Pero el justo se asegura en su camino, y el de manos limpias su ánimo redobla.
Juan 10:28 - Biblia Martin Nieto yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; no me las arrebatará nadie de mis manos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Biblia Nueva Traducción Viviente Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, Biblia Católica (Latinoamericana) y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. La Biblia Textual 3a Edicion y Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo les doy vida eterna y nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. |
Pero el justo se asegura en su camino, y el de manos limpias su ánimo redobla.
porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles; los malhechores serán para siempre aniquilados y la raza de los criminales será exterminada;
porque siete veces cae el justo, mas se levanta, pero los criminales se hundirán en la ruina.
La senda de los justos es como la luz del alba, cuyo esplendor va creciendo hasta el pleno día.
Yo, el Señor, soy su guardián; en todo instante la riego para que no caiga su follaje; de día y de noche la guardo.
Israel ha sido salvado por el Señor, salvado para siempre; no seréis avergonzados ni humillados por los siglos de los siglos.
Ningún arma forjada contra ti dará resultado; a toda lengua que te acuse la convencerás de culpabilidad. Ésta es la heredad de los hijos del Señor, la justicia que yo les aseguro -dice el Señor-.
Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David.
Suscitaré para ellos pastores que los apacentarán; no sufrirán más temor y angustia, ni se volverá a perder ninguno -dice el Señor-.
De lejos el Señor se le ha aparecido. Con amor eterno te he amado, por eso te trato con lealtad.
No tendrán ya que instruirse mutuamente, diciéndose unos a otros: '¡Conoced al Señor!', pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor -dice el Señor-, porque perdonaré su crimen y no me acordaré más de sus pecados.
Y haré con ellos una alianza eterna: no cesaré de concederles favores, haré que me respeten y que no se aparten más de mí.
Surgirán falsos mesías y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos.
Y Jesús, con fuerte voz, dijo: 'Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu'. Dijo esto y expiró.
Mi Padre, que me las ha dado, es más que todas las cosas; y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.
Jesús le dijo: 'Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Dentro de poco el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros también viviréis.
y que por el poder que tú le has dado sobre todos los hombres, él dé vida eterna a todos los que le has confiado. (
Para que se cumpliera la palabra que había dicho: 'No he perdido ninguno de los que me confiaste'.
El que cree en el hijo tiene vida eterna; el que no quiere creer en el hijo no verá la vida; la ira de Dios pesa sobre él'.
pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás; más aún, el agua que yo le daré será en él manantial que salta hasta la vida eterna'.
Os aseguro que el que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su sello'.
Todos los que el Padre me da vendrán a mí. Al que viene a mí no lo rechazo,
Simón Pedro le contestó: 'Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Mientras lo apedreaban, Esteban oró así: 'Señor Jesús, recibe mi espíritu'.
Si la muerte reinó como consecuencia del delito de uno solo, con más razón reinarán en la vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que han recibido tan abundantemente la gracia y el don de la justicia.
A él debemos, en virtud de la fe, este estado de gracia, en que nos mantenemos firmes y nos alegramos con la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
para que, como el delito trajo el reinado de la muerte, así también la gracia trajera el reinado de la justicia para la vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Con mucha más razón, justificados ahora por su sangre, seremos librados por él del castigo.
Porque el salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Porque aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Tú amas a los pueblos, / todos los santos están en tu mano. / Ellos se postraban a tus pies / y marchaban a tus órdenes.
persuadido de que quien comenzó en vosotros la buena obra la llevará a feliz término para el día de Cristo Jesús.
Pero nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos queridos del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvaros por la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad.
Por esto he obtenido yo misericordia, para que Jesucristo demostrase en mí su generosidad para ejemplo de los que por creer en él conseguirán la vida eterna.
Ésta es la causa de todos estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, pues sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él puede guardar hasta el último día lo que me ha encomendado.
De ahí proviene que pueda salvar perfectamente a aquellos que por él se acercan a Dios, estando siempre vivo para interceder en su favor.
a los que el poder divino asegura mediante la fe la salvación que ha de manifestarse en los últimos tiempos.
pues la vida se ha manifestado, la hemos visto, damos testimonio de ella y os anunciamos la vida eterna, que estaba junto al Padre y se nos ha manifestado;
Han surgido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubieran sido de los nuestros, hubieran permanecido con nosotros; pero ha sucedido esto para que se manifieste que todos éstos no eran de los nuestros.
Éste es el testimonio que Dios nos ha dado: la vida eterna, y esta vida está en su Hijo.
Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los elegidos y amados de Dios Padre y conservados para Jesucristo:
conservaos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
Al único Dios, nuestro Salvador, que es poderoso para guardaros sin pecado y presentaros intachables ante su gloria con alegría,
Él guarda los pasos de sus fieles, mientras que los malvados perecerán en las tinieblas, pues no es por la fuerza como vence el hombre.