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1 Reyes 17:18 - Biblia Martin Nieto

18 Entonces ella dijo a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?'.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Entonces ella le dijo a Elías: —¡Ay, hombre de Dios! ¿Qué me ha hecho usted? ¿Ha venido aquí para señalarme mis pecados y matar a mi hijo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Entonces ella dijo a Elías: '¿Por qué te has metido en mi vida, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para poner delante de Dios todas mis faltas y para hacer morir a mi hijo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo que ver contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y hacer morir a mi hijo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ella dijo entonces a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi para recordar mis culpas y hacer morir a mi hijo?'.

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1 Reyes 17:18
29 Tagairtí Cros  

Y Judá respondió: '¿Qué diremos a mi señor y cómo podremos justificarnos? Ha sido Dios quien ha descubierto la maldad de tus siervos. Aquí nos tienes como esclavos tuyos, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue encontrada la copa'.


Al ver los hermanos de José que su padre había muerto, se decían: 'A lo mejor ahora José nos aborrece y se cobra todo el mal que le hicimos'.


Diréis a José: Perdona el delito y el pecado de tus hermanos, el mal que te hicieron; perdona el delito de los siervos del Dios de tu padre'. José, al oírlo, se echó a llorar.


El rey dijo: 'Esto no os importa a vosotros, hijos de Sarvia. Si el Señor le ha ordenado que me maldiga, nadie podrá pedirle cuentas'.


Abisay, hijo de Sarvia, dijo: '¿Es que no va a morir Semeí, que maldijo al ungido del Señor?'.


Pero Dios dijo a Semayas, hombre de Dios:


Mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar, quemando incienso, un hombre de Dios llegó de Judá a Betel por orden del Señor,


Después de algún tiempo el hijo del ama de la casa cayó gravemente enfermo y murió.


Elías respondió: 'Dame a tu hijo'. Lo tomó del regazo de la viuda, lo subió al aposento superior, donde él dormía, y lo acostó sobre su lecho.


'¿Qué pecado he cometido para que me entregues a Ajab y me mate?


Entonces un hombre de Dios se llegó al rey de Israel, y le dijo: 'Esto dice el Señor: Ya que Siria ha dicho que el Señor es el Dios de las montañas y no el Dios de los valles, voy a entregar en tus manos a toda esa inmensa multitud, para que conozcáis que yo soy el Señor'.


Entonces le envió un capitán con sus cincuenta soldados. Llegó éste donde Elías, que estaba sentado en la cima del monte, y le dijo: 'Hombre de Dios, el rey ordena que vayas'.


Eliseo dijo al rey de Israel: '¿Qué tengo que ver yo contigo? Vete a consultar a los profetas de tu padre y a los de tu madre'. Pero el rey de Israel repuso: 'Es que el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en manos de Moab'.


y Necó mandó a decirle: '¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? No es contra ti contra quien voy; es contra otra nación con la que estoy en guerra, y Dios me ha dicho que me dé prisa. No te opongas a Dios, que está conmigo, no sea que te destruya'.


¿Cuántos son mis pecados y mis culpas? Hazme saber mi ofensa y mi pecado.


Pues dictas contra mí amargos fallos y me imputas la falta de mi mocedad;


la llevará al sacerdote y presentará por ella como ofrenda cuatro kilos y medio de harina de cebada, sin derramar aceite sobre ella ni poner encima incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda de denuncia de una falta.


Y gritaron: '¡Déjanos en paz, hijo de Dios! ¿Has venido aquí antes de tiempo para atormentarnos?'.


y empezó a gritar: 'Déjame en paz, Jesús, hijo del Dios altísimo. ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!'.


Pero Herodes, al oír hablar de esto, decía: 'Es Juan, a quien yo mandé cortar la cabeza, que ha resucitado'.


'¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús nazareno? ¿Has venido a perdernos? Sé quién eres: El Santo de Dios'.


Al ver esto Simón Pedro, cayó a los pies de Jesús, diciendo: 'Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador'.


Al ver a Jesús, se puso a gritar y se postró ante él diciendo a voces: '¡Déjame en paz, Jesús, hijo del Dios altísimo! Te ruego que no me atormentes'.


Jesús le contestó: '¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado'.


La mujer fue a contárselo a su marido: 'Me ha venido a ver un hombre de Dios; tenía el aspecto de un ángel de Dios, lleno de majestad. No le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre.


Samuel hizo lo que el Señor le había mandado. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblando a su encuentro y le dijeron: '¿Traes la paz?'.


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