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Juan 3:36 - Biblia Martin Nieto

36 El que cree en el hijo tiene vida eterna; el que no quiere creer en el hijo no verá la vida; la ira de Dios pesa sobre él'.

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Biblia Reina Valera 1960

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 El que cree en el Hijo vive de vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo se queda con el Dios que condena: nunca conocerá la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece° al Hijo, no verá vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no gozará de vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.'

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Juan 3:36
38 Tagairtí Cros  

ha librado mi alma de la fosa y mi vida vuelve a ver la luz'.


para que no se irrite y os veáis perdidos, pues su cólera se inflama en un instante. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!


se sacian de los ricos manjares de tu casa, en el torrente de tus delicias los abrevas.


Aunque en vida se felicitaba: 'Te alaban porque has hecho fortuna',


El que no es justo sucumbirá, pero el justo por su fidelidad vivirá.


Los hombres que han salido de Egipto de veinte años para arriba no verán la tierra que con juramento prometí yo a Abrahán, Isaac y Jacob, porque no me han seguido con fidelidad, a


Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna'.


El que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea se condenará.


Mis propios ojos han visto al Salvador


para que todos vean la salvación de Dios.


A todos los que lo reciben, / a los que creen en su nombre, / les da el ser hijos de Dios; /


yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; no me las arrebatará nadie de mis manos.


Jesús le respondió: 'Te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios'.


El segador cobra el salario y recoge el fruto para la vida eterna. Así se alegra tanto el que siega como el que siembra.


Os aseguro que el que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que comieron los padres, y murieron. El que come este pan vivirá eternamente'.


Os aseguro que el que guarda mi palabra nunca morirá'.


Pero los judíos que no quisieron creer soliviantaron a los paganos y los indispusieron contra los hermanos.


En realidad, la ley lleva consigo el castigo; pero donde no hay ley no hay transgresión de la ley.


Con mucha más razón, justificados ahora por su sangre, seremos librados por él del castigo.


No hay condenación alguna para los que están unidos a Cristo Jesús.


Pero los que se atienen al cumplimiento de la ley están bajo maldición, como dice la Escritura: Maldito sea el que no cumple todo lo que está escrito en la ley.


Que nadie os engañe con vanas palabras, pues por estas cosas vendrá la ira de Dios sobre los rebeldes.


con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente.


Dios no nos ha destinado al castigo, sino a la adquisición de la salvación por nuestro Señor Jesucristo,


¿de cuánto mayor castigo pensáis vosotros que será digno quien haya pisoteado al Hijo de Dios y haya tratado como cosa profana la sangre de la alianza por la cual fue santificado, y haya ultrajado el Espíritu de la gracia?


¿cómo podríamos escapar nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, inaugurada por la predicación del Señor, nos ha sido transmitida con garantía por aquellos que le oyeron,


Y ¿a quién juró él que no entrarían en su descanso sino a aquellos que habían sido desobedientes?


Vemos, pues, que ellos no pudieron entrar a causa de su incredulidad.


Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.


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