David dijo a Abisay y a todos sus servidores: 'Mirad, si mi hijo, salido de mis entrañas, busca mi vida, con mayor razón lo hará este hijo de Benjamín. Dejadle maldecir, si se lo ha ordenado el Señor.
Jeremías 34:22 - Biblia Martin Nieto Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador. Biblia Nueva Traducción Viviente llamaré a los ejércitos babilónicos para que regresen. Pelearán contra esta ciudad, la conquistarán y la incendiarán. Me aseguraré de que todas las ciudades de Judá sean destruidas y que nadie viva allí”». Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ahora les doy una orden para que vuelvan. Atacarán esta ciudad y la tomarán para pegarle fuego. Y de las ciudades de Judá no quedarán más que ruinas solitarias. La Biblia Textual 3a Edicion Yo lo he ordenado, dice YHVH, y los haré volver a esta ciudad, para que peleen contra ella y la conquisten, y le prendan fuego. Y haré que las ciudades de Judá queden desoladas y sin habitantes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estoy dando ya la orden -oráculo de Yahveh- para hacerlos volver a esta ciudad, a fin de que luchen contra ella, la tomen y la entreguen al fuego; pues de las ciudades de Judá voy a hacer un desierto, sin habitantes'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella, y la tomarán, y le prenderán fuego; y reduciré a desolación las ciudades de Judá, hasta no quedar morador. |
David dijo a Abisay y a todos sus servidores: 'Mirad, si mi hijo, salido de mis entrañas, busca mi vida, con mayor razón lo hará este hijo de Benjamín. Dejadle maldecir, si se lo ha ordenado el Señor.
Apresaron al rey, y lo condujeron a Ribla, ante el rey de Babilonia, el cual pronunció contra él la sentencia.
incendió el templo del Señor y el palacio real y prendió fuego a todas las casas y palacios de Jerusalén.
El Señor mandó contra ellos al rey de los caldeos, que pasó a espada a sus jóvenes en el santuario mismo, sin perdonar a nadie, ni joven ni virgen, ni anciano ni hombre encanecido. Dios los entregó a todos en sus manos.
He dado órdenes a mis santos guerreros; he llamado a los agentes de mi cólera, a mis gloriosos campeones.
No queda más que desolación en la ciudad; la puerta está hecha pedazos.
¿Lo oyes bien? Desde hace mucho he preparado esto; desde tiempos lejanos lo he trazado, y ahora lo ejecuto: tú tenías que convertir las ciudades fortificadas en un montón de ruinas.
Yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me respondió: Hasta que las ciudades estén devastadas y desiertas, las casas vacías y la tierra abandonada;
Nuestro templo santo y glorioso, donde te alabaron nuestros padres, ha sido devorado por el fuego, y todo lo que hacía nuestras delicias está en ruinas.
Contra él han rugido leones, han lanzado su aullido. Ha sido devastada su tierra, sus ciudades incendiadas, despobladas.
Los caldeos que están atacando esta ciudad vendrán y la prenderán fuego, incendiarán sus casas, sobre cuyas terrazas se han ofrecido sacrificios a Baal y se han hecho ofrendas a dioses extraños para irritarme.
Esto dice el Señor: En este lugar que vosotros decís desierto, porque no hay hombres ni animales; en las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén, que están ahora desoladas, sin habitantes y sin ganados, se volverá a sentir
Esto dice el Señor, Dios de Israel: Vete a hablar a Sedecías, rey de Judá, y dile: Esto dice el Señor: Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que la prenderá fuego.
Sí, todas tus mujeres y tus hijos serán sacados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que caerás preso en manos del rey de Babilonia y esta ciudad será destruida por las llamas'.
Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas del pueblo, y derruyeron los muros de Jerusalén.
De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.
El Señor no podía soportar más la maldad de vuestras acciones y las monstruosidades que habéis cometido; por eso vuestro país ha quedado convertido en un desierto, objeto de horror y execración, sin ningún habitante, como sucede actualmente.
Despoblada por la ira del Señor, será una desolación total. Todos los que pasen por Babilonia quedarán estupefactos y silbarán al ver tantos estragos.
y prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén.
abrieron una brecha en el muro de la ciudad, y el rey y todos los hombres de guerra salieron huyendo durante la noche por el camino de la puerta situada entre los dos muros, junto al jardín del rey -los caldeos cercaban la ciudad-, y tomaron el camino de la Arabá.
¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?
¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada.
Porque habéis entristecido el corazón del justo con mentiras, cuando yo mismo no lo entristezco, y habéis apoyado al criminal para que no se convierta de su mala conducta y salve su vida,
¿Sonará la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucederá en la ciudad una desgracia sin que el Señor la haya causado?
Y la tierra quedará hecha un desierto por la mala conducta de sus habitantes.
Entonces el ángel del Señor continuó: Señor todopoderoso, ¿cuándo te compadecerás de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás tan indignado hace ya setenta años?
Los dispersé entre los pueblos a quienes no conocían, y la tierra quedó desolada después de su partida, de tal manera que nadie pasaba por ella. La tierra de delicias quedó convertida en desierto'.
El rey, entonces, se irritó, mandó sus tropas a exterminar a aquellos asesinos e incendió su ciudad.