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Génesis 37:22 - Biblia Martin Nieto

22 Y añadió: 'No derraméis sangre; echadlo a esa cisterna solitaria, pero no pongáis las manos en él'. Era para librarlo de sus manos y devolverlo luego a su padre.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 ¿Para qué derramar sangre? Solo tirémoslo en esta cisterna vacía, aquí en el desierto. Entonces morirá sin que le pongamos una mano encima. Rubén tenía pensado rescatar a José y devolverlo a su padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 No derramen sangre, les dijo Rubén, échenlo más bien en aquella cisterna allá en el desierto, pero no pongan las manos sobre él. Esto dijo para sacarlo de sus manos y devolverlo después a su padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Y añadió Rubén: No derraméis sangre. Arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no extendáis la mano contra él. Esto dijo a fin de librarlo de sus manos para hacerlo volver a su padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Y añadió, con la intención de librarlo de sus manos y devolverlo a su padre: 'No derraméis sangre; arrojadlo a esa cisterna que hay en el desierto, pero no pongáis la mano sobre él'.

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Génesis 37:22
9 Tagairtí Cros  

Y el ángel le dijo: 'No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único'.


Al oír esto, Rubén quiso salvarle de sus manos, y dijo: '¡Matarle, no!'.


Cuando José llegó junto a sus hermanos, le quitaron la túnica, la túnica de mangas largas que llevaba,


Rubén les respondió: 'Ya os dije yo que no hicierais ningún mal al muchacho, pero no me escuchasteis. Ahora se nos pide cuentas de su sangre'.


No extendió su mano contra aquellos elegidos de Israel; y ellos vieron a Dios, comieron y bebieron.


más aún, por más que Elnatán, Delayas y Gamarías rogaron al rey que no quemara el libro, él no les hizo caso.


Viendo Pilato que nada conseguía, sino que aumentaba el alboroto, mandó que le trajeran agua y se lavó las manos ante el pueblo, diciendo: 'Soy inocente de esta sangre. ¡Vosotros veréis!'.


Por entonces el rey Herodes prendió a algunos de la Iglesia para maltratarlos.


no le hagas caso ni le escuches, no tengas piedad de él, no le perdones ni encubras su falta.


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