Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.
Génesis 3:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Para obtener tu alimento tendrás que trabajar mucho, hasta el día de tu muerte; ese día volverás a la tierra de la cual fuiste hecho, pues eres polvo y al polvo tendrás que volver. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Biblia Nueva Traducción Viviente Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Pues fuiste hecho del polvo, y al polvo volverás». Biblia Católica (Latinoamericana) Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Sepas que eres polvo y al polvo volverás. La Biblia Textual 3a Edicion Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres° y al polvo volverás. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres y al polvo volverás'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. |
Y Abraham volvió a decir: ―Puesto que ya comencé a hablar a mi Señor, te ruego que me escuches, aunque tan solo soy un ser humano.
Entonces Dios el Señor formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida. Fue así como el hombre se convirtió en un ser vivo.
―Aunque soy un extranjero entre ustedes, les suplico que me vendan un sepulcro en el cual pueda sepultar a mi esposa.
La tierra te producirá espinas y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres.
Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y nada tendré cuando muera. El Señor me dio cuanto yo tenía; suyo era, y tenía derecho de llevárselo. Bendito sea el nombre del Señor».
¡Ay, te ruego que recuerdes que estoy hecho de polvo! ¿Tan pronto me harás volver al polvo?
¡Y sé que después que este cuerpo se haya descompuesto, con este cuerpo veré a Dios!
Unos y otros son sepultados en el mismo polvo; devorados por los mismos gusanos.
y la gente sale para cumplir con sus tareas, ellos trabajan hasta que las sombras de la noche caen otra vez.
Pero si te apartas de ellos, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo.
En vano se levantan de madrugada, y se acuestan muy tarde, trabajando desesperadamente por pan para comer, porque Dios concede el sueño a sus amados.
mi fuerza se ha secado como una teja quemada por el sol; la lengua se me pega al paladar, porque me has echado en el polvo de la muerte.
Los ricos de la tierra festejarán y le adorarán, todo mortal nacido para morir, se postrará ante él y lo adorará.
Tú haces que el ser humano vuelva al polvo, cuando dices: «Vuelve al polvo».
El hombre que se aparta del sentido común va a parar entre los muertos.
Pues, ¿qué obtiene la gente de todo su trabajo? Generaciones vienen y generaciones van y todo sigue igual. Sale el sol y se pone, y en rápido giro vuelve a surgir. Sopla el viento del sur y del norte, aquí y allá, yendo y volviendo, sin ir a ninguna parte. Los ríos desembocan en el mar y este nunca se llena, y el agua vuelve a los ríos y nuevamente fluye hacia el mar.
y el polvo vuelva a la tierra de donde vino, y el espíritu regrese a Dios que lo dio.
A un mismo sitio van todos: al polvo de donde salieron y al cual han de volver.
El que especula, pronto se halla en donde empezó: con las manos vacías.
»”Y muchos de los que están muertos y sepultados se levantarán de sus tumbas, algunos para vivir para siempre y otros para sufrir vergüenza y desprecio sin fin.
Adán fue hecho del polvo de la tierra, pero Cristo descendió del cielo.
El que era ladrón, deje de robar; al contrario, trabaje honradamente con sus manos para que tenga con qué ayudar a los que estén en necesidad.
Recuerden, hermanos, cómo trabajamos y nos fatigamos por anunciarles el evangelio de Dios. De día y de noche trabajamos para no serle una carga a nadie.
Estando aún entre ustedes, pusimos una regla: «El que no trabaja, que tampoco coma».
Y como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez y después que venga el juicio,