Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel te hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos; escúchalos y perdona.
Daniel 6:10 - Biblia Martin Nieto El rey Darío, siguiendo el consejo, firmó el documento de prohibición. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando Daniel supo que había sido firmado ese decreto, entró en su casa; su pieza estaba en el segundo piso y las ventanas daban a Jerusalén. Tres veces al día Daniel se ponía de rodillas, oraba y alababa a Dios como lo había hecho siempre. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara alta que daban hacia Jerusalem, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como antes acostumbraba hacerlo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así, pues, el rey Darío firmó el documento con la prohibición. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que estaban hacia Jerusalén, se hincaba de rodillas tres veces al día, y oraba, y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. |
Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel te hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos; escúchalos y perdona.
toda oración, toda súplica que te dirija cualquier persona o todo tu pueblo Israel, reconociendo cada uno la plaga de su propio corazón y extendiendo sus manos hacia este templo,
Cuando tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les hayas señalado, si rezan al Señor vueltos hacia la ciudad que tú has elegido y hacia el templo que yo he construido a tu nombre,
Al terminar de hacer al Señor esta oración y súplica, Salomón se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado, y con las manos levantadas hacia el cielo,
Salomón había levantado en medio del atrio una tribuna de bronce de dos metros y medio de larga, dos y medio de ancha y uno y medio de alta. Se subió a ella, se arrodilló, y mirando al cielo, con las manos juntas oró así en presencia de toda la comunidad:
si se convierten a ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de su cautividad, a la que han sido deportados; si rezan, vueltos hacia la tierra que diste a sus padres, hacia el templo que yo he construido a tu nombre,
A la hora del sacrificio de la tarde salí de mi abatimiento y, con los vestidos y el manto rasgados, me postré de rodillas, extendí mis manos hacia el Señor, mi Dios,
Pero yo respondí: '¿Un hombre como yo darse a la fuga? ¿Qué hombre de mi condición entraría en el santuario para salvar su vida? No, no entraré'.
De David, cuando se fingió demente ante Aquís y, expulsado por él, se marchó
llevas a la ruina a los mentirosos, al hombre explotador y fraudulento el Señor lo detesta.
Venid a adorarlo, hinquemos las rodillas delante del Señor, nuestro creador.
En seguida se presentaron al rey y le dijeron a propósito del decreto de prohibición: '¿No has firmado una prohibición que todo el que en el espacio de treinta días dirija una oración a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea arrojado en la fosa de los leones?'. El rey respondió: 'Sí, así está establecido según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable'.
Rogué al Señor, mi Dios, e hice esta confesión: '¡Señor, Dios grande y terrible, que mantienes el pacto y la fidelidad a quienes te aman y guardan tus mandamientos!
Tú me arrojaste en el abismo, en el fondo del mar, y las olas me envolvieron; todo tu oleaje, todas tus ondas han pasado sobre mí.
Él dijo al hombre que tenía la mano seca: 'Levántate y ponte en medio'.
'Si uno viene a mí y no deja a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, y aun su propia vida, no puede ser discípulo mío.
Él se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y se puso a orar,
Al día siguiente, mientras ellos caminaban y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar hacia el mediodía.
No; éstos no están borrachos, como vosotros suponéis, pues son las nueve de la mañana;
Pero a mí no me preocupa mi vida ni la juzgo estimable, con tal de acabar mi carrera y cumplir el ministerio que he recibido de Jesús, el Señor, de anunciar la buena nueva, la gracia de Dios.
Pero, al pasar la semana, partimos. Nos acompañaron todos, con sus mujeres y niños, hasta fuera de la ciudad. Nos pusimos de rodillas en la playa, oramos,
Pedro y Juan iban un día al templo a la hora de la oración, a las tres de la tarde.
Ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra,
'Id al templo y anunciad con valentía al pueblo todo lo referente a esta nueva vida'.
Pedro y los apóstoles respondieron: 'Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Y puesto de rodillas, gritó con fuerte voz: 'Señor, no les tengas en cuenta este pecado'. Y diciendo esto, expiró. Saulo aprobaba este asesinato.
Pedro echó fuera a todos; luego se arrodilló y se puso a orar; se acercó después al cadáver y dijo: 'Tabita, levántate'. Ella abrió sus ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
y la mayoría de los hermanos, alentados en el Señor por mis cadenas, se muestran más intrépidos, anunciando sin temor la palabra de Dios.
Con viva esperanza confío en que en nada seré defraudado, sino que con toda seguridad, como siempre, también ahora Jesucristo será glorificado en mi cuerpo, sea por la vida, sea por la muerte.
No os inquietéis por cosa alguna, sino más bien en toda oración y plegaria presentad al Señor vuestras necesidades con acción de gracias.
Y todo lo que hagáis o digáis, hacedlo en nombre de Jesús, el Señor, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Por él ofrezcamos a Dios sin cesar un sacrificio de alabanza,es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y hallar la gracia del auxilio oportuno.
No te acobardes ante lo que vas a sufrir. El diablo va a encarcelar a algunos de vosotros; es para poneros a prueba; sufriréis una prueba de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida.
Sé dónde vives. Allí está el trono de Satanás; pero permaneces fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi fiel testigo, al que mataron en vuestra ciudad, donde vive Satanás.