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Hechos 11:1 - Biblia Martin Nieto

Los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea supieron que también los paganos habían recibido la palabra de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La noticia de que los gentiles habían recibido la palabra de Dios pronto llegó a los apóstoles y a los demás creyentes de Judea.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los apóstoles y los hermanos de Judea tuvieron noticias de que también personas no judías habían acogido la Palabra de Dios. Por eso,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Los apóstoles y los hermanos que estaban° en Judea oyeron entonces que también los gentiles habían recibido° la palabra de Dios;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Oyeron los apóstoles y los hermanos que vivían en Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

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Hechos 11:1
34 Tagairtí Cros  

El cetro no será arrebatado de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos obedecerán.


Los pobres comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: '¡Viva su corazón eternamente!'.


Aquel día la raíz de Jesé se alzará como enseña de las gentes; la buscarán los pueblos, y será gloriosa su morada.


Hasta que sobre nosotros se derrame el espíritu venido de lo alto: entonces el desierto se trocará en vergel y el vergel se cambiará en selva.


Aquí está mi siervo a quien protejo; mi elegido, en quien mi alma se complace. He puesto en él mi espíritu, para que traiga la justicia a las naciones.


Yo, el Señor, te he llamado para la justicia, te he tomado de la mano y te he formado, te he puesto como alianza del pueblo y luz de las naciones,


y dice: Poca cosa es que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de nuevo a los supervivientes de Israel. Yo te he puesto como luz de las gentes, para que llegue mi salvación hasta los extremos de la tierra.


El Señor desnuda su brazo santo ante los ojos de todos los pueblos, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.


Las naciones caminarán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora.


Verán tu justicia las naciones y todos los reyes tu gloria. Se te llamará con un nombre nuevo, acuñado por la boca del Señor.


Oh Señor, mi fuerza y mi fortaleza, mi refugio en el día de la tribulación; a ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra y dirán: Sólo mentira poseyeron nuestros padres, vanidad e impotencia.


Aquel día -dice el Señor- yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;


Entonces el resto de Jacob será entre las naciones, en medio de la multitud de los pueblos, como el león entre las fieras de la selva, como el leoncillo entre los rebaños de ganado menor, que pasa, pisotea y arrebata sin que nadie pueda arrancar su presa.


El Señor será terrible contra ellos. Aniquilará a todos los dioses de la tierra; se prosternarán ante él, cada uno en su país, todas las islas de las naciones.


Yo daré entonces a los pueblos labios puros para que invoquen todos el nombre del Señor y le sirvan de común acuerdo.


¡Hala! Sálvate, Sión, tú que habitas en Babilonia.


Porque desde oriente a occidente mi nombre es grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura. Porque mi nombre es grande entre las naciones -dice el Señor todopoderoso-,


Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos de oriente se presentaron en Jerusalén


Muchos del oriente y del occidente vendrán y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios,


Entraron en el sepulcro y, al ver a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca, se asustaron.


luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel'.


Un día de aquellos, en que se habían reunido unos ciento veinte, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo:


Los discípulos, cada uno según sus posibilidades, decidieron enviar socorro a los hermanos de Judea.


Cuando llegaron, reunieron a la Iglesia y contaron todo lo que había hecho Dios por medio de ellos, y cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe.


Ellos, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaría, narrando la conversión de los paganos y causando un gran gozo a todos los hermanos.


Los hermanos de Roma, que tenían noticias de nuestra llegada, nos salieron al encuentro en Foro Apio y Tres Tabernas; Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimos.