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Jeremías 31:34 - Biblia Martin Nieto

34 No tendrán ya que instruirse mutuamente, diciéndose unos a otros: '¡Conoced al Señor!', pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor -dice el Señor-, porque perdonaré su crimen y no me acordaré más de sus pecados.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Ya no tendrán que enseñarle a su compañero, o a su hermano, diciéndoles: 'Conozcan a Yavé. Pues me conocerán todos, del más grande al más chico, dice Yavé; yo entonces habré perdonado su culpa, y no me acordaré más de su pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su maldad, y no me acordaré más de sus pecados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 No tendrá ya que enseñarse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: 'Conoced a Yahveh', porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande -oráculo de Yahveh-, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado'.

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Jeremías 31:34
42 Tagairtí Cros  

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, sírvele con todo tu corazón, con ánimo bien dispuesto, porque el Señor escudriña los corazones de todos y penetra sus más secretos pensamientos. Si tú lo buscas, él se dejará encontrar; pero si tú lo abandonas, él se retirará para siempre.


olvídate de los pecados de mi juventud y de mis faltas; acuérdate de mí, Señor, con misericordia y con bondad.


No harán ya mal, ni causarán más daño en todo mi monte santo, porque el país estará lleno del conocimiento del Señor, como las aguas llenan el mar.


Los extraviados de espíritu entrarán en razón, y los murmuradores serán instruidos.


Entonces la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete días, el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de sus golpes.


No habrá habitante que diga: 'Estoy enfermo'; y el pueblo que vive en Jerusalén será perdonado de sus culpas.


Tu permanencia es sólida. Riquezas salvadoras son sabiduría y ciencia; el temor del Señor será tu tesoro.


Oh, sí, en salud se cambia mi amargura. Tú has salvado mi vida de la fosa vacía, te has echado a las espaldas todos mis pecados.


Soy yo, soy yo, quien tengo que borrar tus faltas y no acordarme de tus pecados.


He disipado como una nube tus delitos y como nublado tus pecados; vuélvete a mí, pues yo te he redimido.


Por eso mi pueblo va a conocer mi nombre, y aquel día sabrá que soy yo quien dice: ¡Aquí estoy!'.


Tus hijos serán todos discípulos del Señor, grande será la dicha de tus hijos.


Volveré a ellos mis ojos y los haré regresar a esta tierra; los restableceré y no los volveré a destruir; los plantaré para no arrancarlos ya.


Y haré con ellos una alianza eterna: no cesaré de concederles favores, haré que me respeten y que no se aparten más de mí.


Los purificaré de todos los crímenes que han cometido contra mí, les perdonaré todos los crímenes con los que me ofendieron y me despreciaron.


En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor- se buscará la perversión de Israel y ya no existirá, los pecados de Judá y no se encontrarán, pues yo perdonaré a los que haya dejado.


quien quiera presumir, que presuma de esto: De tener inteligencia y conocerme, porque yo soy el Señor, que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra. Sí, esto es lo que me agrada -dice el Señor-.


Aquel día haré en su favor un pacto con las bestias salvajes, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; romperé en el país arco, espada y lanza y haré que duerman tranquilos.


¿Qué Dios hay como tú, que quite el pecado y perdone la culpa al resto de tu herencia? No mantendrá su cólera por siempre, porque ama la misericordia.


Volverá a compadecerse de nosotros, pisoteará nuestros pecados, arrojará nuestras culpas al fondo del mar.


Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas llenan el mar.


Mi Padre me ha confiado todas las cosas; nadie conoce perfectamente al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera manifestar.


para anunciar a su pueblo la salvación, / el perdón de sus pecados, /


Y la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo).


'He manifestado tu nombre a los hombres que escogiste del mundo y me los confiaste; tuyos eran, y tú me los confiaste; y ellos han guardado tu doctrina.


Está escrito en los profetas: Todos serán enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y acepta su enseñanza viene a mí.


Todos los profetas testifican que el que crea en él recibirá, por su nombre, el perdón de los pecados'.


Al que perdonáis, yo también lo perdono; lo que yo perdono, si es que tengo algo que perdonar, lo perdono por amor a vosotros y en la presencia de Cristo;


Pues el mismo Dios, que dijo: Brille la luz de entre las tinieblas,


Él nos ha obtenido con su sangre la redención, el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia,


Acerca del amor fraterno no necesitáis que se os escriba, porque personalmente habéis aprendido de Dios cómo debéis amaros los unos a los otros.


Pues debiendo ser ya maestros por razón del tiempo, todavía tenéis necesidad de que se os enseñen los primeros rudimentos de oráculos divinos, y habéis llegado a tener necesidad de leche, no de alimento sólido.


Ya nadie tendrá que enseñar a su conciudadano, ni a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el mayor.


Porque perdonaré sus crímenes y no me acordaré más de sus pecados.


Vosotros, sin embargo, habéis recibido la unción que viene del Santo, y todos tenéis conocimiento.


Pero vosotros haced que la unción que habéis recibido de él permanezca en vosotros; no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, ya que la unción, que dice la verdad y nunca la mentira, os enseña todas las cosas; permaneced unidos a Cristo, según ella os ha enseñado.


Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para conocer al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna.


Los hijos de Elí eran unos disolutos; no se cuidaban del Señor,


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