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Hechos 9:17 - Biblia Martin Nieto

17 Ananías partió inmediatamente y entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: 'Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció en el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo'.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: 'Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Entonces Ananías fue y entró en la casa, y después de imponerle las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció° en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Partió, pues, Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: 'Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino que traías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo'.

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Hechos 9:17
36 Tagairtí Cros  

Entonces él les dijo: 'Acercaos a mí'. Y ellos se acercaron. Él dijo: 'Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto.


Entonces le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y rezase por ellos. Los discípulos los regañaban,


rogándole con insistencia: 'Mi hijita se está muriendo; ven a poner tus manos sobre ella para que se cure y viva'.


Y no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de curar a algunos enfermos imponiéndoles las manos.


Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo.


Zacarías, su padre, lleno del Espíritu Santo, profetizó así:


Y tú, niño, serás llamado profeta del altísimo, / pues irás delante del Señor / para preparar sus caminos, /


¡Ahora llega ese hijo tuyo, que se ha gastado toda su fortuna con malas mujeres, y tú le matas el ternero cebado!


En cambio, tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Convenía celebrar una fiesta y alegrarse'.


En la ciudad de David hoy os ha nacido un salvador, el mesías, el Señor.


Él ha enviado su palabra a los israelitas anunciando la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.


Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.


Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.


Cuando Pablo les impuso las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar.


Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse.


Ellos, al oír todo esto, alabaron a Dios, y dijeron a Pablo: 'Ves, hermano, cuántos millares de judíos han creído, y todos siguen siendo fieles observantes de la ley.


Yo dije: ¿Quién eres tú, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.


Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.


los presentaron a los apóstoles, los cuales, después de orar, les impusieron las manos.


Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.


En el acto se le cayeron de los ojos como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.


Por tanto, acogeos unos a otros, como también Cristo nos acogió para gloria de Dios.


El primer hombre, sacado de la tierra, es terrestre; el segundo, por el contrario, del cielo.


y después de todos, como a uno que nace antes de tiempo, también se me apareció a mí.


¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿Es que no he visto a Jesús, Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?


No descuides el carisma que has recibido y que se te confirió en virtud del Espíritu, cuando te impusieron las manos los presbíteros de la Iglesia.


No impongas a nadie las manos sin haberlo pensado muy bien; no te hagas cómplice de los pecados ajenos. Consérvate honesto.


Por eso te recomiendo que reavives la gracia de Dios, que te fue conferida por la imposición de mis manos.


no ya como esclavo, sino como un hermano querido, que lo es muchísimo para mí, ¡cuánto más debe serlo para ti como persona y como cristiano!


de la doctrina sobre los bautismos y la imposición de las manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.


Tened en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación, como ya os lo escribió nuestro queridísimo hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le ha dado;


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