Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Génesis 32:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Mira, no soy digno de recibir la más pequeña de las misericordias que me has mostrado una y otra vez, conforme a tu promesa. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, la única posesión que tenía era mi bastón; pero ahora necesito dos campamentos para guardar todo lo que tengo.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

No soy digno de todo el amor inagotable y de la fidelidad que has mostrado a mí, tu siervo. Cuando salí de mi hogar y crucé el río Jordán, no poseía más que mi bastón, ¡pero ahora todos los de mi casa ocupan dos grandes campamentos!

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Luego oró así: 'Yavé, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, tú me dijiste: Vuelve a tu patria, a la tierra de tus padres que yo seré bueno contigo.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Soy indigno de tus misericordias y de toda la fidelidad que has hecho a tu siervo, pues con mi cayado vadeé este Jordán y ahora estoy convertido en dos campamentos.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Dijo Jacob: '¡Yahveh, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, que me dijiste: 'Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te colmaré de bienes!'

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No soy digno de la más pequeña de todas las misericordias, y de toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi bordón pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Génesis 32:10
33 Tagairtí Cros  

Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.


Luego comenzó a orar: «Señor, Dios de mi amo Abraham, sé misericordioso con mi amo y ayúdame para cumplir el propósito de mi viaje.


con la siguiente oración: «¡Alabado sea el Señor, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!».


En el sueño también vio que el Señor estaba parado junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes les voy a dar esta tierra en la que estás acostado.


Además, estaré contigo y te protegeré dondequiera que vayas, y te traeré de nuevo sano y salvo a esta tierra. ¡Jamás te abandonaré sin haberte cumplido mis promesas!».


Como resultado, Jacob se enriqueció mucho, pues llegó a tener muchas ovejas, muchos esclavos, esclavas, camellos y burros.


Entonces el Señor le habló a Jacob y le dijo: «Regresa a la tierra de tus padres y de tus parientes, y yo estaré contigo».


Ahora poseo bueyes, burros, ovejas y muchos esclavos y esclavas. He enviado estos mensajeros para que te den la noticia de que regreso, con la esperanza de que tengamos un encuentro amistoso».


El temor y la angustia se apoderaron de Jacob. Dividió la familia, los rebaños, las reses y los camellos en dos grupos;


David ya había llegado a Majanayin cuando Absalón, que había movilizado a todos los hombres de Israel, cruzaba el Jordán con ellos.


Entonces David entró a la carpa donde estaba el cofre y se sentó delante del Señor, y le dijo: «Mi Señor y Dios, ¿por qué me has engrandecido, si yo y mi familia somos tan insignificantes?


los justos progresarán y marcharán adelante; los de corazón puro serán cada vez más vigorosos y fuertes.


Y habiendo comenzado con poco, al final tendrías mucho.


Yo le dije: «Tú eres mi Señor, todo lo bueno que tengo viene de ti».


Me has dado tu salvación como escudo. Tu mano derecha, Señor, me sostiene; tu bondad me ha engrandecido.


Que reine para siempre bajo tu protección. Que tu amor y fidelidad lo protejan.


Nos hiciste apenas un poco inferior a un dios, y nos coronaste de gloria y de honra.


Continuamente crecerán en fortaleza y cada uno se presentará ante Dios en Sion.


La misericordia y la verdad se encontraron. La justicia y la paz se besaron.


La senda de los justos se parece a los primeros rayos de luz del amanecer, que brillan cada vez más hasta que es pleno día.


Entonces dije: «¡Esta es mi muerte! Porque soy un pecador de boca impura, miembro de una raza pecadora, de inmunda boca, y sin embargo he mirado al Rey, al Señor Todopoderoso».


De la amorosa bondad de Dios hablaré. Lo elogiaré por todo lo que ha hecho; me regocijaré por su gran bondad para con Israel, otorgada según su misericordia y amor.


¡Permítenos, Señor, disfrutar otra vez de ese amor y esa fidelidad que hace muchos años prometiste a nuestros antepasados Abraham y Jacob!


Así también ustedes, cuando hayan hecho lo que se les mandó, deben decir: “Somos sirvientes inútiles, pues sólo cumplimos con nuestra obligación”».


Cuando Simón Pedro vio esto, cayó de rodillas ante Jesús y le dijo: ―¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!


He sido un necio al andar con jactancias como estas; pero ustedes me han obligado, ya que ustedes son los que debían haber hablado bien de mí. En nada soy inferior a los superapóstoles, aunque a fin de cuentas yo no soy nada.


Recuerda siempre que el Señor tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.


También a los jóvenes les digo: obedezcan a los ancianos. Trátense unos a otros con humildad, porque «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».