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Hechos 9 - Biblia Martin Nieto

1 Saulo, por su parte, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de que si encontraba algunos que siguieran este camino, hombres o mujeres, pudiera llevarlos presos a Jerusalén.

3 En el camino, cerca ya de Damasco, de repente le envolvió un resplandor del cielo;

4 cayó a tierra y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'.

5 Él preguntó: '¿Quién eres, Señor?'. Y él: 'Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

6 Levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer'.

7 Los que lo acompañaban se quedaron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie.

8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; lo llevaron de la mano a Damasco,

9 donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión: '¡Ananías!'. Y él respondió: 'Aquí estoy, Señor'.

11 El Señor le dijo: 'Vete rápidamente a la casa de Judas, en la calle Recta, y pregunta por un tal Saulo de Tarso, que está allí en oración

12 y ha tenido una visión: un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista'.

13 Ananías respondió: 'Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y decir todo el mal que ha hecho a tus fieles en Jerusalén.

14 Y está aquí con plenos poderes de los sumos sacerdotes para prender a todos los que te invocan'.

15 El Señor le dijo: 'Anda, que éste es un instrumento que he elegido yo para llevar mi nombre a los paganos, a los reyes y a los israelitas.

16 Yo le mostraré cuánto debe padecer por mí'.

17 Ananías partió inmediatamente y entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: 'Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció en el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo'.

18 En el acto se le cayeron de los ojos como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.

19 Comió y recobró fuerzas. Y se quedó unos días con los discípulos que había en Damasco.

20 Y en seguida se puso a predicar en las sinagogas proclamando que Jesús es el Hijo de Dios.

21 Todos los que lo escuchaban se quedaban estupefactos y decían: '¿No es éste el que perseguía en Jerusalén a los que invocan ese nombre, y no ha venido aquí para llevarlos encadenados a los sumos sacerdotes?'.

22 Saulo cobraba cada vez más ánimo y tenía confundidos a los judíos de Damasco, demostrando que Jesús es el mesías.

23 Cuando pasaron bastantes días, los judíos acordaron en consejo matarlo;

24 pero Saulo se enteró de este complot. Custodiaban las puertas de la ciudad día y noche con intención de asesinarlo,

25 pero los discípulos lo descolgaron de noche por la muralla en un cesto.

26 Cuando llegó a Jerusalén, trató de unirse a los demás discípulos; pero todos lo temían, no creyendo que fuera de verdad discípulo.

27 Entonces Bernabé lo tomó consigo, lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo en el camino Saulo había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado públicamente en el nombre de Jesús.

28 Desde entonces se movía libremente en Jerusalén, hablando con libertad en el nombre del Señor.

29 Hablaba y discutía con los helenistas, los cuales intentaron matarle.

30 Los hermanos, al enterarse, lo llevaron escoltado a Cesarea y le hicieron partir para Tarso.

31 La Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría; se consolidaba y progresaba en la fidelidad al Señor, y se extendía alentada por el Espíritu Santo.

32 Pedro, que lo recorría todo, fue también a visitar a los fieles de Lida.

33 Allí encontró a un tal Eneas, paralítico, postrado en una camilla desde hacía ocho años.

34 Pedro le dijo: 'Eneas, Jesús, el mesías, te cura; levántate y haz tú mismo la cama'. Y al instante se levantó.

35 Todos los habitantes de Lida y Sarón lo vieron y se convirtieron al Señor.

36 En Jafa había una discípula llamada Tabita, que significa 'gacela', la cual se dedicaba a hacer buenas obras y muchas limosnas.

37 Por aquellos días cayó enferma y se murió. La lavaron y la pusieron en la estancia de arriba.

38 Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos enviaron dos hombres para pedirle que fuera rápidamente a Jafa.

39 Pedro se levantó y se fue con ellos. Cuando llegó, lo subieron a la estancia de arriba. Allí le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y mantos que les hacía Gacela cuando vivía con ellas.

40 Pedro echó fuera a todos; luego se arrodilló y se puso a orar; se acercó después al cadáver y dijo: 'Tabita, levántate'. Ella abrió sus ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.

41 Pedro le dio la mano y la levantó. Llamó a los fieles y a las viudas y se la presentó viva.

42 Esto fue notorio en toda Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

43 Y se quedó bastantes días en Jafa, en casa de un tal Simón, que era curtidor.

Biblia Version Martin Nieto

Evaristo Martín Nieto©

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