy a estas hijas mías y a los hijos que ellas han engendrado?


y expiró. Murió y se reunió con los suyos, anciano y lleno de días. Sus hijos Esaú y Jacob lo sepultaron.


Nosotros le dijimos: Somos gente de bien, no somos espías.


Pero él repuso: 'Mi hijo no bajará con vosotros; su hermano ha muerto y ha quedado sólo él; si le sucede alguna desgracia en el viaje que vais a emprender, del dolor haríais bajar mis canas a la tumba'.


Israel dijo: 'Sí, José, mi hijo, está vivo todavía. Iré y lo veré antes de morir'.


Israel dijo a José: 'No pensaba ya ver tu rostro, y Dios me ha dado ver también a tu descendencia'.


Los ancianos de la casa le rogaron con insistencia que se levantara del suelo, pero él no quiso, ni tomó alimento alguno con ellos.


Pero ahora que ha muerto, ¿para qué voy a ayunar? ¿Puedo yo volverle a la vida? Yo iré donde está él, pero él no volverá a mí'.


El rey se conmovió, subió a la habitación de encima de la puerta y se puso a llorar. Y decía sollozando: '¡Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!'.


Efraín, su padre, les guardó luto durante mucho tiempo, y sus hermanos vinieron a consolarlo.


Tres amigos de Job se enteraron de toda esta desgracia que le había sobrevenido. Partieron cada uno de su lugar: Elifaz, de Temán; Bildad, de Súaj, y Sofar, de Namat, y decidieron ir juntos a compadecerle y consolarlo.


Yo llamo a Dios gritando, yo llamo a Dios, y él me escucha.


En el día de la angustia acudo al Señor, alzo sin descanso mis manos en la noche y no encuentro consuelo;


Todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo mientras puedas; porque no hay ni obra, ni razón, ni ciencia, ni sabiduría en el abismo al que irás a parar.


Esto dice el Señor: Un grito se ha oído en Ramá, un lamento, llanto amargo: es Raquel, que llora a sus hijos, y no quiere consolarse de sus hijos porque ya no existen.


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