Mateo 15 - Nueva Biblia Española (1975)1 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y letrados de Jerusalén y le preguntaron: 2 ¿Se puede saber por qué se saltan tus discípulos la tradición de nuestros mayores, y no se lavan las manos antes de comer? 3 El les replicó: ¿Y se puede saber por qué se saltan ustedes el mandamiento de Dios en nombre de su tradición? 4 Porque Dios dijo: 'Sustenta a tu padre y a tu madre' y 'quien deja en la miseria a su padre o a su madre tiene pena de muerte.' 5 En cambio, ustedes dicen que el que declara a su padre o a su madre: 'Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo' 6 ya no está obligado a sustentar a su padre; así, en nombre de su tradición, han invalidado el mandamiento de Dios. 7 ¡Hipócritas! Qué bien profetizó de ustedes Isaías cuando dijo: 8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi; 9 el culto que me dan es inútil, pues la doctrina que enseñan son preceptos humanos. (Is 29,13) 10 Y llamando a la gente, les dijo: Escuchen y entiendan: 11 No mancha al hombre lo que entra por la boca; lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre. 12 Se acercaron entonces los discípulos y le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte? 13 Respondió él: El plantío que no haya plantado mi Padre del cielo será arrancado de raíz. 14 Déjenlos, son ciegos y guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo. 15 Entonces Pedro le pidió: Explícanos la comparación. 16 Contestó Jesús: A estas alturas, ¿también ustedes están atontados?, 17 ¿no comprenden que lo que entra por la boca pasa al vientre y se evacua en lugar retirado? 18 En cambio, lo que sale de la boca viene del corazón, y eso sí mancha al hombre. 19 Porque del corazón salen las malas ideas, los homicidios, adulterios, inmoralidades, robos, testimonios falsos, calumnias. 20 Eso es lo que mancha al hombre; comer sin lavarse las manos, no. 21 Jesús se marchó de allí y se retiró al país de Tiro y Sidón. 22 Y hubo una mujer cananea de aquella región que salió y se puso a gritarle: Señor, Hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija tiene un demonio muy malo. 23 El no le contestó palabra. Entonces los discípulos se le acercaron a rogarle: Atiéndela, que viene detrás gritando. 24 El les replicó: Me han enviado sólo para las ovejas perdidas de Israel. 25 Ella los alcanzó y se puso a suplicarle: ¡Socórreme, Señor! 26 Jesús le contestó: No está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los perritos. 27 Pero ella repuso: Cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Jesús le dijo: ¡Qué grande es tu fe, mujer! Que se cumpla lo que deseas. En aquel momento quedó curada su hija. 29 Jesús se marchó de allí y llegó al lago de Galilea; subió a un cerro y se sentó. 30 Se le acercó un gran gentío llevándole cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos; los echaban a sus pies y él los curaba. 31 La gente estaba admirada viendo que los mudos hablaban, los lisiados se curaban, los cojos andaban y los ciegos veían; y alababan al Dios de Israel. 32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino. 33 Los discípulos le preguntaron: Y en un lugar despoblado ¿de dónde vamos a sacar pan bastante para hartar a tanta gente? 34 Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes tienen? Contestaron: Siete y unos cuantos pescaditos. 35 Mandó que la gente se echara en el suelo, 36 tomó los siete panes y los pescaditos, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos; los discípulos se los daban a la gente. 37 Todos comieron hasta quedar satisfechos y recogieron los trozos sobrantes: siete canastas llenas. 38 Comieron cuatro mil hombres, sin mujeres ni niños. 39 Luego despidió a la gente, se embarcó y llegó a la región de Magadán. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.