Jesús envió a estos doce, dándoles algunas instrucciones: – No vayan por caminos de gente que no conoce a Dios, ni tampoco entren a una ciudad de samaritanos,
Lucas 17:16 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Agradecido, se postró con su rostro a los pies de Jesús, dando gloria a Dios. Él era samaritano. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Biblia Nueva Traducción Viviente Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano. Biblia Católica (Latinoamericana) y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. La Biblia Textual 3a Edicion y cayó sobre su rostro a sus pies, dándole gracias (y era samaritano). Biblia Serafín de Ausejo 1975 y se postró ante los pies de Jesús, para darle las gracias. Precisamente éste era samaritano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y se postró sobre su rostro a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. |
Jesús envió a estos doce, dándoles algunas instrucciones: – No vayan por caminos de gente que no conoce a Dios, ni tampoco entren a una ciudad de samaritanos,
Cuando llegaron a la casa, vieron al niño junto con su madre María; se postraron ante el recién nacido y lo adoraron, y sacaron sus regalos para dárselos al niño: oro, incienso y mirra.
Entonces, la mujer, temblando de miedo pero sabiendo lo que había sucedido, se acercó y se arrodilló ante Él, confesando toda la verdad.
Jesús preguntó: – ¿No fueron sanados diez? ¿Y los otros nueve, dónde están?
Cuando Simón Pedro vivió esta experiencia, se arrodilló ante Jesús, diciendo: – ¡Apártate de mí, Señor, pues soy un pecador!
Entonces la mujer samaritana le respondió: – ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí, que soy una samaritana, que te dé agua? (porque los judíos y los samaritanos no se llevaban bien).
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre, porque el Padre envió a su Hijo.
Entonces los judíos le respondieron a Jesús: – ¿Acaso no hemos hablado lo correcto, que tú eres un samaritano y tienes un demonio?
pero recibirán poder sobrenatural cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, y serán mis testigos con sus propias vidas, no solo en Jerusalén, sino en toda Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra.
los secretos de su corazón serán revelados, y se postrará con rostro en tierra para adorar a Dios, diciendo: “¡En verdad Dios está entre ustedes!”.
Me arrodillé a los pies del ángel para adorarlo, pero me dijo: “¡No hagas eso! Soy un siervo como tú y tus hermanos que viven el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! Porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. La victoria del jinete
y los veinticuatro ancianos se postran ante Él y adoran al que vive por los siglos de los siglos. Y se quitan sus coronas y las colocan delante del trono cantando:
Los cuatro seres vivientes exclamaban: ¡Amén!, mientras los ancianos se postraron y adoraron.