estábamos atando gavillas en el campo, y en esto que mi gavilla se levanta y se queda derecha, mientras que las vuestras se ponen alrededor y se inclinan ante la mía'.
Génesis 44:16 - Biblia Martin Nieto Y Judá respondió: '¿Qué diremos a mi señor y cómo podremos justificarnos? Ha sido Dios quien ha descubierto la maldad de tus siervos. Aquí nos tienes como esclavos tuyos, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue encontrada la copa'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa. Biblia Nueva Traducción Viviente —Oh, mi señor —contestó Judá—, ¿qué podemos responderle? ¿Cómo podemos explicar esto? ¿Cómo podemos probar nuestra inocencia? Dios nos está castigando por nuestros pecados. Mi señor, todos hemos regresado para ser sus esclavos, todos nosotros, y no solo nuestro hermano que tenía la copa en su costal. Biblia Católica (Latinoamericana) Contestó Judá: '¿Qué podemos decir a mi señor, y cómo podemos justificarnos? Dios ha descubierto alguna falta en tus servidores. En adelante seremos esclavos de mi señor, junto con aquél en cuyo poder se encontró la copa. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿Cómo nos justificaremos? ’Elohim ha descubierto la iniquidad de tus siervos. He aquí, somos esclavos de mi señor, nosotros, y también aquél en cuya mano fue hallada la copa. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Contestó Judá: '¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Cómo le hablaremos para poder justificarnos? Es Dios quien manifiesta la culpa de tus siervos. Seremos, pues, esclavos de mi señor, nosotros y también aquél en cuyo poder fue hallada la copa'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿O con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos: he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquél en cuyo poder fue hallada la copa. |
estábamos atando gavillas en el campo, y en esto que mi gavilla se levanta y se queda derecha, mientras que las vuestras se ponen alrededor y se inclinan ante la mía'.
José tuvo otro sueño, que contó también a sus hermanos: 'He tenido otro sueño: me parecía que el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí'.
Él respondió: '¡Lejos de mí hacer eso! El hombre en cuyo poder ha sido encontrada la copa, ése será mi esclavo; los demás volved en paz a vuestro padre'.
Tu siervo salió fiador del joven ante mi padre, diciendo: Si no te lo devuelvo, seré culpable ante mi padre toda mi vida.
Aquel de tus siervos en cuyo poder se encuentre la copa, que muera; y nosotros mismos quedaremos como esclavos de tu señor'.
Entonces ella dijo a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?'.
Pero ahora, oh Dios nuestro, ¿qué podemos decir? Después de tantos favores hemos abandonado tus mandamientos,
¡Oh Señor, Dios de Israel!, gracias a tu justicia hemos podido subsistir como un resto de supervivientes. Nos reconocemos culpables ante ti, somos indignos de estar en tu presencia'.
Heme aquí, mezquino soy; ¿qué puedo responderte? ¡Pongo la mano en la boca!
Absolver al culpable y condenar al justo son dos cosas que odia el Señor.
Un hombre perseguido por homicidio, hasta la tumba huirá; no se le socorre.
Así será perdonado el crimen de Jacob; éste será todo el precio del perdón de su pecado: que reduzca todas las piedras de los altares a piedras calizas pulverizadas; que no se alcen más columnas sagradas ni estelas solares.
Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, juzgad entre mí y mi viña.
A ti, oh Señor, la justicia; a nosotros la vergüenza, como ahora la soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo el país, próximos y lejanos, en todas las tierras donde los has dispersado por los delitos que cometieron contra ti.
Pero si no obráis así, pecaréis contra el Señor, y sabed que vuestro pecado pesará sobre vosotros.
Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis seréis medidos.
Pues nada hay tan oculto que no se llegue a descubrir, y nada tan secreto que no se llegue a saber.
Al oírle, se conmovieron profundamente y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: '¿Qué debemos hacer, hermanos?'.
Si dos hombres tienen un pleito, se presentarán al tribunal, que decidirá sobre ellos: se absolverá al justo y se condenará al culpable.
Pero los israelitas cometieron una falta en lo tocante a las cosas consagradas al exterminio: Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó lo que estaba consagrado al exterminio, y la ira del Señor se encendió contra los israelitas.
Josué hizo acercarse a la familia de Zabdí por individuos, y fue señalado por suerte Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá.
Adonisedec dijo: 'Setenta reyes, cortados los pulgares de pies y manos, recogían las migajas debajo de mi mesa; Dios me paga con la misma medida'. Fue llevado a Jerusalén, y allí murió.